Ficha Mejor Solo que Mal Acompañado

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Críticas de Mejor Solo que Mal Acompañado (5)




Mad Warrior

  • 29 Jan 2023

8



No poseen el atractivo de Albert Finney y Audrey Hepburn, pero sí una gracia innata, y una paciencia infinita para superar todos los problemas que les llegan.
Neal y Del, se echan también a la carretera, en un mastodóntico viaje que ninguno deseaba realizar, pero que al final ninguno podrá olvidar...

Obligatoria en las televisiones americanas cada cuarto jueves de Noviembre desde hace ya 34 años, ¨Planes, Trains and Automobiles¨ es también una parada necesaria para todo el que se precie de ser fan de la comedia de los mágicos años 80, surgida de las vivencias que John Hughes hubo de pasar en un viaje desastroso desde Manhattan en su intento por llegar a Chicago para el Día de Acción de Gracias...y que le dejó colgado en mitad de Arizona. Ya consagrado como uno de los reyes de la ¨teen comedy¨, decide aparcar a sus protagonistas adolescentes para contar algo más profundo.
A su entusiasmo, que le permite escribir un guión en tan solo un fin de semana, sigue la milagrosa unión de dos enormes actores también ligados indisolublemente al humor, Steve Martin y John Candy, y todo parece ir sobre ruedas hasta que la misma historia que ha imaginado se transmuta en un rodaje plagado de incidentes (una interminable búsqueda de localizaciones a causa del mal tiempo, reescritura continua del guión y un recorte considerable del plazo de producción ya que Paramount quiere ver el film en los cines un día antes de Acción de Gracias). La odisea vivida por el director y su equipo enlaza con la que vivirá el pobre Neal.

Que ya veamos a Martin con el rostro contraído en la oficina de su compañía de publicidad es un signo de mal presagio, del acorralamiento al que se verá sometido por culpa de otros, como también el aborrecible individuo que le exige más de 70 dólares por cederle el taxi. En las grandes ciudades no prospera la bondad ni siquiera en las fechas de Acción de Gracias; y la tensión y la mala suerte es la causa del primer encuentro con Del Griffith. A partir de aquí dos vidas y dos destinos que de otro modo jamás se hubieran cruzado; y el juego de roles inicial se plantea de maravilla.
Porque para nosotros este Del es el tipo ¨malo¨, el que ha robado el taxi a Neal, no deja de parlotear en la sala de espera y luego en el avión, y el que seguirá sus pasos cual perro abandonado, un individuo pegajoso e inaguantable. Simpatizamos con el otro, ese pobre trabajador de empresa maltratado por la desgracia en una especie de complot universal...y aun saltando chispas entre ellos con cada interacción, algo les acerca; de repente, cruzando una Norteamérica profunda (observada desde la peor perspectiva posible), y mientras su estatus social va degenerando (de un vuelo de primera clase a un sucio y bullicioso autobús comarcal), Neal se da cuenta de que a su lado sólo está Del.

El escudriñar bajo la capa superficial es el mensaje que predica Hughes, sin demasiada información (esto sería modificado en el guión), y es el ejercicio al que se deberá someter el otro, cuyo castigo parece estar cada vez más justificado. Los EE.UU. que atraviesa son el reflejo de sí mismo, la troupe de seres cínicos, malhumorados, estirados, desagradables, delincuentes, todos esbozados a partir de una tremenda fealdad, tal como son; más allá de eso y de la sangrante crítica al despiadado sistema de transportes de su país que realiza el director, sólo queda la pureza del alma de Del.
Llegado cierto punto, cuando Neal lanza sus críticas e insultos contra él, pese a la maraña de caos que crea a su paso, se siente cierta amargura que nos hace odiar al ¨snob¨ de ciudad bendecido con un trabajo y una familia perfectos. El espíritu de Capra y McCarey, ídolos de Hughes, planea sobre la cabeza del protagonista, y, como sucedía en su cine, los contratiempos y las malas experiencias le hacen despertar una humanidad antes impensable; quizás suene a ñoña confabulación propia de una película pensada para estrenarse, curiosamente, en el Día de Acción de Gracias...pero si fuese así no existirían el tipo que le roba el taxi a Neal en la ciudad, ni los bastardos empleados del aeropuerto, ni el niñato que les quita el dinero, ni el policía que les requisa el coche.

Si Hughes optase por la fácil manipulación, todos los implicados sacarían su lado bondadoso sólo porque son las fechas adecuadas. En absoluto. Neal ha de buscar entre tanta miseria y nihilismo humano para dar con un corazón de provecho. Apoyados en el talento de la improvisación, Martin hace evolucionar a su personaje de forma natural y creíble, al lado de un Candy impredecible y en última instancia adorable. Sus caracteres tan diferentes y su química blindada hacen posible que muchas escenas sean algo más que muestras de comedia absurda propia del género.
Y la de ¨Planes, Trains and Automobiles¨ es Hughes al 100%, tan ingenuo como delirante, asegurando que mientras aprendemos sobre los valores de la amistad, la tolerancia, la piedad y la humanidad, perdamos la noción del tiempo en hilarantes ¨gags¨ (uno de ellos, imperdible de la comedia ochentera, tiene a Del conduciendo por la autopista y, tras una serie de torpezas, acaba en dirección contraria y pasando entre dos inmensos camiones; el ritmo, el aumento del absurdo y el clímax surrealista, ni los Zucker lo hubieran ejecutado mejor...). Por desgracia el cineasta nos privó del dramático monólogo de Del, sobre su esposa, su pasado y su condición nómada.

Quizás sea mejor así: Neal, ya ¨evolucionado¨, no necesita muchas palabras para averiguarlo; la experiencia que ha ido adquiriendo le hace saber lo vacío del corazón de ese hombre con el que ha pasado los peores días de su vida.
Pocos finales en la Historia de la comedia ¨made in U.S.A.¨ (y en especial de aquella década) fueron capaces de mostrar tal grado de humanidad, aun pasando por cierta concesión a la cursilería. Hughes realiza, lo crean o no, su obra maestra, y con una inmejorable recaudación en taquilla (tiene, además, el taxi más guay de la década).



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Parnaso

  • 17 Jun 2020

7


Otra de la franquicia cómica de John Hughes que tiene como protagonistas a dos señores que se conocen en circunstancias particulares y van coincidiendo en determinados sitios llegando a recorrer el viaje hasta llegar a sus casas. Una road movie que auna humor y cierta ternura. Steve Martin hace lo de siempre - nunca me ha hecho gracia - sin embargo John Candy es el que da color a la cinta. Por otro lado, al inicio de la peli aparece en plan cameo, Kevin Bacon. Ligera, divertida, entretenida... Veanla.



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Pestonio

  • 26 Apr 2013

10


10? si. si no es la mejor pelicula de todas en genero comedia le roza en el palo.
Una excelente dupla con mucho humor del sano, nada retorcido, tambien bastante sensiblona que no viene nada mal
la recomiendo totalmente.
de lo mejor
10 pestonios xD



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Mad Warrior

  • 25 Jun 2011

8


Buenisima comedia llena de disparates a cargo del genial Steve Martin y el insuperable John Candy.
Un duo que asegura la risa a lo Lemmon/Curtis.
Mucha sentimentalidad,como es normal con John Hughes.



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cinemanía

  • 5 Nov 2010

7


Buena dupla de martin y el querido y desaparecido Candy. Es la típica cinta del personaje malhumarado y el pesado que no pueden despegarse. La risa está asegurada.



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Críticas: 5


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