Ficha El flautista de Hamelín

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Críticas de El flautista de Hamelín (3)




Parnaso

  • 7 Nov 2023

8


Película checa, diría que de culto, que no ha trascendido como debiera, que las hechuras son prodigiosas, pareciendo los escenarios grisáceos diseñados por el propio Gaudí, que los edificios siendo torcidos y ciertamente amorfos, fascinan, en tanto que el desarrollo de la versión es un tanto siniestra al tiempo que hechizante. Tengo a bien recompendarosla.



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mahotsukai

  • 19 Nov 2021

10



Obra maestra absoluta de la animación stopmotion europea, dirigida por el maestro checoslovaco Jiří Barta.

Un misterioso flautista tomará venganza contra los habitantes de una ciudad después de que ésta se negara a pagar sus servicios al deshacerse de una plaga de ratas.

La historia de la industria de animación checa se remonta a la antigua Checoslovaquía de los 1920 cuando se realizaron los primeros trabajos enfocados a la publicidad de productos y al público infantil y uno que otro trabajo experimental como “Myšlenka hledající světlo” (“Pensamiento en busca de la luz”, 1939) de Karel Dodal e Irena Dodalová. Sin embargo, en 1945 los maestros titiriteros Eduard Hofman y Jiří Trnka fundaron la escuela de animación poética Bratři v triku y con ello iniciaron el boom de la animación checa con obras como “Zvířátka a petrovští” (“Petrovsky y los Animales”, 1946) de Jiří Trnka (ganadora de un premio en el Festival de Cine de Cannes), “Špalíček (¨El Año Checo”, 1947) y “Císařův slavík” (“El Ruiseñor del Emperador”, 1949) de Jiří Trnka y Miloš Makovec. De esta primera generación destacarán, además de Trnka, Břetislav Pojar (“O sklenicku vic” o ¨Un vaso es demasiado¨, 1953), Zdeněk Miler (“Krtek” o “El Topo”, 1954), Josef Kábrt (“Svatební košile” o “La Camisa de Bodas”, 1978), Karel Zeman (“Čarodějův učeň” o “El Aprendiz de Brujo”, 1977) y Hermína Týrlová (“Hvězda Betlémská” o “Estrella de Belén”, 1970). De una segunda generación irrumpirán posteriormente Jan Švankmajer (“Alice” o “Alicia”, 1988), Vera Neubauer (“The World of Children”, 1984), Lubomír Beneš (“…a je to!” O “... ¡eso es!”, 1979–1985) y el propio Barta.

Luego de una dilatada y exitosa carrera como animador de cortometrajes con la técnica de stopmotion con obras como “Zaniklý svět rukavic”, (“El Mundo Perdido de los Guantes”, 1982) y “Balada sobre la Madera Verde” (“Balada o zeleném dřevu”, 1983), el talentoso y legendario animador Jiří Barta se embarcó en un ambicioso proyecto de animación basado en el antiquísimo y antológico cuento clásico “Der Rattenfänger von Hameln” (“El Flautista de Hamelín”, 1284) recopilado por primera vez por los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm en el primer volumen de los “Deutsche Sagen” (“Leyendas Alemanas”, 1816), que a la postre se convertiría en su primera película de animación stopmotion y una de las más extraordinarias obras de esta técnica en la historia del cine moderno. Aclamado por la crítica y decenas de festivales europeos, el film terminaría por encumbrarlo como una de las leyendas vivientes de la animación europea de la segunda mitad del siglo XX, seguido de otros destacables cortometrajes como “Klub odlozenych” (“El Club Diferido”, 1989) y Golem (“El Golem”, 1993).

Los orígenes de “Krysař” (1986), que puede traducirse al español como “El Cazador de Ratas”, se remontan a inicios de 1984 cuando Barta finalmente se decidió a concretar un viejo proyecto cinematográfico que consistía en realizar una oscura y expresionista versión en stopmotion del clásico cuento medieval, que capturara el espíritu germano del relato, pero para lo cual también se basó principalmente en la versión que el novelista y poeta nacionalista checo Viktor Dyk plasmó en “Krysař” (1915). Por aquellos años, la industria checoslovaca de animación gozaba de un prestigio internacional formidable gracias a una segunda generación de realizadores entre ellos Jiří Barta, todos herederos de una rica y sólida tradición de animación inaugurada por el legendario artista Jiří Trnka, pero al mismo tiempo continuaba sometido a la censura del Partido Comunista Checoslovaco, que financiaba prácticamente todos los films del país, incluida a la productora Kratky Film fundada en 1946 y especializada en animación televisiva para niños.

