NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTE SOLO
Película a mi parecer injustamente olvidada y postergada en un rincón oscuro a saber porque...No entiendo como no tiene más renombre esta cinta dirigida por Pedro Olea donde aparecen como protagonistas indiscutibles un perfecto José Luis López Vázquez interpretando a un hombre gris y taciturno rezumando todo tipo de sentimiendo oscuro,que vive su fantasía en una casa apartada con la única compañía de una muñeca hinchable a modo de reemplazo de su mujer,y a una sensual y preciosísima Carmen Sevilla interpretando a una mujer sibilina y maquiavelica que urde un semiplan para hacerse con la casa de José ya que está malvive.
Pues bien,la cinta engancha desde el principio por la manera en la que está imprimido el guión y por el ritmo que lleva la misma perpetrando logrados momentos oscuros y melancólicos con lo que uno puede sentir la incomodidez,la nostalgia,la tristeza e incluso el acorralamiento que sufre José en su propia casa.La música a cargo de Alfonso G. Santisteban acompaña perfectamente la cinta y crea un perfecto ambiente tan oscuro como íntimo.Y la escena final me parece memorable.Grande!
Sin duda una pedazo de joyita española a la que reivindico su merecido puesto.
Primera critica. Un excepcional José Luis Lopez Vazquez que le da un brillante realismo a su personaje ligeramente desquiciado junto con acompañantes muñecas. Junto a el una sensual Carmen Sevilla que muestra sus dotes de actuación y encaja perfectamente en este film de Olea, que aunque no tiene demasiada acción está mas que conseguido. Uno llega a meterse en el papel de Martín que acaba obsesionado en su mundo de fantasía.
Un film a descubrir de Pedro Olea, muy serio en todas sus partes.
Críticas: 3
Miguel Arkangel
7
El director Pedro Olea reflexiona sobre los traumas, la obsesión, el fetichismo y en especial sobre el eterno miedo del hombre, la soledad.
Martín Freire (José Luis López Vázquez), es un alto ejecutivo de una empresa naviera que al quedarse viudo reemplaza a su esposa fallecida por un maniquí, con la que convive, conversa y mantiene intimidad en su casona. Una relación perversa, que provoca que se siente atraído hacia otras “mujeres” de plástico, como los maniquíes en un escaparate, o incluso compra otro maniquí para que le haga compañía a su amada. Las cosas se complican cuando su única vecina, una prostituta llamada Lina (la siempre maravillosa Carmen Sevilla) que vive con su hija pequeña, Cati y su abusador proxeneta, descubre su secreto y decide chantajearlo.
Este psicodrama fascinante nos plantea las consecuencias de nuestras costumbres sociales y privadas, sobre las consecuencias de esconder o no nuestros placeres más íntimos, para no ser señalado por el dedo acusador de la sociedad, que presiona y atormenta, peor en una sociedad vertical y mojigata como la España heredera del franquismo.
Muchos viven en secreto comportamientos “diferentes”, incluso los moralmente más perversos y mezquinos. Oleas logra una película que describe una sociedad aparentemente próspera, pero en realidad gris, opresiva, sórdida y asfixiante, donde la maldad, el arribismo, los desvaríos y la hipocresía reinan.
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