Frases célebres de Ese Oscuro Objeto del Deseo



Volveremos a París mañana. Prepara las maletas. - Estupendo, señor. Estaba cansado de comer filetes fritos con aceite.


Un cliente habitual, un anciano Alemán, siempre solía citar a un filósofo de su país: ¨Si vas con mujeres, nunca olvides el palo¨.


Es de mala educación hacer preguntas.


No quiero ser indiscreto, pero daría cualquier cosa por conocer la razón de su acción. - Es usted bastante curioso, señor. - Soy profesor de psicología.


Creo que es mejor empapar a alguien, que asesinarlo


¿Puedo mirar? Me gusta ver antes las cosas que voy a comer.


La verdad es que la joven no parecía una sirviente muy experimentada.


Los terroristas de hoy están fascinados por el peligro, está claro. Algunos pueden tener una motivación política, pero a la mayoría les gusta el riesgo, la hazaña.


Ella obviamente nunca ha trabajado con sus manos. ¿Se ha dado cuenta qué delicadas son?


Dígale a Conchita que me traiga un vaso de chartreuse. - ¿Amarillo o verde? - Verde. Es más estimulante. Y ligeramente afrodisíaco.


Es estúpido vagar por la calle. Sobre todo cuando no puedes comprar nada. Así que prefiero acostarme.


¡Oh, señor, dos mujeres solas son tan vulnerables!


El pecado nunca ha pasado la noche aquí. Nuestras almas están más derechas que el dedo de San Juan.


Lo que pierde a las jovencitas, es más, por los malos consejos de las mujeres, que por el de los hombres.


Conozco jóvenes con el rosario en la mano. Y el diablo bajo la falda.


Nunca espere a una mujer en la primera cita seria.


Tengo tanto respeto por el amor, como para andar con devaneos. Raramente he poseído una mujer, a la que no amase apasionadamente. El resto las puedo contar con los dedos de una mano.


¿Por qué insistes tanto en que hagamos el amor?


Detesto a la gente joven. Son tan idiotas. Me gusta la gente que ha vivido, como tú.


¡Ayer fue ayer, y hoy es hoy!


¿Qué haremos en Singapur, a las 3 de la tarde, señor? - La siesta.


Subconscientemente, sabemos que la casualidad no existe.


Tengo un amigo que ama mucho a las mujeres, pero clama que son un saco de excrementos. - ¿Por qué dice una cosa semejante? - No soy yo quien lo dice.


¿Te gusta esta vida? - Mucho. De todos modos, no tengo otra.


Soy una persona. Me tengo a mi misma. No tengo nada más precioso en la vida que yo misma.


Lo que pasa es que no entiendes a las mujeres. Piensas que dándome una casa, tienes todos los derechos sobre mí. Pero no es así.


Y ahora, para cambiar de humor, escuchemos algo de música.