El amor tiene su lado oscuro y ninguna relación de pareja, mucho menos un matrimonio, está libre de la tentación de la traición. La directora Massy Tadjeni, partiendo de un guión escrito por ella misma, desarrolla una interesante trama de tentaciones, celos, deseos escondidos, secretos y mentiras en las que se ven envueltos los cuatro personajes protagónicos.

El estilo de Tadjeny es lento, melancólico, pretendidamente profundo y post moderno y se anima a mostrarnos un aspecto difícil de las relaciones amorosas desde un punto de vista audaz, y aunque le reconozco escenas brillantes y no le discuto su talento, a veces cae en la autocomplacencia y algunas escenas son francamente aburridas.

Keira Knightley está demasiado delgada pero cumple muy bien en su rol de esposa celosa y tentada a caer en las garras de la infidelidad. Por el contrario es una pena que Eva Mendes esté un poco desperdiciada como actriz y como sex simbol.

Y aunque el film cae en el cliché de que los hombres somos infieles porque buscamos sexo y las mujeres caen en la infidelidad “por amor”, los momentos de tensión sexual están bien logrados, despertando el interés por saber si la pareja de casados, cederán a sus deseos más profundos y prohibidos y el final abierto quedó estupendo.

“Soy feliz con mi esposa, pero eso no impide que sea tentado” dice Sam Worthington a Eva Mendes en una escena, y creo que esa es la esencia del film, la extraña paradoja que encierra que el ser humano desea encontrar el amor y tener una pareja estable, pero el día que la tiene puede estar dispuesto a traicionarla y destruir su supuesta felicidad.

Y en su finalidad de mostrarnos ese aspecto tan humano de nuestra imperfecta existencia el film cumple muy bien.

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Da la sensación de que podía haber sido otra cosa esta película, y de que hay material desaprovechado, pero tampoco es una mala película. Se puede ver, aunque sólo sea una vez o por admirar a los actores.

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