Muy buena comedia política de Luis Estrada, que forma parte de una ya legendaria Tetralogía política compuesta por ¨La Ley de Herodes¨ (1999), ¨Un mundo maravilloso¨ (2006), ¨El Infierno¨ (2010) y ahora ¨La dictadura perfecta¨.

La trama gira en torno a la negociación que una televisora mexicana hace con un gobernador corruptor para mejorar su reputación armando todo un aparato propagandístico (falso, claro) que incluye conspiraciones de todo tipo, secuestro de niñas, colgados, extorsión, asesinatos, etc, que reflejan una realidad muy cruda pero aceptada, al fin de cuentas, en México.

Como ya es de costumbre en las propuestas fílmicas de Estrada, estamos ante un film irónico, que tiene muchos méritos, entre los cuales tenemos exponer una realidad lamentable en el México de hoy, siendo una crítica ácida a dos bandas: primero, al complejo sistema de corrupción que tiene el país hundido (desde la Presidencia hasta los medios de comunicación, pasando por el ejército), y al mismo tiempo, esa suerte de ¨resignación social¨ que el pueblo mexicano tiene con una realidad que no lo sorprende, a estas alturas, pero en la que todos terminan ¨entrándole¨ (participando) como ellos dicen.

Está más que claro que para entender y dimensionar los alcances de este film hay que ser mexicano o haber vivido algunos años en México y tener una familia mexicana (en mi caso, el segundo ejemplo). De esta forma, no es raro que esta película, para variar, haya sufrido censura y haya sido retirada con mucha prontitud de los cines mexicanos cuando se tiene en cuenta que es una crítica descarnada a la corrupción del país, personificada en el presidente actual, Enrique Peña Nieto (con una personificación idéntica, desde sus comentarios sin trasfondo hasta su engominado peinado) y en donde se expone el entramado corrupto y de manipulación mediática de Televisa, donde desde su presidente ejecutivo Emilio Azcárraga hasta los periodistas de esa red comunicativa, constantemente están creando ¨cortinas de humo¨ para tapar los delitos del presidente, secretarios de estado, embajadores, gobernadores, la policía, etc.

Todos los aspectos técnicos, el despliegue de escenarios (el noticiario, la choza jodida en donde tienen secuestradas a las niñas, los despachos presidenciales y de gobernación) están bastante bien, así como los pocos efectos especiales que una trama como ésta requiere (lo de los colgados en el puente y los cuerpos acribillados por balas es algo que puedes ver en la prensa escrita constantemente y no tiene nada de ficción)

El guión es bastante bueno con situaciones tragicómicas que, repito, reconocerás a leguas si eres mexicano o viviste en el país como la referencia a Peña Nieto, Televisa con José Hartmann y Javier Pérez Harris, que son evidentemente, Emilio Azcárraga y Joaquín López Dóriga, presidente de Televisa y conductor de Televisa Noticias), el secuestro (que terminó en muerte en la vida real) de Paulette Gebara, los escándalos sexuales del gobernador de Puebla, Mario Marín, apodado ¨El Gober Precioso¨ sobre una red de prostitución y pornografía infantil y un largo etc. Y digo tragicómicas, porque lejos de la fantasía son hechos reales que avergüenzan al pueblo mexicano, pero que sin embargo, son tomados con una liviandad que asombra, como una realidad literalmente tragicómica.

Las actuaciones son, en líneas generales, totalmente destacables, empezando con Damián Alcázar, como siempre, histriónico, coprolálico, grandielocuente, en su rol de autoridad corrupta, el gobernador Carmelo Vargas; tenemos a un Tony Dalton que ésta vez me sorprendió en su rol de un velado Azcárraga; Salvador Sánchez como el general del ejército que resulta ser el secuestrador, tomando más protagonismo en las cintas de Estrada; y Joaquín Cosío, ésta vez más alejado de personajes bizarros como los que tuvo en ¨Matando Cabos¨ y ¨El Infierno (El Mascarita y el Cochiloco), pero cumpliendo siempre, con el santurrón e idealista diputado Morales, opositor enconado del gobernador.

El final es comprensible hasta irónico y esperable con la realidad que se vive en México, si bien yo hubiese manejado el final de otra forma, como en ¨La Ley de Herodes¨ y ¨El Infierno¨. En definitiva, una película de la esperaba mucho y cumplió. Total y absolutamente recomendable para entender la realidad que vive actualmente, y desde hace años, esa hermosa y entrañable tierra, México.

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