Con el retorno de Connery, enseguida se vio que el querer rodar toda la película en Hollywood era una tontería: Ken Adam, por ejemplo, enseguida se quejó de que Universal no le permitiera usar sus propios bocetos como referencia. Tenían que ser redibujados por personal de la casa.
David Picker de United Artists pensaba lo mismo: Si tu Bond no es americano, ¿para qué vas a rodarlo todo en Hollywood? Además, si rodaban en el Reino Unido un 85% del metraje, había un convenio por el cual a la productora se le devolvían impuestos sobre el taquillaje como gratificación por la contribución a la industria cinematográfica del Estado. Teniendo en cuenta que se preveía (y fue) un taquillazo, Picker calculó que a la larga, con el ahorro tributario, les saldría casi gratis haber cogido a Connery. Así pues, se volvió a Pinewood.
Entre los candidatos a Bond antes de que se eligiera a John Gavin estuvieron Robert Wagner, el explorador Ranulph Fiennes (tío de los hermanos Fiennes), Roger Moore, el cantante Malcolm Roberts o el actor americano de serie B Brett Hasley.
Según un artículo publicado en mayo de 1971 en el Sunday Mirror, durante la búsqueda de actores en pre-producción, un George Lazenby que ya se estaba arrepintiendo de haber abandonado a Bond se habría reunido con Broccoli para su retorno, diciendo que había sido mal aconsejado, que había despedido a su mánager y que quería empezar de nuevo. Broccoli le contestó que se mantendrían en contacto y le enseñó la puerta.
Años después se volvieron a encontrar y Cubby se ofreció para ayudarle (supongo que no sin cierta sorna). Lazenby se largó de allí.
El doble George Leech acabó con las muñecas chamuscadas por un error (otro) en la protección de sus manos. Aún así, acabó la escena.
Un responsable de atrezzo se olvidó tras un día de rodaje de encender calefacción de la cama-pecera donde duermen Bond y Tiffany. Al volver por la mañana, la mayoría de los peces habían pasado a mejor vida. Tras probar de congelar unos cuantos peces y moverlos con hilos, se ajornó el rodaje de la escena hasta que se pudieran traer otros ejemplares desde Okinawa.
Otra escena desastrosa fue otro clímax: el de la secuencia pre-créditos, donde Bond piensa haber acabado con Blofeld.
Resulta que al responsable de FX, Les Hillman, se le ocurrió que una buena manera de crear el barro era con puré de patatas. Y desde luego, quedaba resultón. Pero a las 24 horas, aquello apestaba y por ello el ambiente en el set no fue muy bueno, que digamos,
El rodaje del clímax fue un completo desastre:
- Se tuvo que descartar, por no lograr los permisos, un enfrentamiento final entre Bond y Blofeld: Blofeld huye en su submarino, pero Bond logra agarrarse a un globo meteorológico y lo persigue. Llegan a la costa, a unas minas de sal: entre las montañas del mineral tendría lugar una pelea que culminaría con Bond metiendo a Blofeld en una picadora de sal, haciéndolo cachitos.
- El primer día de rodaje en la plataforma petrolífera, Guy Hamilton cayó levemente enfermo y se tuvo que ajornar el rodaje 24 horas.
- Un doble se rompió una vértebra del cuello al tirarse al agua desde la plataforma, un electricista se cayó de la cubierta, lesionándose levemente, y un extra se pegó un tiro en la pierna, que por mucho la munición sea de fogueo puede causar gravísimas lesiones.
- Connery acabó harto de la escena de la burbuja: cada vez que lo sacaban, el aire salía de dentro, le volaba el peluquín y acababa con el la burbuja desinchada en plan bufanda. Una y otra vez. Acabó medio histérico.
- Un director asistente se confundió y tomó un ensayo por la escena decisiva en que se volaba la plataforma. Aquello empezó a explotar y los helicópteros a penas pudieron tomar buenas imágenes (por eso parece un clímax tan simplón). Además, obligó a cortar las secuencias con buzos de la Marina poniendo bombas a los pies de la plataforma para evitar errores de continuidad.
