Ficha Marcado por el Odio

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Críticas de Marcado por el Odio (2)




Mad Warrior

  • 14 Oct 2022

8



No todos los campeones nacen como campeones. A veces se ven obligados a emerger de las cloacas, limpiarse el fango, sacudirse el polvo, algo de sangre ajena y propia y mirar con determinación el presente y el futuro.
Así es como lo hizo Thomas Rocco Barbella.

Nacido a finales de los años 10 del siglo pasado, el tipo que luego se apodaría Rocky Graziano creció en territorio neoyorkino pero en el seno de una familia de inmigrantes italianos; además, el barrio en el que se cría es especialmente conflictivo debido a la pobreza y a las dificultades de adaptación a la sociedad anglosajona de sus habitantes, la mayoría de ellos procedentes del viejo continente. Él no es más que uno de esos centenares de jóvenes buscavidas envueltos en una carrera delictiva que no les lleva a ninguna parte; y acostumbrado a la calle, cumple a rajatabla con su código de honor.
Esto es: mantenerse respetuoso con esa familia a la que sin embargo sume en una zozobra constante, leal a sus amigos y compañeros de fatigas y dispuesto a mantener a golpes su bien ganado prestigio. Y si bien su historia real es mucho más rica en sombras que en luces, especialmente una vez llegado su momento de introducirse en el boxeo profesional en cuyos ambientes estuvo al parecer mezclado con los manejos de la mafia, lo cual estuvo a punto de dar por terminada su carrera deportiva, Hollywood decidió ser indulgente con él y convertirle en estrella de un ¨biopic¨ en el que ejemplificar algunos de los matices más recurrentes del ¨sueño americano¨.

Las cosas no salen como quieren los productores pues James Dean, a quien iba destinado el papel, fallece en Septiembre de 1.955, pero un camarada suyo y alumno del mismo Actors Studio llamado Paul Newman, había opositado para encarnar al boxeador y finalmente fue escogido (si bien su parecido físico, más cerca de Sterling Hayden o Victor Mature, era pura coincidencia). El natural de Ohio se enfrenta a una prueba de fuego donde demostrar sus habilidades e intentar encubrir el fiasco de ¨El Cáliz de Plata¨, por suerte le dirige un artesano tan capaz e inteligente como Robert Wise, que rechaza de plano filmar en estudio y decide hacerlo a pie de calle.
Es vital su deseo de lograr un realismo directo y crudo, pues la vida del protagonista así lo demanda; lanzado a la delincuencia y a ser perseguido por la policía, a patear las aceras, es sólo cuestión de tiempo que dé con sus huesos en una cárcel o reformatorio, mientras se le aparece el temible reflejo de un padre, boxeador fracasado que ahoga sus penas en el alcohol y calma su frustración a base de maltratar a sus propios vástagos. Wise nos introduce en este duro mundo y lo pinta cual lienzo con el blanco y negro deprimente que le provee Joseph Ruttenberg, a la vez que saca el mejor partido de los decorados, donde filma secuencias nocturnas, y la dirección artística de Malcolm Brown y el maestro Cedric Gibbons.

Todo ello mientras analiza lo que es la vida íntima del protagonista, en el entorno familiar y amoroso; su lucha desesperada por salir de la pobreza y un entorno social desfavorable viene a demostrar a esas nuevas y perdidas generaciones de los años 50 que era posible dejar atrás la marginación e insertarse en el éxito y en la cómoda vida de las clases medias, aunque deba de chocar con la sed de venganza de esa sociedad que considera que su lugar está en el ejército, donde le meterán en cintura; su madre, a quien da vida una soberbia Eileen Heckart, es el único atisbo de bondad y comprensión que halla.
Tras tener en el ejército algo parecido a ese hogar que dejó atrás en el instante de ser encarcelado, vuelve al duro y corrupto ambiente de las calles en los que otros chavales como él sueñan con ganar la gloria a base de puñetazos; aprenderá también que el boxeo se divide entre su deseo de regeneración y la codicia de agentes, promotores y mafiosos de todo pelaje que pretenden hacer de él una pieza más de su engranaje criminal. Sólo la presencia de un viejo amigo y la perseverancia de esa Norma convertida en su pareja en quien ve reflejada la sombra de la madre ausente le servirán de apoyo.

En manos de un director dotado para la narración concisa y equilibrada entre la pura acción, la intriga y los momentos de melodrama, sin olvidar que ya se inmiscuyó con eficacia en el ambiente pugilístico con ¨Nadie puede Vencerme¨, esta ¨Somebody Up there likes Me¨ se presenta tan ágil y entretenida como desgarradora, y logra atraer desde el primer momento las simpatías del espectador gracias a un personaje que ve los códigos callejeros reflejados en ese brutal deporte, que pelea en la vida real para triunfar ejerciendo la violencia, y que huye de la presión deshonesta y de la ley cuando se ve acorralado para no poner en peligro su prestigio.
De este modo, la lucha de Graziano es una lucha mil veces vista, sí, pero aquí es donde nos beneficiamos del buen oficio de Wise y de la presencia arrolladora de un juvenil Newman, que como alumno aventajado del Actors Studio supo ofrecer toda esa fuerza incontrolable y a punto de estallar que hacía de su encarnación del boxeador totalmente creíble; por otra parte, si bien su papel es el núcleo de toda la acción, otros de tipo secundario contribuyen de manera decisiva a trazar las líneas de esa atmósfera de perdedores que, en la habitual épica romántica de los 50, eran provistos de un punto de ternura y vulnerabilidad...

Destacar en este sentido a la magnífica Pier Angeli en el papel de la sufrida pero leal novia del héroe, y de Sal Mineo, que repite con ciertos matices esa figura trágica e incomprendida que tan buen resultado arrojara en su John de ¨Rebelde sin Causa¨.
Alternándose entornos conocidos del universo del boxeo con otros procedentes del melodrama carcelario y una introspección de personajes dura y cercana, ¨Somebody Up there likes Me¨ conserva su fuerza, discurso y poder visual y dramático intactos. El trampolín para Newman y bien merecedora de esos dos premios Oscar.



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  • 12 Aug 2019

9


Como casi todas las películas sobre boxeadores clásicas (¨El ídolo de Barro¨ o ¨Más Dura Será la Caída¨, entre otras) es excelente.
El guión es una máquina que no para en ningún momento. Entretiene sus dos horas y la atención está todo el tiempo arriba.
Está bien actuada y los personajes muy bien construídos, así como los diálogos.
La ambientación, la fotografía y la cámara se lucen.
Las peleas están excelentemente realizadas.
Más que recomendable!



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