Malas Compañías, estrenada en 1995, es un dechado de podredumbre hu mana y nihilismo. Salvando las distancias, comparte algunos rasgos con Network, aunque si cabe es aún más cínica: Ellen Barkin encarna a una mujer ambiciosa y arribista -peor que el personaje de Faye Dunaway en e se otro film, probablemente más realista-, y Laurence Fishburne a un per sonaje odioso: un frío James Bond negro sin el menor atisbo de heroísmo
y con muchos menos escrúpulos. Unos grados más y la película coquete aría en un terreno cercano a la comedia. El jefe para el que trabajan -el siempre elegante y convincente Frank Langella-, es otro ejemplo de las intenciones o lo que subraya el film.
La zarpa
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Malas Compañías, estrenada en 1995, es un dechado de podredumbre hu mana y nihilismo. Salvando las distancias, comparte algunos rasgos con Network, aunque si cabe es aún más cínica: Ellen Barkin encarna a una mujer ambiciosa y arribista -peor que el personaje de Faye Dunaway en e se otro film, probablemente más realista-, y Laurence Fishburne a un per sonaje odioso: un frío James Bond negro sin el menor atisbo de heroísmo
y con muchos menos escrúpulos. Unos grados más y la película coquete aría en un terreno cercano a la comedia. El jefe para el que trabajan -el siempre elegante y convincente Frank Langella-, es otro ejemplo de las intenciones o lo que subraya el film.
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