Ficha Operación Secretaria


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Críticas de Operación Secretaria (1)




Mad Warrior

  • 26 Nov 2021

7



Uno está deseando que llegue el fin de semana para preparar un buen plan, y si es con chica mejor...pero los planes se tuercen y aunque uno crea que va a pasar unos días de placer se ve envuelto en un crimen con joyas y matones de por medio.
¡De todo puede pasar! O como reza el dicho: ¨Trinidad, una guitarra y un fin de semana en la sierra...¨.

Es la España de 1.966, una España que entra directamente en la modernidad, en el cambio, pese a que aún desprende fuerza y autoridad el mandato de Francisco Franco. El mercado está abierto y el país entra en el comercio internacional, la llegada de extranjeros en busca de sol abarrota las costas, el ministro Manuel Fraga presenta la nueva Ley de Prensa, los estudiantes y rebeldes provocan revueltas y es aprobada una Ley Orgánica del Estado por el General, con título de Nueva Constitución aunque en nada se le parece, la cual aboga por la seguridad, la paz y el progreso del país.
Pese a que España no vive precisamente una etapa ni de seguridad ni de paz, es la comedia la responsable de llevar mayor nivel de espectadores a las salas, y los directores que practican el género lanzan una mirada mordaz y burlona de la situación socio-política del momento, aunque siempre con toda la precaución posible. Entre éstos se halla Mariano Ozores, que no acumula ni siete años de carrera pero sí varios éxitos de público, y uno de los más importantes fue ¨Chica para Todo¨, en la que se demostró el buen resultado que daba el juntar a José Luis López Vázquez y Gracita Morales; pasarían tres años desde aquel film para que éstos volvieran a verse en pantalla, y eso le significaría al director un seguro infalible en taquilla.

Con producción de Estela Films y guión del propio Ozores, ¨Operación ¨Secretaria¨ ¨ arranca de manera memorable en una discoteca del centro de Madrid, con la juventud bailando al son de ¨Two Minds in Tune¨, interpretada por Tom Cats, cuya letra presenta un romance totalmente distinto del vivido entre Rodolfo y Octavia, un empresario irritante y vicioso de la que está prendado, su secretaria, a la que, tras tardar demasiado en llegar hasta ella (un augurio de lo mucho que se complicarán las cosas), instiga de manera muy incómoda para que vayan a pasar un fin de semana de placer lejos del ruido de la ciudad y de la posibilidad de ser descubiertos.
El viaje se inicia por carretera y de noche hacia una residencia vacacional cerca de la sierra, un viaje que encontrará en mitad del camino un presagio de amenaza, representado en dos poco fiables tipos a los que se les ha estropeado la moto, por cuyas pintas no es difícil adivinar que se trata de un par de chorizos sin escrúpulos. La llegada al lugar, ¨La Pequeña Andalucía¨, hace coincidir a Rodolfo y Octavia con otra atípica pareja que ocupa el cuarto contiguo, la formada por una rica marquesa viuda y su amante; pareciera que el cineasta va a organizar una simple comedia de enredo pero nada más lejos de la realidad.

La residencia servirá de escenario único para una intriga en la que éste se dispone a homenajear el género de suspense, con un estuche de joyas de inmenso valor como resorte de los acontecimientos, y en los que tomarán parte el empresario y su sensual secretaria y la única camarera del lugar, convenientemente llamada Angustias, a la que siempre anuncia un gracioso rasgueo de guitarra, personaje con condimento español en exceso que sin embargo no desentonaría en esencia en alguna obra de Agatha Christie, cuya curiosidad la convierte en testigo de un horrible crimen y en investigadora provisional hasta la llegada de la Guardia Civil.
En este lugar dejado de la mano de Dios donde se desarrolla la trama, ágil y llena de suspense (aun siendo revelado el robo con rapidez y en boca de uno de los implicados) y sobre el cual planean las sombras del chantaje, el asesinato y la indecencia, se plantea el reverso más negro de esa España de progreso en la que se defiende la paz y la seguridad, pero nada de esto se halla entre sus paredes, salvo un temor tremendo por parte de las mujeres implicadas a ser víctimas del escándalo público. Con sobrado ingenio el director introduce entre los pliegues de una atmósfera casi claustrofóbica el humor que quita hierro a este ¨thriller¨ de violentos desvelos, gracias a la intervención de unos estereotipos sociales tocados por la bufonería: como el empresario baboso, la camarera cotilla o los golfos sin escrúpulos, todos personajes de trazo de grueso definidos por sus actos.

Pero el humor del que hace gala Ozores no corresponde en su totalidad a los tics del costumbrismo, más bien se nutre de toneladas de acidez e ironía en la línea de comedias negras como ¨Arsénico por Compasión¨ o ¨Cómo Matar a la Propia Esposa¨, las de Luis G. Berlanga y Billy Wilder o las que una década antes producían los estudios británicos Ealing, instaladas en la imaginería del puro ¨noir¨ norteamericano (que en esas fechas es interpretado fervientemente por nuestros cineastas patrios) y facturando con ello una puesta en escena austera pero elegante, y con el gran trabajo de Godofredo Pacheco a la fotografía.
La noche transcurre, los equívocos se suceden con velocidad, la mala suerte malogra los planes de todos, los cadáveres no están tan muertos como parecen, los rufianes creen haberse salido con la suya y el crimen y la ambición han de pagar un precio, coronando la función con un toque español metiendo a una vaquilla de por medio, lo que eleva el clímax al más puro absurdo. Al borde del infarto, López Vázquez repite su papel de torpe e irritante galán junto a una superlativa Morales cargada de gracejo enfrentándose al trío de ladrones, a quienes dan vida Rogelio Madrid, Enrique Ávila y un Manono Gómez Bur impagable en su rufián ¨berlangiano¨ (que sólo quiere pagar las letras de la moto a golpe de ataques de histeria).

Les siguen la solemne Mayrata OWisiedo y la mujer más bella de México, Fanny Cano, encargada de añadir el punto justo de picaresca (no olvidemos que aún estamos en el 66) a esta audaz fábula nocturna de alocados enredos, criminales de tres al cuarto, bisutería barata y desafortunado título que se halla entre las mejores obras de la primera etapa de Ozores y logró arrasar en las taquillas españolas, confirmando lo infalible del dúo Morales/López Vázquez, filón que aquél seguiría explotando en años venideros, pero quizás no con el mismo acierto.



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