Ficha Maridos y Mujeres

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Críticas de Maridos y Mujeres (3)




Mad Warrior

  • 5 May 2021

7



Estar casado, buscar pareja, disfrutar un noviazgo, afrontar una crisis, aceptar una separación o vivir una infidelidad, todo forma parte de una prueba vital para con nuestro mundo y nuestro ego, y el efecto puede ser devastador.

Y así es como irá a cerrarse una etapa que se abrió con ¨Interiores¨ y que duraría la friolera de 14 años, marcada por la angustia existencial, la perfección sobre la puesta en escena y la gravedad narrativa; básicamente películas destinadas a estrellarse en taquilla pero amadas por los auténticos cinéfilos y la crítica. Los 90 han amanecido con la muy fascinante ¨Alice¨, seguida de esa rareza expresionista que es ¨Sombras y Niebla¨, antes de la revelación de ¨Maridos y Mujeres¨, casi una reinterpretación de ¨Secretos de un Matrimonio¨.
Revelación por muchos motivos. El actor/director parece cansarse de su sobriedad tras la cámara y decide acogerse al estilo documental para acercarse como nunca antes a radiografiar todas y cada una de las vicisitudes que aquejan a las parejas, empleando su clásico modelo de neoyorkinos de clase media-alta neuróticos y espiritualmente destrozados que lleva empleando desde ¨Annie Hall¨; puede que muchos de sus films presenten un uso inmoderado del plano-secuencia, procedimiento que aquí se vuelve sistemático. La veracidad de los hechos es, por tanto, perturbadoramente creíble, porque la cámara sigue a los personajes y los capta al vuelo, tal como son.

Aunque la productora no le deje utilizar un formato de 16 mm. el impacto es visible. Abocado por entero a esta técnica, el judío nos habla, como otras veces, de la descomposición humana y la reconstrucción en el microcosmos de la pareja, pero lo interesante es que nunca lo hizo de manera tan cercana e íntima. Gabriel y Judy se enteran de que sus mejores amigos, Jack y Sally, van a separarse, una separación precipitada pero supuestamente decidida desde hace tiempo; la noticia les llega como a nosotros, de golpe, y este golpe producirá varias ondas expansivas que dañarán a muchos individuos.
El daño será perpetuo a partir de aquí, por lo que, a pesar de estar dividida la estructura en dos argumentos paralelos como sucedía en ¨Delitos y Faltas¨, no habrá uno dedicado al drama enteramente y otro a la liviana tragicomedia. Todo en esta obra es dolor y gritos; Allen quiere meter el dedo en la llaga con respecto a las relaciones tóxicas y lo hace hasta que la sangre sale a borbotones. El marido y la mujer se separan y quiebran la poca fe de los amigos mientras el rastro del conformismo al que se han habituado con los años aflora bruscamente; hay amantes, hay un instante de felicidad, pero el poso que queda es amargo, y el lazo tácito de los cónyuges parece estar hecho de espinas que al estirar para romperlo se clavan más fuerte.

Como testigos de algún crimen inconfensable, los personajes se descubren en entrevistas hechas por un locutor invisible, pero al ofrecer cada uno su punto de vista y opinión (al igual que en ¨Rashomon¨) no hay forma de que confiemos en ninguno de ellos, y es que el recelo y el cinismo son el sello de este trabajo, donde el director arremete con una violencia inédita contra lo más desagradable e hipócrita de las relaciones amorosas. Mientras el gran Sydney Pollack y una incendiaria Judy Davis se transmutan en rabiosos intelectuales, Allen se disfraza de un profesor esquivo y crítico y Farrow disimula poco su carácter empachoso, pasivo-agresivo y falso.
Michael y Sam, ajenos a la ira que exhala este cuarteto, se convierten en sus víctimas; y una séptima en discordia, Rain, aparece como la versión más agresiva de la Tracy de ¨Manhattan¨, que llega para seducir a Gabriel cuando empieza a percatarse de la fragilidad de su propio vínculo matrimonial...pero aquí parece que nadie está hecho para salvarse. La cámara temblorosa e inestable del cineasta va a seguir a los personajes a través de distintas fases de corrupción; ellos quieren excusarse, pero la realidad es como es y nadie se libra de su parte de culpa. Si hay alguna esperanza se quiebra y la ruptura pretende arreglarse con una unión acordada por simple acuerdo, para evitar caer en la angustia de la soledad.

