Una correcta sin más adaptación a la pantalla chica del reinado de Enrique VIII, en este caso centrada en la figura de Thomas Cromwell, uno de los ministros del rey. Si alguien ha visto la serie Los Tudor, no podrá evitar comparar entre una y otra, y lo cierto es que Wolf Hall sale perdiendo por mucho. En primer lugar porque tiene una peor fotografía, en segundo lugar tiene una banda sonora que a veces no funciona de la forma que debería, y por último porque peca de ser muy lenta, a veces incluso soporífera.
¿Cosas buenas que tiene esta serie? Pues en primer Mark Rylance, quien interpreta a un Thomas Cromwell lleno de matices, un buen padre y esposo, leal al rey y a Wolsey pero vengativo con sus enemigos. En general, me pareció un personaje mucho mejor construido que el Cromwell que vimos en los Tudor, que, aunque James Frain lo interpretara muy bien, era un personaje demasiado plano y simple en el que no se esmeraron demasiado.
Por otra parte, también me gustó la elección de la actriz que hace de Ana Bolena, Claire Foy, y no es que no me gustara Natalie Dormer en los Tudor (la actriz me encanta), pero considero que si van a contar la historia desde los ojos de Cromwell, necesitábamos una Bolena odiosa y Claire Foy nos la dio al tiempo que mostraba a una Bolena insegura y débil. Entre ella y Natalie Dormer no sabría con cuál quedarme.
Otro punto bueno de la miniserie es la elección de grandes actores veteranos como Bernard Hill y Jonathan Pryce para los personajes de Norfolk y Wolsey. También me agradó ver a Anton Lesser como Tomás Moro, cuya interpretación también me pareció sublime. El punto flojo de la miniserie, al menos en mi opinión, es Damian Lewis como Enrique VIII, y es que por mucho que Lewis sea un gran actor, su interpretación se queda en nada si la comparamos con la de Rhys Meyer en los Tudor, sobre todo porque en esta miniserie Enrique VIII es muy secundario y no nos dan demasiados motivos para odiarle. Con Rhys Meyer, por mucho que fuera un modelo de Calvin Klein, veíamos a un tipo ansioso de lujuria, batallitas y que se ponía como un cerdo a la hora de comer, y lograba que te lo creyeras como Enrique VIII. En cambio Damian Lewis tiene el físico idóneo para ser Enrique VIII, pero por el guión no le permite lucirse ni demostrar gran cosa.
Uno de los mejores puntos de la miniserie es la trama de Cromwell cobrándose la venganza por la muerte de Wolsey al fraguar la ejecución de todos los implicados en su caída: la reina Ana Bolena y sus amantes.
La serie no es mala, pero se hace lenta a ratos, cosa que le resta bastante puntos. No obstante, creo que es recomendable para todo aquel que quiera conocer más sobre este interesante personaje lleno de matices y también para todo aquel que quiera una segunda visión de los hechos históricos que mostraban Los Tudor.
Raúl Rubio Peñas
6
Una correcta sin más adaptación a la pantalla chica del reinado de Enrique VIII, en este caso centrada en la figura de Thomas Cromwell, uno de los ministros del rey. Si alguien ha visto la serie Los Tudor, no podrá evitar comparar entre una y otra, y lo cierto es que Wolf Hall sale perdiendo por mucho. En primer lugar porque tiene una peor fotografía, en segundo lugar tiene una banda sonora que a veces no funciona de la forma que debería, y por último porque peca de ser muy lenta, a veces incluso soporífera.
¿Cosas buenas que tiene esta serie? Pues en primer Mark Rylance, quien interpreta a un Thomas Cromwell lleno de matices, un buen padre y esposo, leal al rey y a Wolsey pero vengativo con sus enemigos. En general, me pareció un personaje mucho mejor construido que el Cromwell que vimos en los Tudor, que, aunque James Frain lo interpretara muy bien, era un personaje demasiado plano y simple en el que no se esmeraron demasiado.
Por otra parte, también me gustó la elección de la actriz que hace de Ana Bolena, Claire Foy, y no es que no me gustara Natalie Dormer en los Tudor (la actriz me encanta), pero considero que si van a contar la historia desde los ojos de Cromwell, necesitábamos una Bolena odiosa y Claire Foy nos la dio al tiempo que mostraba a una Bolena insegura y débil. Entre ella y Natalie Dormer no sabría con cuál quedarme.
Otro punto bueno de la miniserie es la elección de grandes actores veteranos como Bernard Hill y Jonathan Pryce para los personajes de Norfolk y Wolsey. También me agradó ver a Anton Lesser como Tomás Moro, cuya interpretación también me pareció sublime. El punto flojo de la miniserie, al menos en mi opinión, es Damian Lewis como Enrique VIII, y es que por mucho que Lewis sea un gran actor, su interpretación se queda en nada si la comparamos con la de Rhys Meyer en los Tudor, sobre todo porque en esta miniserie Enrique VIII es muy secundario y no nos dan demasiados motivos para odiarle. Con Rhys Meyer, por mucho que fuera un modelo de Calvin Klein, veíamos a un tipo ansioso de lujuria, batallitas y que se ponía como un cerdo a la hora de comer, y lograba que te lo creyeras como Enrique VIII. En cambio Damian Lewis tiene el físico idóneo para ser Enrique VIII, pero por el guión no le permite lucirse ni demostrar gran cosa.
Uno de los mejores puntos de la miniserie es la trama de Cromwell cobrándose la venganza por la muerte de Wolsey al fraguar la ejecución de todos los implicados en su caída: la reina Ana Bolena y sus amantes.
La serie no es mala, pero se hace lenta a ratos, cosa que le resta bastante puntos. No obstante, creo que es recomendable para todo aquel que quiera conocer más sobre este interesante personaje lleno de matices y también para todo aquel que quiera una segunda visión de los hechos históricos que mostraban Los Tudor.
Recomendable.
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