La Monogram no quería ser menos en la Carrera Espacial cinematográfica y se apunta con una producción en Cinecolor producida por el que sería uno de los peces gordos del Hollywood de la época post-Estudios: Walter Mirisch. Aprovechando sobras de otras películas, se crea un producto protagonizado por uno de los reyes del cine trash y el peplum barato: Cameron Mitchell, un buen actor que siempre se conformó con poco (coñe, es que incluso sale en Supersonic Man/I wanna be/it¨s suppa-free!) y un reparto formado por luminarias de la serie B epocal, conocidas en EE.UU. pero no aquí. Dicen que está inspirada en Aelita, con ligeros elementos de Cohete K1. Desde luego, en argumento es casi idénica a la peli rusa, casi un remake.
En el aspecto técnico, todo mediocre (FX normalillos tirando a malotes, la fotografía no está mal, los planos de truca no dan la sensación de que la nave no se mueve etc.) lo que dado el presupuesto es un elogio. El vestuario es un caso aparte, como veréis en ¨curiosidades¨.
La verdad es que es muy lenta y se hace pesada, y no logra mantener el interés del espectador.
Críticas: 2
TANO
5
Otra más de ciencia ficción de los 50 que veo, y es que me encantan.
Cuenta con todo lo típico de este tipo de pelis: gran parte del metraje centrado en los aspectos científicos totalmente inventados por el guionista de turno y que hoy día nos hacen echarnos las manos a la cabeza, científicas en minifalda, que están ahí ¨porque sus conocimientos son muy necesarios¨, pero que en fondo salen básicamente para hacer bonito. efectos especiales reguleros, y una historia sencilla pero eficaz.
Muchas se hicieron en esta época, algunas peores y otras mejores, y hasta algunas realmente buenas. En este caso, aprueba y poco más.
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