Ficha Captain Harlock: La Arcadia de mi Juventud

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Críticas de Captain Harlock: La Arcadia de mi Juventud (2)




Mad Warrior

  • 8 Jan 2022

9



Lejos de universos de maldad, corrupción y miseria, de todos aquellos seres que atentan contra la libertad y emociones del espíritu, surca el capitán Harlock los confines de las estrellas, a bordo de su Arcadia, como el mayor justiciero que jamás conoció la galaxia.
Porque mientras le quede aliento vivirá libre bajo su propia bandera...

Antes de que ¨Dragon Ball¨ cambiara por completo la perspectiva internacional en cuanto a aceptar en un rango mayor las series de animación provenientes de Japón, ya llevaba dos décadas haciendo furor el capitán Harlock; y en el suyo, desde su aparición, más como un verdadero símbolo que como un personaje de una serie de acción cualquiera. Amante de H.G. Wells desde sus tiempos de juventud, el sr. Akira ¨Reiji¨ Matsumoto es su artífice, destacando con un estilo muy particular y unos personajes realmente complejos que apartaba su manga de otros de caracteres más arquetípicos.
Puede que la obra original se mantuviera publicándose tan sólo dos años, pero generó una amplia sucesión de adaptaciones en el terreno de la animación, siendo la primera aquella serie de 1.978 (mientras el cómic aún se escribía), revolucionaria en ciertos aspectos y dirigida por Shigeyuki ¨Rintaro¨ Hayashi principalmente, quien entró en conflicto con Matsumoto debido a su diferencia de opiniones y enfoques; algo más tarde se preparó desde el seno de Toei otra revisión de la historia y sus personajes, con un experto del medio a la dirección y colaborador del autor: Tomoharu Katsumata (el responsable de ¨Mazinger Z¨, nada menos).

Pero es curioso que no empecemos con Harlock, propiamente dicho, sino con un ancestro suyo, valiente piloto en un pasado desconocido cuya alma se haya ligada a su vehículo a través de un incansable surcar por los cielos; florece el estilo conmovedor del mangaka, así como la máxima de su creación: glorificar la libertad y el espíritu de combate por encima de todo. Se acaba este prólogo fantástico, que además nos brinda una excelente fotografía y composición del entorno, como el capítulo de un libro, y teniendo en cuenta que eso de respetar la continuidad no es propio de las adaptaciones animadas, ésta no va a ser una excepción.
Pues la trama y sus personajes no son exactamente los mismos que en la serie o el manga; de hecho viajamos a un tiempo pretérito donde Harlock aterriza en un planeta Tierra post-apocalíptico, condenado a la esclavitud y la decadencia por una raza despiadada de alienígenas, los Illumidas (en reemplazo de los Mazone), lo cual pudiera hacer alusión a los horrores y humillaciones de Japón durante la ocupación estadounidense (si bien es algo que tristemente se ha ido repitiendo a lo largo de los siglos en nuestra civilización con las conquistas).

El director nos lanza entonces al singular imaginario de Matsumoto, oculto entre tinieblas, unos exteriores e interiores saturados de espacios en negro y perfilados sobre colores deprimentes; las distintivas figuras humanas algo deformes del manga se mueven como fantasmas a través de esta tierra futura hecha pedazos donde la esperanza no puede germinar. Harlock es por tanto el aliento que insufla valor a los caídos y el puño que aplasta la injusticia; paradigma del héroe trágico, romántico y defensor de las causas nobles, nos embarcaremos junto a él en una peripecia de grandes proporciones, junto a otros conocidos (Miime, Emeralda o Tochiro, de quien se revela un importante pasado común con el anterior).
Durante su desarrollo, que cruza batallas en otros planetas y contra los conquistadores Illumidas, a la rebelión social para alcanzar ya no sólo la plena libertad sino la oportunidad de demostrar a los vencedores el significado de piedad y humanidad, se une un gusto exquisito por la introspección psicológica y emocional de los protagonistas, ciertamente sombríos y esbozados según un amargo determinismo fatalista, pero al estilo romántico; toma vital importancia no sólo valores como la amistad, la honestidad, la nobleza, y la creencia en la libertad individual, sino también el amor.

Y ahí somos partícipes del desgarrador romance vivido entre Harlock y Maya, que con su rostro delicado y figura lánguida parece estar idealizada, cual diosa del coraje y la esperanza; esta simbología se extiende, cómo no, a la misma Arcadia, aquí nave construida por Tochiro y heredera en esencia de aquellos lugares idílicos y de absoluta paz espiritual imaginados en el arte renacentista y romántico, que sirve a Harlock de vehículo para extender su ideal de una existencia consagrada a los principios de independencia plena y a combatir la maldad y el sometimiento de los débiles.
Hasta un clímax de acción trepidante con la batalla entre las naves de Harlock y Zeda que tanto nos recuerda a la ¨space opera¨ de Lucas, nos vemos inmersos en una historia que rebosa melancolía y oscuridad, y que a veces decide prestarse al exacerbado sentimentalismo, para resaltar el tono trágico tan propio de Matsumoto, tomando protagonismo los amores imposibles y las traiciones entre individuos de la misma raza. Por tanto no cuesta sucumbir a la lágrima fácil en ciertas secuencias memorables (sobre todo las inmediatamente anteriores y posteriores al exilio voluntario al que se lanza Harlock, pajarraco negro al hombro incluido, y sus amigos).
Y más aún si están acompañadas por la brillante partitura del genio Toshiyuki Kimori.

Pretendidamente épica, grandilocuente y dirigida al corazón y al alma, pero con la clara seguridad de poder partírnoslos por la mitad, la obra de Katsumata sobrevive como un capítulo aparte de la seminal serie, alzándose contra el tiempo y entre los muchos títulos esenciales que jalonaron el universo del anime en los 80, prosiguiendo con la leyenda como la Arcadia por los recovecos del universo: infatigable.
Si pensábamos que Harlock ya no era más que un mito del cómic o la animación, Shinji Aramaki no pudo ofrecernos mejor réplica resucitando la saga, de manera espectacular y muy cara, allá por 2.013.



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Parnaso

  • 14 Aug 2018

7


Interesante anime. El capitán Harlock es un personaje con chicha. De joven pilotó un avión llamado Arcadia para combatir en la II guerra mundial, allí conoce a un mecánico que pasadas unas cuantas generaciones ¨vuelven a coincidir¨. El mecánico crea una súper nave que le es otorgado a Harlock para ser utilizado en una misión interestelar. La tierra está colonizada por los Iluminus que tienen sometida a la raza humana y tienen como ayuda a los habitantes de Tocarga, un planeta que ha quedado desolado y de la cual Harlock y compañía pretenden salvar a quienes aún residen ahí y llevarlos a la tierra, después Zeda, el mandamás de los Iluminas le insta a Harlock a luchar contra él y esta se convierte en un circo porque resulta que Zeda le concede la victoria así sin más... Por otro lado, el cambio drástico del protagonista que surge en los últimos minutos del film es de traca, se vuelve un egocéntrico megalómano. Lo cierto es que la cinta es algo liosa en cuanto a Iluminos y Tocarga se refiere ya que en mi opinión, no queda claro del todo. Aun asi la cinta es interesante, de esas pelis que han de verse unas cuantas veces para sacarle bien el jugo y quedarte bien con los datos.



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