Hay historias que parecen nacidas para saltar del papel a la pantalla, y "Afterburn (Zona Cero)" es una de ellas. La novela gráfica en la que se basa la película imaginaba un mundo arrasado por una tormenta solar, un escenario postapocalíptico que combina lo mejor de las aventuras pulp con un guiño muy contemporáneo: ¿qué pasaría si, de un día para otro, la electricidad desapareciera de la faz de la Tierra?
Hollywood ha tardado en llevarla al cine, pero lo ha hecho a lo grande: Dave Bautista, Olga Kurylenko, Kristofer Hivju y Samuel L. Jackson forman el cuarteto de lujo que lidera esta producción dirigida por J.J. Perry, especialista convertido en cineasta que ya demostró en "Turno de día" que la acción física sigue teniendo mucho que decir frente a la pantalla verde.
"Afterburn" llega exclusivamente a los cines el próximo 19 de septiembre de 2025.
Una caza del tesoro con sabor a cómic
El punto de partida de "Afterburn" es puro material de viñeta: Jake, un buscador de reliquias en un mundo devastado, recibe el encargo de recuperar la Mona Lisa. Lo que suena a misión imposible se convierte en un viaje explosivo por una Europa en ruinas, con dictadores, rebeldes, trenes blindados y hasta un romance improbable.
La película respeta esa esencia aventurera que tenía el cómic, con un protagonista que recuerda a Indiana Jones en versión postapocalíptica. Bautista lo describe como un tipo “que se lleva mejor con lobos que con humanos”, lo cual ya lo pinta como héroe poco convencional. A su lado, Olga Kurylenko interpreta a Drea, una rebelde que cree en la posibilidad de un futuro mejor, y juntos forman un dúo de los que funcionan tanto en la acción como en las escenas más íntimas.
Del papel a la pantalla: un mundo que se siente real
Una de las claves de esta adaptación es que Perry y su equipo evitaron cargar la película de CGI innecesario. Casi todos los escenarios se rodaron en localizaciones reales de Bratislava y alrededores: desde un hotel soviético abandonado hasta canteras y fábricas en ruinas que parecen diseñadas ex profeso para una historia de ciencia ficción.
El diseño de producción es heredero directo de las viñetas: trenes de guerra, fortalezas medievales reconvertidas en bases de poder y ciudades ocupadas que parecen sacadas de un cómic europeo de los 80. Todo ello con un detalle que hará sonreír a los más atentos: la Mona Lisa no es lo que parece.
Entre el cómic y el blockbuster
La fuerza de Afterburn está en cómo logra mantener el espíritu gamberro y aventurero de la novela gráfica, pero con el músculo de un blockbuster. J.J. Perry se nota que viene de la escuela de los especialistas: las peleas están coreografiadas con precisión quirúrgica, y Bautista luce como héroe de acción clásico, con un físico imponente pero también con un aire melancólico que le da profundidad.
Samuel L. Jackson, por su parte, se divierte en la piel del Rey August, un personaje ambiguo que parece coleccionista excéntrico y puede que algo más. Y Kristofer Hivju, con su Volkov, confirma que los villanos con barba y mirada de acero son siempre los que mejor se disfrutan en pantalla.
¿Por qué ahora?
La adaptación de "Afterburn (Zona Cero)" llega en un momento en que el cine de cómic busca reinventarse. Ya no basta con superhéroes en mallas: el público quiere mundos diferentes, apuestas visuales nuevas y personajes que no estén prefabricados. En ese sentido, la película juega con ventaja: no adapta un cómic de masas, sino una obra con un culto más reducido, lo que le permite libertad creativa sin miedo a traicionar a millones de fans.
Además, el tema no puede ser más actual: nuestra dependencia de la tecnología y lo frágil que sería la sociedad si un evento solar nos la arrebatase de golpe. Ese miedo real es la chispa que hace que la premisa no solo entretenga, sino que también deje un regusto inquietante.