Ficha Flecha Rota

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Críticas de Flecha Rota (1)




Mad Warrior

  • 26 Nov 2021

8



¨Sois dos cuerpos, pero por ellos sólo corre una sangre...la misma sangre¨.

Este memorable momento no sólo representa la unión de dos personas, sino de dos razas, de dos pueblos enemigos por naturaleza y de cuyas transmisiones únicamente ha brotado desconfianza, temor y odio.
Pero ahora, bajo el cielo y sobre la Madre Tierra nace una unión, y esta es inquebrantable.

Por tradición, o bien por comodidad, el pueblo nativo americano siempre había sido tratado con desprecio y representado de un modo salvaje e injusto en el género del ¨western¨, donde por el contrario se celebraba la valentía y honor de los soldados de la caballería y el ejército de la nación; sólo existían dos caras en las películas del Oeste: la buena y la mala, es decir, la del hombre blanco y la del indio respectivamente (ya saben que nos engañaron acerca de quién cortaba las cabelleras). Ya en los años 40 el pueblo nativo empezó a ser reflejado con mayor justicia y veracidad gracias a cineastas como John Ford y Raoul Walsh, sin embargo no hubo película en el género que se situara con mayor ahínco del lado de los indios como ¨Flecha Rota¨.
Un guión del perseguido por la Caza de Brujas ¨mccarthiana¨ Albert Maltz, y Michael Blankfort (¨Cerco de Odio¨, ¨La Ley de la Horca¨), quien le sirvió de testaferro en ocasiones, basado a su vez en la conocida novela ¨Blood Brother¨ del autor y periodista Elliott Arnold publicada en 1.947, daría como resultado el primer ¨western¨ que abordaba Delmer Daves nada más firmar su contrato con 20th Century Fox, tras un paso notable por el melodrama y el cine negro. La obra de Arnold tomaba como protagonistas a dos importantes figuras dentro del conflicto entre colonos blancos y nativos: Thomas Jeffords y el jefe Shi-ka-Ella, conocido por todos como Kuu-chish (Cochise).

Estos dos hombres, separados por una edad de 27 años y una cruenta batalla entre sus respectivas razas, cruzarían sus caminos y forjarían una amistad sincera y leal más allá de los prejuicios del odio racial que imperaba en el momento, y que estallara a raíz del llamado Incidente Bascom en 1.860, cuando el jefe indio fue acusado injustamente de robar ganado y secuestrar a un niño.
Esto generó grandes tensiones y un enfrentamiento directo entre el anterior y el teniente George N. Bascom, mientras Jeffords, miembro del ejército unionista, desempeñaba su cargo como superintendente de mensajería.

La historia comienza en pleno desierto con la narración en primera persona del protagonista, quien cabalgando entre las montañas se encuentra por casualidad a un joven de origen apache malherido; el sentimiento de odio es erradicado de un plumazo al no buscar Tom su cuchillo para matarle, sino una cantimplora para ofrecerle agua, iniciándose así un vínculo de apoyo entre lo que deberían ser dos enemigos (y ambos hablando el mismo idioma, un detalle en absoluto creíble, claro, pero así se quiso hacer la película, y hasta nos lo advierten).
Aun apareciendo varios miembros de la tribu para rescatar al chico, Tom no disparará ni será asesinado, pero observará la ferocidad de los apaches en una emboscada a varios hombres; como nosotros, es testigo impotente de la enemistad natural.

Pero una enemistad cuyo único resorte y culpable de su permanencia ha sido la guerra, siempre la guerra. A través de los ojos del pacífico y comprensivo Jeffords no sólo observaremos la desconfianza entre razas, sino entre los mismos blancos cuando la gente del pueblo comience a sospechar de sus misteriosas relaciones con los apaches, reflejándose la situación planteada en la historia en la vivida en la Norteamérica del momento por culpa de la Caza de Brujas y el pánico comunista. Jeffords (álter-ego de Daves en espíritu y conciencia) se erige así como juez de paz, alguien que detesta la violencia y que no cree en razas, un blanco que ¨no habla ni piensa como los demás blancos¨.
Tras un ¨entrenamiento¨ para conocer la tradición apache (que por desgracia no veremos jamás, un fallo de Maltz y Blankfort) se produce el primero de los encuentros entre éste y Kuu-chish (en una inolvidable y apabullante secuencia de plano general donde el protagonista entra al campamento asediado por una legión de nativos armados, presentando al hombre blanco en plena desventaja ante la fuerza india), y el diálogo, el respeto y el honor serán los principales elementos de una poderosa amistad, gracias a la cual Jeffords comprobará de primera mano las desquiciadas acusaciones y el odio incomprensible de los suyos contra los indios.

A todo este maniqueísmo de los blancos y la inclinación por dignificar y humanizar a los nativos (que a menudo va más allá de lo que debiera) se suma el romance entre Tom y la joven virginal Sonseeahray (no bien vista por los más conservadores en el momento del estreno del film), necesaria para introducir los trazos de melodrama tan típico de la época y para crear los lazos eternos del protagonista, ya desligado de los de su raza, con los apaches.
Al margen de esta unión, el intento de paz por parte de Tom con ayuda del general Oliver O. Howard causará repturas en ambos bandos, en los indios (naciendo así otro importante futuro jefe apache, Goyaałé, más conocido como Geronimo) y en los aliados del ejército, cuyas consecuencias no pueden ser sino trágicas.

Daves supera su primer ¨western¨ imprimiendo a la vez dureza y lirismo en la historia a través de unas imágenes bañadas en vivo Technicolor que gracias a la fotografía de Ernest Palmer evocan tragedia y melancolía, y poniendo de manifiesto su nervio a la hora de filmar intriga y acción, bien servida en los duelos y batallas que presenciaremos, con las flechas, las balas, la sangre y la tierra del desierto creando una conmovedora sinfonía de violencia. James Stewart y Jeff Chandler, quien repitió su papel en futuros films (¨Paz Rota¨), logran una gran química en pantalla y ponen en competencia su carácter y carisma a través de unas sinceras y soberbias actuaciones.
A éstos los acompañan la preciosa Debra Paget, adolescente en aquel momento, un correcto Basil Ruysdael y el actor de verdadera ascendencia india Jay Silverheels. Otros grandes ¨westerns¨ llegarían en 1.950 (¨El Pistolero¨, de Henry King; ¨Estrellas en mi Corona¨, de Jacques Tourneur; ¨Río Grande¨, de John Ford, también con el conflicto apache de por medio; o esas dos maravillas de Anthony Mann ¨La Puerta del Diablo¨ y ¨Winchester 73¨), pero ¨Flecha Rota¨ significó un punto de inflexión en el género, por su discurso claro y directo, por su veracidad histórica.

Daves, que repetiría la temática pro-india, se convierte en responsable de la corriente revisionista del cine del Oeste con su obra como baluarte, siendo imitada en innumerables ocasiones, y llegando su esencia a través del tiempo hasta la inmortal ¨Bailando con Lobos¨, su máxima heredera.



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