Crítica de “El Despertar de la Bestia” (2024): Una luna llena de acción y ambición desmedida

• 24 de Diciembre del 2024
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"El Despertar de la Bestia" (Werewolves, 2024) se suma al reducido pero siempre fascinante catálogo de películas de hombres lobo de los últimos años. Con un planteamiento que combina elementos de La Purga y el terror sobrenatural, esta entrega busca destacar por su premisa llamativa y su acción desenfrenada. Sin embargo, a pesar de sus aciertos, no termina de aprovechar todo su potencial, quedándose a medio camino entre una experiencia entretenida y un espectáculo olvidable.

La Premisa: Purga Sobrenatural

Dirigida por Steven C. Miller, "El Despertar de la Bestia" arranca con un concepto prometedor: una superluna provoca que cualquier persona expuesta a su luz se transforme en un hombre lobo salvaje. En este contexto, seguimos a Wesley Marshall (Frank Grillo), un científico del CDC con más músculo que bata, mientras lucha por salvar a su familia durante la segunda noche de esta peculiar “purga licántropa”. Acompañado por la doctora Amy Chen (Katrina Law), debe cruzar una ciudad infestada de hombres lobo mientras intenta implementar un spray experimental, el “moon screen”, para contener la epidemia.



Aunque la idea inicial promete un espectáculo lleno de tensión y caos, la ejecución deja bastante que desear. El “cruzar una ciudad infestada” resulta ser en realidad cruzar unas pocas calles desiertas con apenas un par de hombres lobo rondando. La escala de la amenaza se siente limitada, lo que le resta impacto al planteamiento.

Aciertos y Tropiezos Técnicos

En términos de diseño, los hombres lobo son un mix entre efectos prácticos y CGI, con resultados desiguales. Mientras que los diseños destacan en algunos casos, como el hombre lobo punk con piercing en la nariz o el patriota con pintura roja, blanca y azul, en otros momentos los movimientos torpes y las proporciones poco convincentes rompen la inmersión.



La fotografía abusa del uso de destellos de lente, al punto de resultar distractor en escenas clave. Aunque el gore está presente y cumple con los requisitos para un filme calificado en USA como R, no logra ser lo suficientemente memorable o impactante como para compensar sus carencias visuales.

Frank Grillo: El Pilar de la Película

La verdadera fuerza de "El Despertar de la Bestia" recae en Frank Grillo. Su interpretación de Wesley Marshall aporta la suficiente energía y carisma para mantener al espectador interesado, incluso cuando el guion tambalea. Grillo se luce en las escenas de acción, ya sea enfrentando hombres lobo con una ametralladora o gritando frases como “¡Muérdeme!” con la intensidad de un héroe de los años 80. Sin embargo, su talento se ve desperdiciado al estar rodeado de personajes secundarios poco desarrollados y decisiones narrativas inconsistentes.

Narrativa Inconsistente y Potencial Desaprovechado

El guion, firmado por Matthew Kennedy, tiene algunos momentos interesantes pero nunca profundiza en las implicaciones de su premisa. ¿Cómo afecta este fenómeno a la sociedad? ¿Qué pasa con las personas que desean transformarse? La película apenas toca estos temas, optando por centrarse en una trama lineal que no explota las posibilidades más interesantes del mundo que plantea.



Además, la incoherencia en el comportamiento de los hombres lobo, que a veces son máquinas de matar y otras retienen rasgos humanos, crea una experiencia desconcertante. La falta de reglas claras hace que el peligro se sienta arbitrario y le quita fuerza a los momentos de tensión.

Conclusión: Una Noche de Luna Llena Moderadamente Brillante

El Despertar de la Bestia no alcanza a ser la revolución en el género que podría haber sido, pero logra entregar una experiencia moderadamente entretenida para los fans del terror y la acción. Si bien no explora a fondo las posibilidades de su intrigante premisa, hay suficiente energía y caos para mantener el interés. Es una película que, como su protagonista, tiene corazón y músculos, pero le falta el cerebro para convertirse en algo realmente memorable. Ideal para una noche sin pretensiones, pero no esperes que deje huella.