Otra creature feature clásica dirigida por Eugene Lourié, que ya nos legó “El monstruo de tiempos remotos”, peli seminal de los de los kaiju eiga o monster movies, y aquí me dejo de extranjerismos que perece que esté hablando en esperanto.

Si bien está protagonizada por intérpretes poco conocidos en España con la excepción de la breve aparición de Ross Martin (el popular Artemius Gordon de la serie “Jim West”), el reparto sí que contiene intérpretes de carácter a destacar, como Mala Powers, el veterano Otto Kruger o Robert Hutton (al que vemos bastante en películas de por aquí) y el niño Charles Herbert, muy expresivo, al que también veremos en “La mosca” y - en su mejor actuación en el fantástico - en “13 fantasmas” o junto a Cary Grant y Sofía Loren en “Cintia”. De hecho, el actor menos destacado del reparto es el protagonista. En general, las interpretaciones son buenas y adecuadas, en especial la de Kruger como un pobre hombre enloquecido por su desgracia y va a provocar todo el follón. Pasando de la frialdad a la chifladura total en cuestión de décimas, demuestra sus tablas y se convierte en la principal atracción de la peli hasta la aparición del monstruo.

Tras ser testigos de una de las muertes más tontas de la historia del cine fantástico (jodío niñato, te podías meter tu juguetito en el culo, ¿no? El pequeño Charles Herbert hace una muy buena actuación y nos sabe transmitir el sentimiento de culpa del crío) para mostrarnos cuán buen hombre es el tipo que se transformará en monstruo (un premio Nobel DEMASIADO buen padre de familia) asistimos al nacimiento de una especie de mezcla entre monstruo de Frankenstein y jugador de fútbol americano que ha constituido un icono para los fans del cine de monstruos de la época. Un monstruo inteligente, sensible y desdichado que escapa a su propio control y al de los otros, enloqueciendo solito y convirtiéndose en un auténtico psicópata.

Técnicamente es una buena película, donde sobresale una banda sonora tétrica, sombría y pesada, interpretada solo a piano - al que Van Cleave da unos porrazos tremendos – como si del acompañamiento de una película muda se tratara, que enfatiza las escenas de impacto y el drama más que eficientemente. Los efectos de sonido también juegan su parte: el Coloso lanza unas cacofonías que ponen la piel de gallina (la voz de Ross Martin, muy deformada). FX escasísimos pero eficientes.

En suma, una muy buena película de monstruos que ningún fan del fantástico cincuentero debe perderse... Y que los fans del fantástico en general deberían disfrutar sin sentirse culpables.

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