Explicación del final del episodio 1 de It: Bienvenidos a Derry
Explicación del final del episodio 1 de It: Bienvenidos a Derry
Por AbandoMoviez
| Publicado el 10/11/2025
El primer episodio de IT: Welcome to Derry, titulado “Piloto”, inaugura la precuela del universo de Stephen King con una historia ambientada en los años 60 que sirve como introducción a la maldición del pueblo y al poder que, más adelante, tomará la forma del temido payaso Pennywise. Andy Muschietti regresa a un tono más sombrío, más psicológico, y mucho más cruel que en las películas, marcando desde el inicio que Derry es, ante todo, un lugar podrido desde sus cimientos.
El horror de Matty y el primer contacto con el mal
La historia comienza con Matty, un niño con aire inocente que, tras ser sorprendido en un cine, huye en mitad de la noche. Lo que parece una travesura infantil se convierte rápidamente en una pesadilla cuando una familia extraña le recoge en la carretera. Lo que sucede dentro del coche —una escena que mezcla terror corporal, simbolismo religioso y un sentido del mal primigenio— marca el tono de la serie: la mujer embarazada da a luz a una criatura demoníaca con alas, aún unida por un cordón umbilical, que destroza todo a su paso.
El bebé monstruoso, surgido de un parto imposible, es la primera manifestación directa de la entidad que se alimenta del miedo de los habitantes de Derry. Aunque Pennywise aún no se muestra, su esencia ya impregna el entorno: el horror nace del trauma y del pecado humano, no de un simple monstruo.
Lilly, el duelo y las primeras desapariciones
Cuatro meses después, la serie presenta a Lilly, una adolescente marcada por la muerte de su padre. Vive con una madre que no entiende su dolor y arrastra un sentimiento de culpa que la conecta emocionalmente con Matty, su amigo desaparecido. Su miedo empieza a materializarse cuando escucha la voz de Matty en el desagüe del baño y ve cómo dos dedos ensangrentados emergen desde el interior.
El eco del famoso “They all float down here” resuena en esa escena: el mal usa la culpa y el duelo para hacerse visible. Derry, una vez más, no es solo el escenario del terror, sino su origen.
El nacimiento del nuevo grupo de perdedores
Lilly se une a otros jóvenes —Phil, Teddy, Marge y la pequeña Susie— para investigar lo ocurrido con Matty. La dinámica recuerda al “Club de los Perdedores” original, pero aquí el vínculo surge del miedo compartido y no de la amistad. Su investigación los lleva a descubrir que Ronnie, hija del proyeccionista del cine, fue la última persona en verle con vida. Cuando mencionan los túneles de desagüe, ella reacciona aterrada: también ha oído las voces.
El grupo decide colarse en el cine cerrado, donde una proyección de The Music Man se convierte en un ritual macabro. En la pantalla aparece Matty, que les llama desde dentro de la película. Pero su voz cambia, su rostro se deforma, y el horror irrumpe físicamente cuando la criatura alada del inicio atraviesa el proyector para masacrar a los niños. En cuestión de segundos, la mayoría mueren brutalmente. Lilly y Ronnie son las únicas que logran escapar con vida, cubiertas de sangre y con la mano amputada de Susie todavía en sus dedos.
El ejército y los secretos bajo Derry
En paralelo, el sargento Leroy Hanlon llega a Derry para trabajar en una base aérea donde el general Shaw dirige excavaciones secretas. La presencia militar apunta a un conflicto mayor: el gobierno busca un arma oculta bajo el suelo del pueblo. Sin saberlo, están intentando desenterrar la misma energía maligna que más tarde dará forma a Pennywise.
La violencia racial que sufre Hanlon, asaltado en su dormitorio por hombres con máscaras de gas, refuerza otro de los temas centrales del episodio: el miedo humano es el alimento perfecto para el mal que habita Derry.
Conclusión del final
El episodio termina en sangre y desesperación. Lilly, sola entre cadáveres, encarna la nueva víctima de un ciclo que Derry repite cada generación. Las raíces del mal están vivas y listas para despertar.
Este primer capítulo no muestra a Pennywise, pero su sombra lo impregna todo: los traumas, las mentiras, la violencia y la culpa colectiva. La serie deja claro que el payaso no es solo un monstruo… es la consecuencia inevitable de lo que Derry es. Un pueblo que, incluso antes de su llegada, ya estaba maldito.