Hable con Ella (2002)

Nada es sencillo, soy maestra de ballet y nada es sencillo.
 

Ta muy malita. La ha partido por la mitad. Ya se habrá quedado tranquilo mi padre. ¨La niña no, la niña no¨ no nos cansábamos de decírselo a mi madre. Pero la niña salía igualita que él.

Es que la cosa de la jodienda no tiene enmienda.
 

Nuestra relación solo funcionaba en la huída.
 

Benigno es inocente, ya lo sé, pero ¿inocente de qué?
 

Tengo que aprender a estar sola.
 

¿Qué puedo hacer para que la olvides? - Justo lo que estás haciendo.
 

¿Has hablado con ella? - No, y no insistas. - Adios Lidia, tienes que tener mucha paciencia con él.

No hay nada peor que separarte de alguien a quien quieres todavía.
 

Hable con ella. Cuénteselo.
 

Con tantos programas basura que hay y ninguno se ha dignado a venir.
 

Alicia y yo nos llevamos mejor que la mayoría de los matrimonios.
 

¿Esto significa que aún hay esperanza? - No, insisto, científicamente no, pero si usted lo cree así yo no soy quién para quitársela.

¿Tienes pareja? - Más o menos, ya no estoy solo.
 

El cerebro de la mujer es un misterio. Y en este estado más. A las mujeres hay que tenerlas en cuenta.

Es capaz de dejarse sacar las entrañas por el toro con tal de que tú lo veas.

El amor es la cosa más triste del mundo cuando se acaba.
 

Deberíamos aprovechar y cortarle el pelo. - Déjaselo cortito que es más práctico y más cómodo. - Se lo dejaremos igual que siempre. Como cuando vino. No quiero que note ninguna diferencia si se despierta. - Después de cuatro años cinco más, sería un milagro Benigno. - Pues yo creo en los milagros, y tú deberías de creer también. - ¿Por qué yo? - Pues porque estás muy necesitada de ellos. Y a lo mejor te ocurre uno, y como no crees en ellos pues no te das ni cuenta.

¡Cuéntame todo!
 

Alicia no puede decir con ninguna parte de su cuerpo, ¨sí quiero¨.
 

Esperando, simplemente, viendo cómo el tiempo pasa sin que pase nada.
 

Si hay algo que respeto son las fobias de los demás.
 

¿Cómo estás? - Desnudita.
 

No quiero decir que hablar no sirva de nada, pero también se les habla a las plantas y uno no se casa con ellas.

Me identifiqué mucho con esa gente, que no tiene nada y que se lo inventa todo.

¿Fe? Yo sigo poniéndole la veladora a los santos, pero me cuesta mucho trabajo tener Fe.

Marco, tenemos que hablar después de la corrida. - Pero si llevamos una hora hablando. - Tú, yo no. - Es verdad.

Estos últimos cuatro años han sido los más ricos de mi vida, ocupándome de Alicia y haciendo las cosas que a ella le gustaba hacer.

Hablar con ellas, tener un detalle, de vez en cuando. Acariciarlas de pronto. Recordar que existen, que están vivas y que nos importan. Esa es la única terapia. Se lo digo por experiencia. - ¿Y qué experiencia tienes tú con las mujeres? Benigno, ¿qué experiencia tienes tú con las mujeres? - Yo toda. He vivido 20 años día y noche con una y llevo 4 años con esta.