Sí, "Slugs", como "Slugs, muerte viscosa", como aquella palpitante película de terror de los años ochenta, dirigida por un cineasta español, Juan Piquer Simón. Y es así porque Tyranosaurus books ha tenido la genial idea de traernos una traducción al castellano de la primera novela de Hutson, escrita a principios de los años 80, y que diera lugar, pocos años después, a su mencionada versión en cine.

Mi abuelo contaba que para mitigar el dolor de muelas existía un remedio infalible: "el simbúscalo"; bueno, en realidad supongo que quería decir "sin buscarlo". Se entendía que si uno se aventuraba por el campo, paseando a la aventura, y si la suerte ponía ante sus ojos el feliz y casual hallazgo sobre la tapia de una pared, del reseco cadáver de una babosa, haría bien en guardarlo en un bolsillo, y llevarlo consigo. El dolor de muelas desaparecía al instante. Mi abuelo no leyó esta novela; de lo contrario, creo que se pensaría mucho acometer esa simple acción...

Nos encontramos ante la lectura perfecta para saborear en un día gris de otoño-invierno...la mejor alternativa al aburrimiento. Por sus páginas se deslizan - nunca mejor dicho - unos lentos personajes, babosas asesinas, repulsivos animalejos que, como quien no quiere la cosa, van a cambiar su dieta desde las primeras páginas. Vegetarianos arrepentidos, hacinados en un lóbrego y oscuro sótano, como hongos esparcidos sin control, tendrán que hacer frente a rivales de la cadena alimenticia a los que vencerán gracias a su desproporcionado e inusitado crecimiento. Un planteamiento sencillo que nos recuerda a los relatos de décadas anteriores, a la serie B tan apetitosa, pero sin prescindir de una calidad literaria que se fundamenta, precisamente, en la claridad y en una escritura fácil, que no ingenua y sin mérito. Y una transformación que no requiere para el autor ni una mínima explicación. Ni falta que hace. Es terror porque sí, natural y repentino. Como las pesadillas.

Operando como un cáncer social, la repugnancia se mueve a pasos lentos bajo la ciudad, Merton, en forma de asesino silencioso, depredando a sus habitantes sin que nadie se aperciba del causante de tamaño despropósito. Por donde pasan las gigantescas babosas de 15 cms, van apareciendo cadáveres horriblemente mutilados, convertidos en macabras carcasas.

A excepción de Brady -inspector de sanidad - y algún que otro personaje, no existen otros protagonistas desarrollados que no sean las propias babosas. Al fin y al cabo, todos son víctimas inevitables de esos implacables e inesperados asesinos.

La técnica funciona porque se da la vuelta a la pirámide alimenticia: Los seres humanos, ubicados en lo más alto, se ven de pronto inermes ante el ataque furibundo de unos seres que, en teoría, tan sólo reptan a una velocidad ridícula, y expanden su existencia comiendo hierbajos. Para conseguir este enfoque, Hutson aporta a las babosas cualidades humanas: inteligencia, ataque en grupo, perversidad, vigilancia, venganza...Y los seres humanos adolecen de racionalidad: desconfían de sus semejantes, son pocos los que conocen la amenaza de las babosas porque nadie se atreve a comentar nada a la policía, temerosos de ser tomados por locos. La debilidad del ser humano, engreído y soberbio, cayendo a merced de un asesino aparentemente inoperante.

En definitiva, una lectura deliciosa para los amantes del gore, con una estructura que recuerda a las publicaciones morbosas de los años 50, y que nos anima a resucitar nuestros miedos más irracionales, todo ello apoyado en una narración incisiva, directa al detalle, como un traje perfectamente adaptado a la necesidad del lector del género; no obstante, y a pesar de haber sido atacado por su aparente "simplicidad", Hutson hace gala de su calidad poética en ciertas descripciones breves que gozan, igualmente, de esa concisión tan precisa que se expande a lo largo de todo el texto.