Narra el atentado terrorista más letal de la historia de Noruega y los sucesos posteriores. El 22 de julio de 2011, un ultraderechista radical detonó un coche bomba en Oslo y luego disparó a los adolescentes de un campamento de verano en la isla de Utøya. Murieron 77 personas. A través de los ojos de un superviviente, y en paralelo a su recuperación física y emocional, ¨22 de julio¨ retrata la trayectoria del país para lograr su curación y reconciliación.

-Película dramática y de terrorismo basada en hechos reales dirigida por Paul Greengrass, director de algunas entregas de “Bourne”, en concreto la dos, la tres y la cinco y que ahora se ha atrevido a una película de Netflix estrenada el pasado mes de octubre, una película que está basada en los atentados terroristas más letales de Noruega en el 2011 que murieron 77 personas y que han intentado desarrollar tanto la acción, como el apartado dramático, haciendo una película irregular, con unos primeros 35 minutos totalmente espectaculares y crueles, pero que al final te acabe por echarte unas cabezadas o mirar el móvil más que la propia película.
Esta nueva película de Netflix y de Greengrass tiene una de cal y otra de arena, por una parte tiene unos primeros 35 minutos totalmente espectaculares y crueles, no cortándose en nada en realizar unas secuencias de acción y violencia tal y como hicieron los terroristas en el 2011 que de verdad aterrorizan y está rodado de una manera espectacular, pero después de eso la película toma otro rumbo, a un giro dramático de los personajes, lo que se llama la victimización primaria, el impacto que representa este atentado a las familias de los afectados psicológicamente y físicamente a las víctimas que han sobrevivido, con un clásico juicio después y una recuperación de algunas personas dañadas físicamente y psicológicamente, haciendo que el espectador se aburra en buena parte de la película, haciendo que el entretenimiento quede casi en el olvido y te dediques a mirar el móvil o echarte una cabezada, porque ya sabemos cómo va a terminar, un claro síntoma de que Netflix no administra bien la duración de la mayoría de sus series o películas, ya que esta película no es para durar dos horas y cuarto, es una película para haber durado una hora y media y así les pasa casi siempre, estiran y estiran el metraje y al final acaba por aburrir y es una pena, porque la película como he dicho antes tiene unos primeros 35 minutos espectaculares y crueles, rodando las escenas de una manera aterradora, de lo mejorcito que he visto de estos temas, siendo muy realista, además de unas buena actuaciones y una película rodada con calidad, pero es lo que digo, después la película baja mucho el nivel, elaborando un drama aburrido y estirando escenas que no hace falta estirarlas, haciendo que el espectador se aburra. Lo dicho, una película que lo que le ha faltado ha sido reducir el metraje más de 40 minutos y podría haber sido casi perfecta y mucho más conmovedora. La voy a aprobar por el mensaje que quiere decir y por los extraordinarios 35 minutos primeros.

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