El mundo es un gran circo plagado de monstruos. ¿Quién no se ha sentido alguna vez diferente? Es más...¿quién no es algo diferente? Pero...¿qué es lo normal? Con esta indefinición juega la novela.

Hoy en día estamos muy familiarizados con el apelativo "friki", procedente del inglés "freak" o monstruo; un término que se usa, en general, para describir a aquella persona o acción que se considera fuera del carril de la "normalidad", de lo habitual o de lo normativamente impuesto. Podría concluirse que todos somos un poco frikis. Todos ejercemos, antes o después, alguna actividad que sorprende a los de alrededor. ¿Somos frikis?

Bajo esta premisa, Gordillo y Martos elaboran una historia en la que Nicholas Campbell, encerrado en una granja, y acosado por el FBI, rememora tres décadas de su existencia - entre 1930 y los años sesenta -, plagadas de sinsabores e incomprensiones: su vida. No nos queda claro en un principio si se trata de un inadaptado o un ser especial. Desde muy pequeño, siente una atracción desmesurada por el colorido de un mundo irreal, mágico...el del circo y lo extraordinario. Le encanta la magia. Pero esos gustos son una excentricidad en una familia de arraigado sentimiento militar por el lado varonil, al que nada puede objetar el acendrado sentido de religiosidad, protagonizado por la madre. Nicholas se está descolocando de la familia. Eso merece un castigo. Y otro. Y otro.

El avance de los años es un recorrido atroz: desde sus inicios como ingenuo mago de nueve años, que cree haber hecho desaparecer a una "novieta" de la infancia como efecto de sus dotes mágicas, hasta los años 60. Durante ese proceso, sus devaneos con el fracaso en la búsqueda del cumplimiento de su colorido deseo, le van acarreando frustración tras frustración. Parece que la vida es un organismo pútrido empeñado en zancadillear sus posibilidades, colocando trabas inesperadas ante cualquier inminente golpe de fortuna.

La segunda guerra mundial fulminará sus ilusiones, hasta enfangarlo en el sinsentido del alcohol. Vamos observando que Nicholas realmente está dotado de un gran poder mental, que usa como una especie de brazos invisibles, y de extensión inimaginable, que emergen desde la concentración de su cerebro. Paradójicamente, sin quererlo, se convierte en una especie de héroe militar, aunque el relato no deja de cebarse de forma continuada remarcando sus escasos arrojo y valentía.

A lo largo de la narración comprendemos que los personajes no tienen fondo, no son descritos con profusión, pues apenas son manejados más que como peones del destino. Uno de los principales protagonistas, de hecho, es Christina, la novieta desaparecida. Mucho más que Román, el inseparable amigo español de Nicholas, el complemento perfecto contra sus miedos. Y, sin embargo, Christina ocupa esta posición de privilegio a pesar de no aparecer apenas a lo largo del texto. Durante gran espacio narrativo, es una mera presencia mental, una obsesión acumulada en el cerebro de Nicholas, arraigada en lo más profundo de sus neuronas, una especie de "culpa" a la vez que un símbolo del éxito: había sido todo un logro hacerla desaparecer. Y el morboso instinto de Nicholas estaba orgulloso de tal proeza.

Un inesperado golpe de suerte, lleva a Nicholas a crear un magnífico circo. Uno a su medida. Nada parecido al clásico concepto romántico que le suele adornar en el imaginario colectivo. No. Es un circo de monstruos. Monstruos como él. Seres dotados de unas capacidades casi sobrenaturales: médiums con poderes especiales que hacen aparecer espíritus; tipos con tres brazos que tratan de escapar de su bizarría para ponderar su gran fortaleza física; creadores de tormentas reales y a su antojo; inventoras de sueños y pesadillas que logran hacer realidad con su simple deseo...Todos ellos contribuirán a redondear el plan de vida de Nicholas: la venganza.

Sí, porque dedicará en cuerpo y alma su vida a castigar a una sociedad pacata, de aparente docilidad que esconde un lado monstruoso tras su verbo educado y sus maneras amables. Y serán los seres especiales, los llamados monstruos, los encargados de desvelar el lado oscuro de esa sociedad, creando un ambiente, un espacio horrendo, repulsivo y atractivo a la vez, liderado por bestias de feria, que incidan sobre ese público educado y humano que, en realidad, acude al circo ávido de escenas horrendas. Un circo en el que la frase "más difícil todavía" no encuentra límites, amparándose en el morbo, lo grotesco y lo salvaje.

La novela es un grito reivindicativo de los valores del individuo frente a una inmisericorde sociedad. Pone en valor lo especial frente a la disciplina de lo sórdido de un tejido social uniforme y aburrido, planteándonos la duda sobre qué es más monstruoso: enfrentarse al mundo desde el claro concepto de lo que uno es, o asumir resignado ese mundo, prostituyendo tus propios valores.

Y en cuanto a la creación literaria en sí, Gordillo y Martos nos agasajan con un ritmo vivo, firme, que huye de alharacas y descripciones anodinas, y que apuesta claramente por las emociones desde un planteamiento de apariencia sencilla, pero que constituye un pequeño universo, un simbólico edén de maravillas, excentricidades, aberraciones, en forma de circo que ahonda en el concepto de la soledad del hombre en un mundo de monstruos no muy diferente de él mismo.

Un producto muy refrescante para estas horas de agobio sin fin que constituyen el acoso de un verano como los de antes. Un solaz muy recomendable.