Guionizado por el director y animador checoslovaco Kamil Pixa (“Malá carodejnice” o “La Brujita”, 1984), el guión de “Krysař” (1986) sigue los componentes básicos del relato medieval que ha llegado a nuestros días, pero con el aliciente de que lleva a cabo un contundente, complejo y metafórico retrato de una ciudad de Hamelin sumida en la más oscura y asquerosa corrupción. De esta forma, siguiendo la obra de Dyk, la historia se sumerge y explora la inmunda mentalidad de sus habitantes a través de una explícita representación de sus conductas miserables, egoístas y codiciosas, como si se tratase de una alternativa a la Antigua Babilonia o Sodoma y Gomorra. Hay varias secuencias magistralmente rodadas en las que observamos cómo cada habitante de Hamelín se las arregla para sacar el mejor provecho y engañar al prójimo, como el mercader chino que entrega la mitad del peso a su compradora, varios compradores que obligan a sus vendedores a venderles sus productos a precios irrisiblemente bajos, un comerciante de telas que engaña a sus clientes con telas de baja calidad mientras guarda las caras debajo de su cama y un joyero que no pierde oportunidad para realizar abusos sexuales en contra de sus compradoras.

De hecho, tal es la corrupción de Hamelín, a todo esto, inmersa en una evidentemente alegoría del capitalismo más cruel y puro, que la sociedad en su conjunto no ha demorado en convertirse en una caricaturas obscena y monstruosa de lo que es la humanidad y, paradójicamente, se ha dado cuenta demasiado tarde de la existencia de ratas en la ciudad. Literalmente azotada por una plaga de ratas, la ciudad será sometida a una suerte de castigo divino en la que lejos de preocuparse por la suciedad y la peste, sus habitantes presencian horrorizados cómo estos mensajeros del mal augurio parecen obstinados en arrebatarles lo único que les importa, el dinero, las joyas y la comida. Hasta este momento, prácticamente la mitad de sus 53 minutos de metraje, Barta ha desarrollado con total maestría un relato sin siquiera recurrir a diálogos, ni siquiera una palabra, si acaso a un lenguaje inventado a partir del alemán medieval consistente de gritos, gruñidos y gestos desproporcionados, para reflejar la naturaleza animal de estos personajes miserables y decadentes.

La segunda parte del film introduce al icónico flautista misterioso que llega a Hamelín a ofrecer sus servicios para eliminar la plaga de ratas a cambio de 1.000 monedas de oro. El legendario personaje, del cual se cuenta regresó para vengarse de Hamelín al negarse el Consejo Municipal a pagarle, llevándose a todos los niños del pueblo, en esta ocasión concretará una magistral y, al mismo tiempo, metafórica revancha al convertir literalmente a los habitantes adultos en ratas antropomórficas o humanos zoomórficos (según se le mire, ya que observaremos seres con cabeza humana y cuerpo de rata, y viceversa). El hecho de que en el film no haya niños y niñas, además, refuerza la idea de que en este pueblo no hay cabida para ningún atisbo de pureza siquiera, los únicos dos personajes que escapan de toda esta inmundicia y corrupción son un viejo pescador y Agnes, interés amoroso pasajero del flautista, la cual para mayor resonancia discursiva de la podredumbre social de Hamelín termina no sólo siendo acosada por el joyero, sino que violada y asesinada por éste y un grupo de sus amigos borrachos.
Por otra parte, y desde un punto de vista plástico, “Krysař” (1986) es una verdadera gozada. El film está fuertemente influenciado por los principios estéticos del Expresionismo Alemán y el Arte Medieval Gótico. Diseñado por el propio futuro director de “Na půdě aneb Kdo má dneska narozeniny” (“Aventuras en el desván, ¿quién cumple años hoy?”, 2009), su puesta en escena está sobrecargada de escenarios inextricables, calles serpenteantes y edificios retorcidos que recuerdan a clásicos absolutos del Expresionismo Alemán como “Das Cabinet des Dr. Caligari” (“El Gabinete del Dr. Caligari”, 1919) de Robert Wiene y “Der Golem, wie er in die Welt kam” (“El Golem, de cómo vino al mundo”, 1920) de Paul Wegener y Carl Boese. Asimismo, el posible advertir fuertes influencias del gótico como las puertas ojivales, los arcos apuntados, bóvedas de crucería o nervadas en los interiores, detalles de contrafuertes y arbotantes, vidrieras y ornamentales como gárgolas y seres diabólicos prestos para saltar sobre los impuros y libertinos habitantes de la ciudad.

