Una palabra: decepcionante. Vano intento de hacer algo diferente pero que al final queda en agua de borrajas.
Aparte de unos minutos iniciales sublimes con esa intrigante secuencia en el bosque, la cinta no tiene nada más que ofrecer, es un sinsentido tras otro en donde la falta de un guión sólido y medianamente comprensible la convierte en una de las sucesiones de imágenes más aburridas que se hayan visto.
El ritmo tampoco ayuda, ya no solo por la tranquilidad con la que empeña en contar nada, sino por los tremendos cortes entre escena y escena. Se ve que el que realizó el montaje no cobraba lo suficiente.
De traca también son los personajes, que encima de ser pocos no podían estar peor definidos. El padre tiene la personalidad de una patata y la madre roza la bipolaridad, en unos momentos parece que odie a muerte a la hija (algo comprensible nada más abre la boquita la chiquilla) para en otros comerla a abrazos, vamos lo idóneo para entretener al personal. Aunque si hay algo todavía mejor son los diálogos, que como todo en esta película no hay por donde cogerlos ni aunque te empeñes. Horrendos.
Se salva únicamente la banda sonora y la ambientación, que, comparados con el resto se merecen un premio.
Viendo el comienzo uno espera un peliculón, pero tiene trampa. Aguantar hasta el final es todo un reto y como se intente darle un sentido el cerebro puede implosionar. Bien está perdida en el baúl de los recuerdos.
Interesante y extraña cinta inglesa que propone una historia bastante sencilla pero algo hermética, ya que no nos dan ninguna explicación sobre lo que origina el mal ni apenas pistas sobre su naturaleza o forma de actuar. A pesar de esto, nos encontramos totalmente absorbidos por una trama repleta de situaciones oníricas, premoniciones y malos presagios.
Tras un fantástico comienzo, con una secuencia magistral en la que vemos desaparecer a una adolescente en el bosque, la película entra en una fase algo estática y de ritmo muy pausado, algo que se mantiene ya todo el tiempo y que es perfectamente adecuado a la historia que cuenta. La segunda parte del film es casi una road movie y contiene otro gran momento en el desenlace, puede que algo surrealista si se quiere, pero casi tan impactante como el del comienzo.
Los interpretes cumplen con corrección, destacando Edward Woodward, recordado siempre por su mítico personaje del sargento Howie en ¨The Wicked Man¨, mientras que el director, Lindsey C. Vickers que hacía su primera y última película hasta la fecha, consigue sobre todo crear una gran atmósfera, oscura y agobiante, además de regalarnos algunas secuencias, especialmente la del comienzo, dignas de elogio. Una buena fotografía, aunque algo oscura en ocasiones, y una competente banda sonora de Trevor Jones completan un film que se recomienda por sí solo, sobre todo para los que piensan que el terror ochentero no salía nunca de determinadas pautas y, por supuesto, para los buscadores de rarezas.
Críticas: 3
gines
7
Estamos ante un telefilm británico estupendo y que atrapa desde el principio hasta su desenlace, con un comienzo/arranque para recordar.
Una historia que transcurre lenta, pero que no defrauda, no voy a comentar nada importante para no chafar ni un ápice del telefilm, pero los sucesos que se dan son para ver y disfrutar (hay escenas y situaciones que a día de hoy darían mucho que hablar), puede que al principio uno ande despistado, pero luego se atan cabos hasta llegar a su curioso y llamativo final.
Me ha agradado mucho esta peli, una de las favoritas del director Guillermo del Toro.
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