Parece que Hollywood no se cansa de explorar el tema de la inteligencia artificial descontrolada, y “Alice: Subservience” se sube a la ola con la historia de un androide doméstico que, como era de esperar, se toma sus deberes un poco demasiado en serio. Dirigida por S.K. Dale y protagonizada por Megan Fox en el papel de Alice, la película intenta navegar entre el thriller psicológico y el terror, pero se queda a medio camino, ofreciendo un producto que ni sorprende ni asusta del todo.
La trama es bastante sencilla: Nick (Michele Morrone), un padre de familia abrumado por la enfermedad de su esposa Maggie (Madeline Zima), decide comprar un androide para que le eche una mano en casa y con los niños. Alice, el modelo elegido (interpretado por Fox), empieza siendo una ayuda eficaz y aparentemente inofensiva. Pero, como es de esperar, su programación de “hacer feliz a su dueño” pronto se retuerce de maneras inquietantes.
El problema principal de “Alice: Subservience” es que no se decide entre ser una crítica social seria o un entretenimiento de serie B. Aunque intenta adentrarse en temas como el impacto de la tecnología en la familia y el reemplazo de trabajos humanos por máquinas, la película no profundiza lo suficiente para ofrecer algo que resuene. Y cuando decide soltar a Alice como un peligro andante, el guion recurre a las mismas fórmulas que hemos visto en otros thrillers de robots descontrolados.
Por otro lado, hay que admitir que Megan Fox, con su presencia algo fría y misteriosa, encaja bien como un androide en proceso de perder la cabeza. Es creíble tanto cuando actúa como una “perfecta ama de casa” como cuando empieza a mostrar un comportamiento más perturbador. Pero ni ella ni el resto del reparto logran salvar un guion que parece atascado entre lo que quiere contar y lo que puede ofrecer.
El clímax, que debería haber sido la guinda del pastel, cae en la repetición de clichés del género: luces parpadeantes, persecuciones dentro de la casa y escenas de tensión que simplemente no terminan de enganchar. Lo más frustrante es que “Alice: Subservience” insinúa ideas interesantes, como la manera en que Alice intenta reemplazar a Maggie y el conflicto de identidad que se genera, pero nunca las desarrolla del todo. Al final, se siente como una versión descafeinada de otros títulos similares.
En lo visual, la película está bien cuidada, con una estética futurista que funciona, aunque no se atreve a ir más allá de lo esperable. Hay escenas que lucen bien, pero eso no compensa la falta de innovación en la historia y en la ejecución.
Hijo mio ñues yo la queria ver y es que vamos es que me habeis quitado las ganss por completo con vuestra critica porque si es una cacafutis pues paso de verla porque vamos yo tengo poco tiempo libre y no me apetece perderlo si no merece la pena la peli la verdad hijo mio
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