Guy Hamilton destrozó todos los coches que pudo durante el rodaje porque sentía un odio cerval hacia los coches americanos. El hecho de que la Ford los diera gratis y a cascoporro abrió la veda para el director: Más de 80 coches hechos papilla.
Durante la pre-producción en los estudios Universal, antes de que Sean Connery tomara el papel, Tom Mankiewicz estaba en las últimas fases del guion y todo el mundo hablaba bien de lo que sería la peli. Harry Saltzman lo fue a ver a su bungalow del estudio para preguntarle cómo iba la cosa:
¨Dicen que estás haciendo un buen trabajo, pero dime, ¿cuál es la amenaza?¨
¨La amenaza es que Blofeld quiere destruir el mundo¨.
Entonces Saltzman se quedó cariacontecido, negó con la cabeza y le dijo al guionista: ¨No es lo suficientemente grande¨, y se fue.
Bruce Glover y Putter Smith se tomaron muy en serio lo de interpretar a una pareja de homosexuales, hasta el punto de que mucha gente entre el reparto y el equipo pensaba que eran gays de verdad. Para muestra, un botón: Años después de rodarse la película, durante un vuelo, Bruce Glover se puso a pelar la pava con una azafata que le había hecho tilín. De pronto, oyó una estremecedora voz con un fuerte acento escocés y mucha sorna diciéndole ¨¡Serás hijo de puta!¨. Era Sean Connery, por supuesto.
Se realizó otro submarino, lleno de hormigón, para la escena de la demolición de la plataforma petrolífera.
El bonito submarino de Blofeld, diseñado por Kem Adam (quién si no) costó la nada desdeñable cifra de 30.000 $ de la época, pero no pasaba de ser una maqueta de fibra de vidrio a tamaño real sin función alguna. Pasó a manos del famoso piloto y doble de acción Dean Jeffries, que lo puso a la venta en su garaje de Los Ángeles, donde fue comprada por el oscarizado (por ¨Biteclhus¨) maquillador técnico de FX Robert Short, un loco de Bond, y entregada al Museo de coches de Hollywood.
Una vez éste cerró, Short recuperó el submarino y lo vendió a un tipo que al cabo de unos años lo donó a la Fundación Ian Fleming para su conservación.
Tom Mankiewicz, Guy Hamilton y Cubby Broccoli tuvieron otra enganchada, esta vez bastante épica, por el uso por parte de Blofeld de un aforismo - muy simplificado respecto del original - de La Rochefoucauld:
CUBBY: Quién demonios es La Qué?
TOM: La Rochefoucauld era un filósofo francés del S. XVII. Es una de sus máximas.
C: Quítalo. Nadie sabe quién es.
T: Oh, por favor, Cubby, es una cosa maravillosamente remilgada y elegante para Blofeld.
C: No, no la quiero.
GUY: Cubby, por favor, deja que se quede la frase.
C: ¡NO, FUERA!
Mankiewicz y Hamilton seguían en sus trece con cada reescritura del guion (Cubby les decía: ¨El Michaelmas ese sigue en el guion. Os he dicho que quitéis al Michaelmas del guion¨) y acabaron rodando la frase. Y al ver los dailes, Cubby...
¨Que no quiero al Michaelmas en esta película. Lo cortaremos”.
Pero, ay, Hamilton ya lo había previsto y solo había rodado una toma de esa escena para forzar incluirla en la película, Se incluyó con Broccoli haciendo morros.
Total, que encontrándose en preproducción ¨Vive y deja morir¨, Hamilton le comentó al productor:
GUY: Vi ¨Diamantes para la eternidad¨ en París y la gente se rió mucho con lo de La Rochefoucauld.