Inspirado en el trabajo de animadores diversos como su compatriota Jan Švankmajer, el ruso Yuriy Norshteyn y el estonio Priit Pärn, todo este diseño maravilloso se vuelve aún más descomunal y majestuosamente siniestro gracias a la estupenda fotografía de Vladimír Malík (Serie “Pat y Mat”, 1981-1982) e Ivan Vít (“Na půdě aneb Kdo má dneska narozeniny” o “Aventuras en el desván, ¿quién cumple años hoy?”, 2009), quien saca el mejor provecho estructuras, engranajes y las marionetas diseñadas en boceto y arcilla por Barta y fabricadas y mecanizadas por maestros talladores expertos en madera, utilizando diversos planos de filmación, algunos de ellos en primerísimo primer plano para, a través de un excepcional uso del claroscuro, lograr que expresen sentimientos y sensaciones a pesar del inerte material del cual están hechos. A propósito de las figuras de madera, éstas fueron diseñadas de diferentes tamaños en 3D de 1 a 60 centímetros, siguiendo la lógica del arte medieval de proyectar importancia del objeto de acuerdo a su tamaño, salvo algunos segmentos relacionados con el escudo de la ciudad en los que se emplearon modelos en 2D, inspirados en la pintura medieval sobre madera del flamenco Jan van Eyck.

Otro elemento destacable es su música, a cargo de Michael Kocáb, ex líder de la banda de culto Pražský výběr, disuelta y declarada ilegal por el Régimen Comunista Checo, y posterior Ministro de Derechos Humanos y Minorías. Poderosa, sugerente y diversa, Kócab regala una partitura esencialmente oscura y siniestra en todas sus variantes, ya sea para sugerir misterio u horror derechamente, a través de distintos instrumentos que van desde la flauta dulce y laud medievales a la guitarra eléctrica y sintetizadores modernos. La dirección musical fue asumida por Miroslav Jirounek (“Dva lidi v zoo” o “Dos personas en el zoo”, 1989).

“Krysař” (1986) tardó más de 2 años en realizarse, incluyendo las etapas de preproducción, rodaje y postproducción, agregándose en esta última etapa el sonido y las voces de los actores Oldřich Kaiser, Jiří Lábus, Michal Pavlíček y Vilém Čok.

El film se estrenó el 10 de mayo de 1986 en el Festival de Cannes en su sección “Un Certain Regard” y el 1° de septiembre del mismo año en Praga, Checoslovaquia. Como ya señalé, fue ampliamente aclamado por la crítica y ganador del Premio ¨Golden Mikeldi¨ en el Festival Internacional de Documentales y Cortometrajes de Bilbao de 1986.

En resumen, una verdadera obra maestra de la animación stopmotion, con una narrativa rica en matices y metáforas, un lenguaje visual oscuro y grotesco, una atmósfera siniestra y una factura técnica realmente impresionante.



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spargo

  • 8 Feb 2011

7


Interesante film mudo entremezclando stop-motion y otras tantas tecnicas animadas.
Una curiosa version del clasico de Browning,con momentos graciosos y otros dramaticos,pero sin novedad de principio a fin,como ya todos conocemos.
Original propuesta de variopintos estilos como el expresionismo aleman y la influencia medievo-gotica.



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Críticas: 3


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