En mitad de los falsos avisos nucleares y los grandes desarrollos tecnológicos, en mitad de la carrera armamentística más megalomaníaca entre potencias mundiales, sobresale el morro de una de las supuestas maravillas de la ingeniería aérea: el ¨Firefox¨.

Es además uno de los momentos más extraños en la filmografía de Clint Eastwood. Esa década de los 80, pese a ver un retorno magistral a los conocidos terrenos del Far West y el rescate, algo escabroso, de uno de sus míticos papeles heróicos, es un paréntesis de experimentación entre los 70 y los 90; se atrevió con el bélico, con dramas de carga intimista y existencial, con comedias de acción, y, en este caso, con el ¨thriller¨ de espionaje. Tras verse inmerso en la lectura de la más célebre obra de David Craig Thomas, arriesgará un presupuesto inusualmente alto y la inclusión de complejos efectos visuales.
Inspirada en el diseño de un caza soviético (el MiG-25) en los instantes más tensos de la Guerra Fría cuyos rumores lo trataron de ¨arma sofisticada¨ incluso antes de conocerlo realmente, la aventura de su novela tergiversa su robo y la deserción a bordo de él de un piloto de combate soviético hasta tierras niponas; más tarde dicho avión no pasó de ser un puro interceptor, un ¨ladrillo del aire¨, y nada tenía de mítico caza, sin embargo serviría para asustar al ejército norteamericano, dedicado a construir adversarios más avanzados. Esta aventura deliciosamente incongruente toma forma de un modo curioso en manos del de San Francisco.

Una de esas cosas ¨curiosas¨ del film es que el protagonista no goza de una verdadera caracterización, distinción de su cine; aquí es una descripción vaga y concisa. A éste, convertido en Mitchell Gant, ya le vemos huyendo desde el principio, acosado, temeroso, sobre todo cuando aflora su traumático pasado de soldado; la Guerra de Vietnam de sus recuerdos se mezcla con la espinosa Guerra Fría del presente, y poco más se puede añadir, pues no tarda la trama en entrar en materia, que atañe a la descabellada operación de sustraer de un hangar ese moderno y amenazante caza mencionado, recreado en el MiG-31, de las zarpas soviéticas.
Sin que podamos conocer al protagonista como es debido, ¨Firefox¨ se estanca en la dinámica más rutinaria y menos divertida de los films de espías, una mirada negra (gracias a la magnífica labor de Bruce Surtees) a las hazañas de James Bond, sin exotismo ni participantes femeninas, hundida en grave conspiración y violenta intriga, circulando entre Tom Clancy, Alfred Hitchcock y David Cornwell, mientras el guión expone el patriotismo ¨made in U.S.A.¨ en su vena puramente ¨reaganiana¨. Por ello todos los enemigos soviéticos son sólo caricaturas desdibujadas, patanes incapaces de adelantarse a ingleses y estadounidenses.

Aun así Eastwood da su toque humano a ese hombre llevado de aquí para allá en escenario vienés (que no moscovita) cual pelele de feria por tipos que cumplen órdenes de otros tipos en cuyos objetivos las vidas humanas son carne de sacrificio y poco más, ese hombre afectado por la enfermedad y resignado al destino, como muchos de sus personajes (el herido Josey Wales, el alcohólico Ben Shockley...), anti-héroe de dilemas y oscuridad, poco que ver con Hemlock, su contraparte más dura a la cual el actor dio vida en ¨The Eiger Sanction¨, cuya aventura no se distancia mucho de la que nos ocupa.
Pues ambas, además de contar con un agente veterano para una misión suicida, comparten similar estructura: dos mitades, una de suspense y diálogos y otra de acción y aventura. Después de adentrarnos en refugios en bosques, pasar por hoteles y aeropuertos, ver a Eastwood bajo varias identidades y a los mandamases aliados y enemigos encarar los problemas desde la comodidad del despacho, todo desde una dirección sobria e intensa, alcanzamos un clímax que empieza a subir la emoción, cuando ya el héroe está cerca de su objetivo...pero no eran los planos del avión lo que debe robar, sino el avión mismo.

