¨Secuela¨ de ¨La Mujer Pantera¨ que poco tiene que ver con su predecesora; de hecho, La Mujer Pantera ni siquiera aparece y tampoco la nombran.
La cinta es sumamente ingenua debido a la época (yo no tengo nada contra el cine clásico. De hecho, uno de mis géneros preferidos es el Cine Negro y otro el Western).
De todas formas tiene méritos: está bien actuada y la fotografía es excelente. Tampoco aburre del todo debido a su poca duración pero está al borde de hacerlo.
No la recomiendo, la primera es algo mejor...

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La pareja que quedó de la primera parte tiene una hija medio chiflada que no sabe discernir entre realidad y ficción, y marginada por los otros chavales que se imagina amigos y ve muertos, en este caso el fantasma de Irina, la mujer pantera. Caerá la niña bajo el influjo de la maldición serbia?

Los tres protagonistas principales están bien en sus papeles: Alice (muy bien Jane Randolph) sigue siendo simpática y espabilada, Ollie (Kent Smith, que le pone al papel una tensión que amenaza con liberarse en cualquier momento) se ha convertido en un padre paranoide obsesionado con la muerte de Irina, y el fantasma de Irina

Pero la nena es el problema de la película. Al contrario que en otras producciones de niños y monstruos como E.T. o El Sexto Sentido, donde se crea habilmente un vínculo espectador-chaval, la niña resulta de lo más repelente, y uno comprende por qué está tan marginada: porque como personaje es medio idiota, la cría. Y no. No es culpa de la pobre Ann Carter, que tuvo una magnífica y envidiable carrera y aquí lo hace tan bien como sabe, sino por el guión endeble, vendido como una auténtica secuela a ¨La Mujer Pantera¨, siendo más un spin-off al estilo ¨Willard-Ben, la rata asesina¨. Más allá de eso, admito que mantiene bastante la tensión.

En los papeles secundarios detacan la eterna villana de las producciones de Val Lewton, Elizabeth Russell y el gran cantante de calypsos Sir Lancelot, que se deja de zombis, hace de mayordomo y canta un poquito. Tenía buena voz, el tipo, pero el papel, de nuevo, es un puro esterotipo del negro gracioso, lo cual limitaba las cualidades de estos actores.

A Robert Wise y Gunther Von Frisch les faltaba experiencia aún, y se nota. Wise sería un director glorioso y amado por los que amamos la fantasía y la ci-fi, y los fans de los musicales, pero Von Frisch no tendría una carrera muy destacada.

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Que gratas sorpresas se encuentra uno a veces, en una página de cine fantástico y de terror como esta. Y en esta ocasión, se encuentra con una sorprendente y agradable secuela, que viene siendo, ni más ni menos, que un melodrama fantástico (en sentido literal y figurado, por supuesto). Si la primera, ya rayaba a gran altura, esta también (a mi, incluso me ha gustado más). El importantísimo nexo de la historia?? Las fantasías que se ciernen sobre las mentes infantiles, y la necesidad e importancia de mantenerlas (que la infancia no dura toda la vida y es importante mantener la ilusión y la creatividad mental). Es una película, que a algunos puede resultar empalagosa (eso depende de la sensibilidad de cada uno y no afecta, como en mi caso, que uno disfrute del horror más cruel o más gore, para emocionarse con unos personajes, como la niña, su madre y la ancina, que rebosan ternura y complicidad a partes iguales. Así de chulo lo digo). Una película, para emocionarse y creer en la fantasía. Aviso para navegantes: terror cero.

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