35.000 años antes de Cristo, en plena Edad de Piedra, se ha cometido el primer crimen (aunque también podría llamarse ¨asesinato¨) contra un ser humano. Ya nada sería igual.
Premisa de lo más interesante que nos hace asistir a una de las comedias más absurdas, disparatadas, incongruentes e idiotas de la Historia del cine...pero también de las más divertidas.

Hay algunos que prefieren el ácido y crítico humor de Billy Wilder, o el más desenfadado de Blake Edwards, o quizás el tosco y zafio de Kevin Smith, pero a veces nos apetece divertirnos con cosas absurdas, tontas y descabelladas. El trío Zucker/Abrahams/Zucker, el primerizo Woody Allen, los bestias de los Monty Python...no hace falta que sea especialmente inteligente o excesivamente mordaz, basta con que haga reír. Por fortuna, las gentes que se encargaron de esta película de hacer reír sabían un rato.
A un lado está el actor, escritor y director francés de origen argelino Alain Chabat, deudor del estilo las disparatadas comedias americanas, con debilidad por las de los Zucker, que tras una carrera en ascenso iniciada a finales de los 80 empezó a gozar de una tremenda popularidad gracias a la segunda entrega de la saga de Astérix y Obélix, ¨Misión Cleopatra¨ (aunque yo siempre preferiré la primera). Y al otro lado tenemos a la chiflada troupe de Les Robins des Bois, un sexteto de cómicos franceses en la mejor tradición Python que comenzaron sus andanzas a mediados de los 90 y que decidieron colaborar con Chabat ansiosos de dar el salto definitivo al mundo del cine.

La historia de ¨¡Caverrrrnícola!¨ (o ¨RRRrrrr!!!¨, para evitar confusión con la de Carl Gottlieb) no empieza con el avance a la colina 937 que realizó la División 101 de infantería del ejército americano el 9 de Mayo de 1.969...porque esa es otra historia, claro. En realidad empieza en el 35.000 a.C., cuando los seres humanos aún conviven en La Tierra con los mamuts y otros animales salvajes igual de pintorescos; en esta Edad de Piedra alternativa aún existen las supersticiones, las jerarquías y un montón de cosas que ni nos imaginábamos.
Cuando una de las tantas tribus del territorio se encuentra viviendo apaciblemente y en sus quehaceres diarios, otra no muy lejana, los Pelo Sucio, les declaran la guerra para hacerse con el secreto del champú...pero eso les importa bien poco, ya que entre los suyos se ha cometido algo espantoso: el primer crimen de la Humanidad. ¿Cómo reaccionar ante algo tan desconocido? Dos de los integrantes más vagos de la tribu serán los elegidos para desenmascarar al ¨criminero¨ antes de que mate de nuevo mientras los Pelo Sucio prosiguen con su guerra particular.

Seguro que ni Alfred Hitchcock ni Agatha Christie, ni siquiera Mario Bava, imaginaron la resolución de un asesinato de manera tan estúpida como la planteada en ¨¡Caverrrrnícola!¨. Como podemos apreciar desde el inicio, una buena retahíla de absurdos ¨gags¨ (donde cabe mencionarse la confesión de Rubio al jefe frente al mar, la rueda de reconocimiento, la conversación telefónica con el asesino o ese onírico e impagable sueño en el Carrefour), no dejarán de sucederse, uno detrás de otro, antes, después y en mitad de la extravagante investigación llevada por unos hombres prehistóricos la mar de curiosos y originales en una trama con bastantes altibajos (lo de mezclar la guerra por el champú con lo del crimen resulta irregular).
Chabat y Les Robins des Bois dan rienda suelta a su colorido imaginario de humor entre paródico, soez, inteligente y muy (pero muy, muy) absurdo; un disparate sin ningún sentido donde se darán situaciones tan imbéciles como los diálogos, aun sirviéndonos un par de irreverentes chistes (lo del aborto). Pero por tonta que sea la película resulta más divertida, fresca y original que cualquiera de las vomitivas entregas de esa saga americana acabada en ¨-Movie¨ u otras de la misma estirpe.

Los integrantes de Les Robins (Pierre-François Martin-Laval, Jean-Paul Rouve, Marina Foïs, Maurice Barthélemy, Elise Larnicol y Pascal Vincent) están geniales, impagables como ellos solos, como el tonto de Chabat haciendo del ¨curandólogo¨ o DePardieu encarnando al jefe de los Pelo Sucio (este hombre se apunta a un bombardeo...).
Para el recuerdo quedan ocurrencias imposibles como las de ¨¡se va a poner negro!¨, ¨me llamo Piedra, Piedra: ¡R-U-B-I-O!¨, ¨debes ponerle palabras a tus gestos¨, ¨¡que lo poses!...y a hacer poses¨, ¨no me des la pata¨ o la inolvidable parodia de ¨Apocalypse Now!¨.

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