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Una portada chulísima y un argumento que me llamó enormemente la atención, consiguieron que me hiciera con esta película para disfrutarla creyendo haber dado con una de esas joyitas escondidas que hay por ahí y que se disfrutan muchísimo pese a ser totalmente desconocidas... pero a la hora de la verdad, la película deja bastante que desear.
Tenemos una especie de cyborg creado en la segunda guerra mundial que despierta en los 90, tenemos a dos supersoldados inmortales que escaparon en aquel tiempo y ahora han vuelto dispuestos a parar al poderoso robot, tenemos una discoteca, en la que esperamos que haya una tremenda matanza, tal y como parece prometer el título...
Y nos encontramos con que el cyborg es un tio disfrazado de forma bastante regulera, que no tiene, por ejemplo, armas implantadas, sino que el robot lleva ametralladoras y dispara con ellas como cualquier persona (y no tiene un sable láser, no, es una katana normal y corriente)... y lo peor es que la discoteca sale de fondo, solo al principio, y cuando el robot aparece, ya la han cerrado (a las 12 de la noche??) y lo que vemos son gente (poquita) en el parking del edificio.
Menuda desilusión. La peli además, pese a tener algunos muertos y bastante acción, tiene un ritmo muy irregular que acaba haciéndose pesado, con diálogos de besugo y poca chicha. Menudo fiasco de película.

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