“El encanto del champán” (2025) es una comedia romántica navideña ambientada entre París y los viñedos franceses, donde Sydney Price, una ejecutiva ambiciosa que vive para su trabajo, viaja a Francia para intentar cerrar la adquisición de una bodega familiar en crisis: Chateau Cassell.
Lo que empieza como una misión corporativa se convierte en un viaje personal cuando conoce a Henri, un librero soñador, y se ve atrapada entre el mundo frío de las adquisiciones empresariales y la calidez de una familia que intenta salvar su legado. La película entrelaza romance, reconciliación familiar y un debate entre ambición y sensibilidad, con el champagne como símbolo de segundas oportunidades.
¿Cómo consigue Sydney reconciliar a Henri con su padre?
La relación entre Henri y Hugo, su padre, está marcada por una herida antigua: la muerte de la madre y la incapacidad de Hugo para cuidar emocionalmente de su hijo. Henri creció sintiendo que su padre lo desaprobaba, y que jamás confiaría en él. Hugo, por su parte, cargaba con la culpa de haberlo dejado solo cuando más lo necesitó.
Sydney actúa como puente entre ambos sin proponérselo. Escuchando a Hugo descubre cuánto añora a su hijo. Escuchando a Henri comprende cuánto daño le hizo sentirse invisible. Así, les hace llegar —indirectamente— los mensajes que ninguno de los dos se atrevía a pronunciar. Finalmente, ambas voces se encuentran: Hugo pide perdón por no haber sabido ser padre y Henri admite que nunca quiso decepcionarlo, solo encontrar su propio camino.
Es un diálogo tierno y honesto que nunca habría ocurrido sin Sydney, que provoca en ambos la valentía emocional que siempre evitaron.
¿Por qué Sydney decide marcharse?
Sydney cree que TRG respetará a la familia Cassell… hasta que descubre lo contrario. Ryan le revela que su jefe planea comprar la bodega y revenderla de inmediato a un conglomerado japonés, Takami Imports, dejando a Hugo totalmente a oscuras y sin control sobre la operación. Para Sydney, esto no solo traiciona a Hugo, sino también la memoria de su madre, que perdió su propio negocio por falta de apoyos.
Cuando Henri escucha parte de la conversación piensa que Sydney está implicada en la traición, sin saber que ella se ha negado rotundamente a participar. Dolida por la ruptura, y decidida a actuar con honestidad, Sydney acude a Hugo por la noche y le cuenta toda la verdad. Le da la información que necesita para salvar Chateau Cassell… y se marcha, renunciando a TRG y al trabajo al que ha dedicado su vida.
¿Qué decisión toma finalmente Hugo?
Contra todo pronóstico, Hugo sorprende a todos eligiendo a Roberto Salazar —el millonario simpático y algo caótico— como comprador. Su motivo es simple: Roberto no quiere destruir la bodega, sino preservarla. Admira la marca, respeta su historia y desea mantener a Hugo al frente del negocio.
Roberto acepta hacerse cargo de la deuda de 60 millones de euros y firma como socio silencioso, dejando a Hugo la gestión completa. La decisión deja atónitos a los demás compradores, especialmente a Ryan, que había dado por sentado que TRG ganaría. Hugo deja claro que solo ha podido ver la verdad gracias a Sydney, la única que jugó limpio.
¿Acaban juntos Sydney y Henri?
Sí, pero antes viven un último desencuentro. Tras descubrir que Sydney se marchó, Henri se da cuenta de que la juzgó mal: ella nunca quiso traicionar a nadie. Animado por su padre, que ahora entiende el valor de no vivir con remordimientos, Henri corre tras ella… pero llega demasiado tarde al hotel.
Será el conserje —cómplice secreto del destino desde el principio— quien le diga dónde encontrarla: en la librería donde se conocieron. Allí, entre libros que huelen a magia navideña, Henri le pide perdón y admite que no supo expresar lo que sentía. Sydney lo abraza, se aleja unos pasos… y él detiene el momento con una frase sencilla que lo cambia todo: “Faltas en mi vida.” Sydney, emocionada, confiesa lo mismo. Y esta vez ninguno deja que el otro se marche.
¿Qué muestra el epílogo un año después?
El desenlace salta un año en el tiempo con todo perfectamente encajado:
Sydney y Henri continúan juntos y enamorados.
Hugo inicia una relación con Brigitte.
Henri cumple su sueño y abre la librería-bar de vinos “La Petit Rêve”.
Otto lee cuentos (¡incluido Krampus!) para los niños.
Roberto disfruta como nunca en la zona del vino, feliz de ser socio del negocio.
La librería no es un éxito masivo, pero funciona, y para ellos es suficiente.
Sydney es ahora la COO del proyecto, y Henri presume de lo bien que lo hace.
Todo respira calidez francesa, Navidad y un mensaje simple: cuando eliges con el corazón —y no solo con la ambición— el champán sabe mejor.
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