Este clima de insatisfacción es tan directo y crudo que abrasa los pulmones al espectador, y Allen se lo pasa de fábula enroscándonos en él, porque hay algo inevitable que relaciona al amor y al sexo con lo masoquista y el sufrimiento. Particularmente indigestos son ciertos momentos como el acoso de Sally a Jack por teléfono en casa de su acompañante, la larga secuencia de éste huyendo abochornado de la fiesta junto a una sufrida Sam o cuando la admiración y romance de Rain y Gabriel se convulsiona hacia la amenaza y el deseo de destrucción al quedarse en un taxi su novela.
En todo esto se perciben ráfagas de humor negro, pero tan furtivas entre la amargura que cuesta vislumbrarlas; sin duda es una de esas películas del director que no se disfrutan, se sufren. Pollack y Davis, soberbios, consiguen arrebatar todo el protagonismo a esa versión, un tanto más histriónica y quizás depredadora, de Allen y Farrow; Liam Neeson y Lysette Anthony no desmerecen en sus dignos papeles, si bien la jovencísima y extremadamente sensual Juliette Lewis (una de mis debilidades en cuanto a gusto por actrices) se pone por encima de sus compañeros cada vez que aparece en pantalla.

Sin una verdadera banda sonora, pues a ésta la componen gritos, insultos y llantos, la experencia de ¨Maridos y Mujeres¨ es un seco golpe a la yugular que se estrena con mucho éxito debido a la tormenta sin precedentes desatada entre Farrow y Allen y las acusaciones de pederastia que surgen a raíz del famoso incidente con la pequeña Soon-Yi.
Se cierra la segunda etapa en su cine (y en la vida real) con una violencia inusitada; Mia/Judy por fin revela su verdadero ¨yo¨ y el escándalo mediático, que tristemente perseguirá al neoyorkino hasta nuestros días, es atroz...



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[email protected]

  • 24 Sep 2016

8


Gran película de genio de Woody Allen. Las dos mejores cosas de la película son las actuaciones y el guión. Las actuaciones son fabulosas, con un elenco de estrellas, todos actores conocidos y consagrados y unas actuaciones realmente sólidas y muy creíbles. El guión me encantó, uno de los guiones mas complejos que ha filmado y escrito el señor Allen, con muchas tramas entrelazadas que al fin y al cabo se terminan uniendo. Los diálogos también son magníficos. No me gustó la forma en la que está filmada, parece cine dogma, todo el tiempo cámara en mano y muy movida, pese a que la película lo justifica ya que quiere ser una especie de falso documental termina molestando, no era indispensable este método de filmar. La fotografía tampoco me gustó, esta película podría haber tenido una fotografía un poco mejor, toda la luz es plana desde que empieza hasta que termina. En fin, me gustó mucho sobre todo por el guión y las actuaciones, lo demás son detalles que dependen del gusto de cada uno, muy recomendable.



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Mad Warrior

  • 12 Oct 2013

5


De esas donde Woody Allen ya se empieza a mostrar demasiado repetitivo, sobre todo con el rollo de los psicólogos y Freud.

Ya desde mediados de los ¨80 le dio por hacer ese tipo de cine, y hasta me parece a mí que casi todas las de los ¨80 y los ¨90 son un calco de aquella ¨Manhattan¨, de 1.979...pero aún tenía un pase, y es que es Woody Allen, por supuesto.
Los mejores papeles son los de Pollack, Mia Farrow y una irreconocible Juliette Lewis (los que conozcan su filmografía sabrán por qué lo digo).



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Críticas: 3


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