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Bueno, otro giro de tuerca que le pega Miike a su filmografía...¿ciencia-ficción?, ¿romance?, ¿rock?, ¿catástrofes?
Todo eso unido, basándose por enésima vez en una novela, la escrita por Shinji Kimoto.

Seguramente para expandirse hacia nuevos caminos, porque es verdad que este cineasta si no hace algo distinto a cada dos por tres no duerme. Muchas veces le ha salido bien...
el problema de este film es que es muy largo e irregular...y se acaba haciendo pesado.
Amén de que el protagonista, Hayato Ichihara, no sé por qué, pero nunca está a la altura de la trama. Que sí, que en la primera parte bien diferenciada sabe manejar esa comedia tan absurda y tan propia de Miike, pero después parece perderse entre tanta inaccesible explicación científica.
El director, al que siempre le ha quedado bien esas atmósferas de misterio inexplicables que inundan muchas de sus películas, pierde al querer ponerse ahora a ahondar en los recónditos secretos del Universo y la creación y esas leches (para eso está el anodino Nolan)...aunque como experimento en su filmografía no está mal.

Es una de esas películas que se le hacen entretenidas al que sepa apreciar todo esto de la ciencia y la comedia romántica japonesa...dos estilos que se pueden dar de patadas. A mí no me ha convencido, ni por lo uno ni por lo otro...
pero principalmente porque no trago a Ichihara y porque a la desesperante, repulsiva y desquiciante Saraka, a la que da vida Mitsuki Tanimura, me dieron ganas de asesinarla desde el mismísimo principio.

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