“Dexter: New Blood” es la continuación directa del mítico personaje creado por Showtime, que regresa diez años después de fingir su muerte. Ahora vive con una nueva identidad en Iron Lake, un pequeño pueblo nevado donde lleva una vida aparentemente normal… hasta que su oscuro pasajero vuelve a despertar.
La serie se centra en la relación entre Dexter y su hijo Harrison, que reaparece en su vida con muchas preguntas y un temperamento que recuerda al de su padre. Lo que comienza como un reencuentro emotivo se convierte en una pesadilla que pone a prueba los límites morales de ambos, mientras antiguos pecados y nuevos crímenes comienzan a salir a la luz.
Final explicado de "Dexter: New Blood": ¿Muere Dexter?
Sí, y esta vez de verdad. En el último episodio, Sins of the Father, Dexter muere a manos de su propio hijo, Harrison. Y aunque pueda parecer un giro drástico, es el único final que tenía sentido.
Después de años justificando sus asesinatos con un “código”, Dexter rompe su propia regla al matar a Logan, el entrenador y figura paterna de Harrison, solo para poder escapar. Ese acto, egoísta y frío, es lo que rompe el hechizo. Harrison ya no ve a su padre como un justiciero oscuro, sino como un monstruo.
Cuando Dexter intenta convencer a su hijo de que él también tiene esa “oscuridad” y que pueden seguir matando juntos, Harrison lo frena. Le obliga a mirar el daño que ha causado: la muerte de Rita, de Debra, el abandono, la sangre que lo rodea. Dexter, por primera vez, se da cuenta. Y acepta su destino.
Harrison lo mata con la misma pistola con la que Dexter intentó arrastrarlo a su mundo, dejándolo tirado en la nieve, justo como aquel ciervo blanco del inicio de la serie. Dexter se va como lo que realmente era: una amenaza que debía ser detenida.
¿Por qué Dexter merecía este final?
Durante años, muchos fans vieron a Dexter como una especie de héroe oscuro, un Batman que solo mataba a “los malos”. Pero la realidad es otra: Dexter es un narcisista que antepone su necesidad de matar a cualquier relación humana. Rompió su código muchas veces, causó la muerte de inocentes, y nunca pagó por ello. Hasta ahora.
Este final no busca redimir al personaje, sino responsabilizarlo. No lo glorifica. De hecho, lo desenmascara por completo. No es un mártir, ni un héroe caído. Es un asesino egoísta que manipuló a su hijo hasta el último momento.
¿Qué pasa con Harrison?
Tras matar a su padre, Harrison huye. Angela, la jefa de policía, encubre su acción y le da tiempo para desaparecer. Es un cierre amargo: Harrison ha perdido su infancia, su estabilidad, su futuro… pero ha tomado una decisión que su padre nunca supo tomar. Romper el ciclo.
Se va con el peso de lo ocurrido, pero también con la posibilidad de no repetir el mismo camino. No sabemos qué pasará con él, pero al menos tiene una oportunidad.
¿Es el final perfecto?
No del todo. Dexter: New Blood tiene sus fallos: tramas secundarias mal cerradas, decisiones de guion discutibles y alguna que otra incoherencia. Pero en lo que importa —darle un final coherente a Dexter Morgan— acierta de lleno. Ya no hay huida posible, ni más excusas, ni cliffhangers tramposos.
Dexter muere como vivió: bajo su propio código, pero roto. Y por primera vez, paga el precio.
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