CUBBY: París es el único lugar donde esta película no hizo un duro. Muy bien. Tu ves y haz ¨Vive y deja morir, pero esta vez sin Michaelmas.¨
GUY: ¨Sin Michaelmas, Cubby¨
FIN
¨Si en algunos hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien.¨ - La Rochefoucauld
A cambio de que su nuevo Mustang apareciera conducido por Bond en la película, la Ford ofreció cualquier coche que se necesitara. Así, la práctica totalidad de los coches de la película son Ford entregados sin coste. Se destrozaron unos 80 coches en las persecuciones y se ahorró muchísimo presupuesto.
Y ya que estamos, la piscina en cuestión no era otra que la de la casa de Kirk Douglas en Palm Springs, que EON había alquilado para la ocasión.
Lana Wood pudo conocer un final parecido del de su hermana Natalie durante la escena en que se muestra a Plenty asesinada en una piscina. Wood estaba realmente atada a un bloque de cemento, teniendo al alcance una cuerda de que dos mozos tiraban para que respirara entre tomas. Lo malo es que no se tuvo en cuenta que como muchas piscinas, el suelo hacía pendiente y el bloque de cemento se iba deslizando hacia abajo. Afortunadamente, el equipo vio enseguida que Wood no sacaba la cabeza cuando tocaba y fue diligentemente rescatada.
En un encuentro fortuito en casa de Andrew Lloyd Webber, Steven Spielberg le declaró a Don Black que la canción de la película era su favorita de entre todas la que se habían compuesto para una película, tras lo cual le describió por qué comentando cada estrofa y poniéndola en relación con la secuencia de créditos de Maurice Binder. Black alucinaba y salió de allí con la cabeza más alta que una girafa en la azotea del Burj Khalifa
La letra de la canción de esta película es muy erótica, y cuando la presentaron en casa de John Barry a los productores, Hatty Saltzman la encontró directamente obscena. Se puso incluso colorado: ¨No me gusta, no está bien. La letra es sucia¨.
El letrista Don Black le contestó ¨No es sucia, es provocativa; es Bond: Sexy, sensual, atrayente...¨. Pero John Barry lo cortó diciéndole su opinión de una manera mucho más clara: ¨¿Y tú qué coño sabrás?¨. Cabreo mayúsculo de Saltzman, portazo, un minuto de silencio incómodo y finalmente Broccoli dijo: ¨¿Tenéis Jack Daniels, aquí?¨. Broccoli sí que aprobó la canción y los tres bebieron por ella.
Saltzman y John Barry raramente si no nunca volvieron a hablarse, y fue uno de los motivos del cambio de compositor en ¨Vive y deja morir¨.
Jill St. John - que venía de tener un romance corto pero casi formal nada menos que con George Lazenby - y Lana Wood empezaron con esta película un conflicto que aún dura. Empezó cuando las dos se enteraron que habían tenido sendas relaciones íntimas con Sean Connery y ha continuado con Wood acusando a St. John de estar implicada junto a su actual marido Robert Wagner en la muerte de su hermana Natalie (esposa de Robert Wagner por entonces). Juicios, acusaciones e incluso presuntas amenazas de muerte se han sucedido y se suceden.
Curiosidades: 35
Páginas de resultados:
bigladiesman
Sobre las temibles luchadoras acróbatas Bambi y Pluto, un par de apuntes:
- En un principio, los vigilantes de Williard White eran dos filipinos expertos en artes marciales, pero Guy Hamilton vio por la tele una competición de gimnasia femenina y pensó en lo que pasaría si aquellos saltos se convertían en técnicas de lucha. Y desarrolló la idea.
- Un error (y dale) hizo que la actriz acreditada como Bambi fuera Donna Garrett, que era de hecho la doble de la actriz que realmente la interpretó: Lola Larson.
- Trina Parks fue hallada por Saltzman y Broccoli en un espectáculo del casino Flamingo, allí en Las Vegas. Accedieron al backstage al final de la función y le preguntaron directamente qué le parecería rodar una escena con Sean Connery.
Reportar