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James Stewart ofrece una actuación fascinante en Shenandoah aka El Valle de la Violencia. Acompañado por un reparto privilegiado, el director Andrew V. McLaglen - del cual sólo había visto Camino de Oregón con Kirk Douglas, Robert Mitchum o Richard Widmark, un buen film, pero no excelente - nos lleva a fines de la guerra de Secesión norteamericana. La familia, cuyo patriarca (en un sentido de la palabra totalmente noble) Charlie Anderson, un viudo y padre de familia numerosa, con sólo una hija entre tanto hombre, intentan llevar una vida neutral, no quieren guerra, ni por el bando confederado y unitario. Sólo quieren vivir de trabajar su tierra y ser hijos temerosos y amados de Dios.

Pero la guerra al final les encuentra. No voy a narrar nada sobre la trama, sólo decir que el mensaje, que al menos a mí me transmite, es cien por cien anti-bélico, cristiano y lleno de amor. Un gran film un tanto infravalorado comparado a otros western de la época y que llega a nuestros días tan vigente como cuando se realizó.

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