Ficha Rapsodia en Agosto

7.10 - Total: 7

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Críticas de Rapsodia en Agosto (2)




Mad Warrior

  • 10 Dec 2018

9



¨9 de Agosto...¨, ¨...el día que murió el abuelo¨. Minako y Tami no necesitan decir más; mientras, frente a los chicos, las ancianas rezan a sus desaparecidos en el santuario, donde se lee en uno de los escritos ¨reunámonos en el más allá¨.
Sobrevivir a una catástrofe como la de aquel día, que marcó para siempre la Historia de su país. Para ellos, la generación del milagro económico, es muy difícil de entender, y por tanto su curiosidad no es menor.

Y es que mucho pudieron enseñarnos nuestros profesores de historia, pero como dijo aquél: ¨para hablar de una guerra hay que vivirla¨. Mi abuela me contaba cómo con siete años (en 1.936) escuchaba los bombardeos en el puerto de Cartagena y por las noches veía en el horizonte el resplandor de los impactos; inevitablemente me sentí como los chicos de la película. Kurosawa contaba 35 años cuando las bombas atómicas cayeron en Hiroshima y Nagasaki, responsables de la muerte de cientos de miles de personas; 6 y 9 de Agosto, dos días negros que marcarían a toda una generación.
El cineasta, un octogenario en los 90 con una inmensa carrera repleta de obras maestras, pegaría otro vuelco a su filmografía tras sorprender a propios y extraños con la personal y fascinante ¨Los Sueños¨, respaldada por Steven Spielberg, dando su propia visión de las cicatrices que los desastres de la 2.ª Guerra Mundial y las bombas habían dejado en los supervivientes de éstas (¨hibakusha¨, en japonés) al tiempo que adaptando la aplaudida novela ¨Nabe no Naka¨ de la escritora Kiyoko Murata. La historia transcurre durante los días de verano de dicho mes y desde la perspectiva de la joven Tami, que narra los hechos.

Ésta pasa las vacaciones en la casa de campo de su abuela en Nagasaki mientras se conmemora el 45.º aniversario del desastre, junto con su hermano pequeño y sus primos. Mientras la anciana sigue teniendo muy presente esos días, pues su marido, maestro de escuela, fue víctima de la bomba mientras impartía clases, le llega una carta inesperada: uno de sus hermanos se encuentra convaleciente en Hawaii, donde se mudó años atrás y fundó una familia, y desea verla antes de morir...pero ella no es capaz de recordarle. Insistiendo en la complicidad entre la abuela y sus nietos y denigrando la generación intermedia, la de los padres, el motor de ¨Rapsodia en Agosto¨ se basa en una continua transmisión y en el enfrentamiento de diversos puntos de vista.
Entre Kane y los niños, donde vemos el nuevo Japón contra el tradicional, incapaz de comprenderlo aun respetándolo con afecto; entre la anciana, los niños y sus padres, hipócritas e interesados; y entre Kane y su sobrino Clark, dos naciones enemigas en el pasado ahora encontradas en familia, un serio dilema para la anciana. La transmisión llega de la manera más natural y pese a esos enfrentamientos entre generaciones aparecen los lazos que las unen cuando Kane, nostálgica, melancólica y a veces incluso divertida, relata a sus nietos historias sobre acontecimientos sucedidos antes, durante y después del desastre.

Éstos, con inocencia y atención, se introducen en un terreno desconocido al escucharla y aprender más sobre Nagasaki, reaccionando asustados (¨¡no nos cuentes más historias de miedo!¨) pero tomando conciencia de ello (¨sólo fueron testigos de algo aterrador¨). Leyendas que aúnan verdad y fantasía, de familiares, seres y sucesos extraños; Kurosawa nos hace partícipes de ellas y así nos sentimos como los chicos, sentados a la luz de la Luna descubriendo un mundo de otro tiempo mientras oímos a la abuela. Así, ¨Rapsodia en Agosto¨ resulta atrapante pese a su sencillez.
El director, con su particular maestría y visión de las cosas, dota a la película de una atmósfera de fascinante extrañeza, revelando lo misterioso y oculto bajo las apariencias con una naturalidad sobrecogedora, un universo mágico que se abre ante los ojos de los protagonistas, y al igual que ellos somos absorbidos por él. Kurosawa se rodea de maravillosos actores que más que interpretar sienten sus personajes, sobre todo el grupo de los cuatro jóvenes compuesto por Hidetaka Yoshioka, Tomoko Otakara, Mieko Suzuki y Mitsunori Isaki; después, un regular y casi inexpresivo Richard Gere en el mejor momento de su carrera (tras ¨Pretty Woman¨) que veremos durante unos 20 minutos.

Su personaje, Clark, queda desaprovechado, mal desarrollado; no así protagoniza una de las secuencias más conmovedoras del film. Y a la cabeza la veterana Sachiko Murase brindando una actuación sorprendente e hipnótica; su Kane sin duda procede de la imaginería del director, que se expresa a través de ella: una mujer obsesionada con la honestidad del individuo, que recuerda el desastre en la lejanía, no condenando los actos de los americanos aunque tampoco consintiendo que sean ignorados, y que sobre todo echa la culpa a la guerra, causante de la maldad de los hombres.
Como clásico personaje de Kurosawa, Kane es acechada por una locura (como les ocurría a Washizu en ¨Trono de Sangre¨ o a Hidetora en ¨Ran¨), la cual se revelará desatada en la inolvidable escena final, donde se enfrentará a sus demonios más profundos. Con todo, un melodrama lleno de alegorías, contemplativo, intimista, mágico y cautivador, realzado por la brillante puesta en escena y la fotografía de Takao Saito y Masaharu Ueda, en el que Kurosawa, con sabiduría y una sensibilidad y sencillez sobrecogedoras, ahonda en la tragedia que un día marcó a su nación y a su gente demostrando que el pasado nunca debe ser olvidado (algo a lo que no reaccionó bien la crítica de la época, que le tachó de chauvinista).

Finalmente, la tormenta propulsará a la anciana a otro tiempo mientras sus nietos corren tras ella. Pero por más que corran no la alcanzarán jamás, pues sus demonios, lo que la acosa, consecuencia de un trauma más que real, es un mundo en cuyo interior nadie podrá reunirse con ella...



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Tsuki

  • 17 Nov 2011

10


Una de las mas bellas películas que retrata uno de los capítulos mas negros de país del sol naciente. Relata con nostalgia los terribles hechos que ocurrieron en Hiroshima y Nagazaki. Retratada en el rostro afable de una mujer y en el aniversario de su difunto esposo que murió ese día.

Película pausada y con una bella fotografía y sublime final. Como recordatorio solo queda los hierros retorcidos y el futuro reflejado en sus nietos que seleccionan ante lo que les cuenta su abuela.



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