La película fue el resultado de un ambicioso proyecto fallido que pretendía continuar con la saga de los Leguineche, cuyo argumento trataba de unos Leguineche ya arruinados del todo y dependientes económica e inmobiliariamente del hombre al que tomaron el pelo en los años del franquismo y ahora es un magnate: Jaume Canivell. Éstos lo convencen para invertir en la agonizante URSS para acabar instaurando a un amigo de la familia (si no me equivoco el supuesto conde ruso que aparece en ¨La escopeta nacional¨) como Zar. Como la otra vez, el pobre Canivell salía desplumado del asunto.

La financiación del proyecto - que se iba a llamar ¨Nacional IV¨ o ¨¡Viva Rusia! -fue descartada por el Gobierno de entre un grupo de proyectos en los que ganó ¨La marrana¨ y ¨Belle époque¨.

Una parte de los gags de esta película, en especial el clímax, estaban en este proyecto descartado.

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