Y lo simplemente entretenido deriva en delirio surrealista, y nos lo hace saber uno de los oficiales soviéticos: ¨Es inverosímil¨, confiesa. En efecto, lo es. Pero más que el plan en sí que los guionistas y el actor/director pretenden hacernos tragar sin anestesia, lo es el cambio de actitud radical que experimenta Gant (porque, o más bien, ¿por qué el hombre angustiado, abatido por su pasado, incapaz de sobreponerse a situaciones límite (¿quién quiere a un individuo así para una misión como esta, por Dios?) se transforma de repente en el antes nombrado Hemlock, en la fotocopia espía de Harry Callahan?).
Sin explicación. La subida al avión debe quitarle oxígeno de la cabeza o es el poder que uno siente al pilotar un auténtico caza ruso...el caso es que a partir de aquí Eastwood, para acabar de hundir la ya ininteligible personalidad de su protagonista, se mostrará más letal que nunca, incluso sarcástico, riéndose del enemigo en su cara, ya sin traumas que le afecten. Y en esta caída en picado de la lógica, no se sabe muy bien si satisfacen los efectos visuales del genio John Dykstra, ya que la huida y persecución aérea (cuyo estilo es herencia directa de ¨Star Wars¨) ocupa mucho metraje, necesitado de unos buenos recortes, pasando de la emoción al tedio.

Este fue un asunto peliagudo para Eastwood, nada habituado a los efectos de esta índole en su cine; ¨Firefox¨, por otro lado, confirma su triunfo sobre el fracaso de ¨Bronco Billy¨, tras un exitoso preestreno donde toda clase de miembros políticos y del ejército quedaron encantados de ver a su héroe americano dejando en ridículo a los soviéticos.
El público respondió de forma similar pero la crítica fue más reacia; nadie encajó al héroe del ¨western¨ y el policíaco en un ¨thriller¨ tan irregular e insustancial como este. Llegó una secuela literaria, gracias a Dios no cinematográfica, mientras aquél, tras recoger los beneficios, se preparó para otro tipo de aventura, personal e interior: ¨El Aventurero de Medianoche¨...

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Mira que es difícil encontrarle una película mala a Mr. Eastwood, ya sea como actor o como director. Pero dentro de su extensa y sobresaliente filmografía, a veces nos surgen títulos como esta ¨Firefox: El Arma Definitiva¨, sin duda uno de los puntos más bajos de toda la carrera de Clint. Aquí tomó los mandos como actor y como director, y el resultado fue francamente pobre. ¨Firefox: El Arma Definitiva¨ es una mezcla de cine político, de acción y de espionaje que, a pesar de partir de un buen argumento, se diluye muy pronto en un tedio bastante acusado. El guión está lleno de lagunas que Eastwood no acierta a rellenar con su dirección, y es que, si Clint hubiera querido atar todos los cabos sueltos que hay en este film, habría tenido que hacer una película de cuatro horas y no sólo de dos. Muchos aspectos de la cinta no quedan en absoluto claros, y hay momentos en los que el sufrido espectador se pierde irremiseblemente entre tantos agentes de la KGB, desertores judíos del bando ruso y desertores sin más.

Mal, Clint, mal... Te admiro muchísimo, me encanta el 95% de tus films, pero aquí patinaste y muchísimo: un buen argumento (muy atractivo a priori) que se queda en agua de borrajas por culpa de una dirección que quiere abarcar demasiados puntos de un guión que, sin duda, sería bastante extenso, sin conseguirlo en absoluto. Una película que acaba aburriendo entre tanta trama que no se sabe demasiado bien de dónde sale. Una pena. Pudo haber quedado mucho mejor haciendo la historia más sencilla.

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Película de acción típica de la época, donde los soviéticos eran malísimos y los estadounidenses buenísimos.
Menos mal que Eastwood ha sabido encarrilar su carrera a pesar de películas como ésta.

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Pasable cinta de aventuras al servicio de un Clint Eastwood ahora metido a héroe de acción aéreo.

Vista ahora , y después de filmes como BROKEN ARROW o STEALTH , sus secuencias de acción no dejarán flasheado a nadie , pero en su momento , fueron aplaudidas.

Visionable...

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