Las dos caras del Buenos Aires a mediados de la década del 40: la gente "bien" y los del puerto, en un tema abordado recurrentemente por Sandrini.
Aquí un triste marinero que no viajó jamás se ve de pronto en medio de una familia de clase alta. La historia del bonachón se cierra -como siempre- con una despedida y una frase para recordar: "y que el viento me pegue en la cara hasta hacerme llorar..."
Sinopsis:
Las dos caras del Buenos Aires a mediados de la década del 40: la gente "bien" y los del puerto, en un tema abordado recurrentemente por Sandrini.
Aquí un triste marinero que no viajó jamás se ve de pronto en medio de una familia de clase alta. La historia del bonachón se cierra -como siempre- con una despedida y una frase para recordar: "y que el viento me pegue en la cara hasta hacerme llorar..."