¿Qué decir que no se haya dicho aún positivamente del gran escritor Nicholas Sparks?

¿Y cuántas emociones nos ha hecho sentir el estadounidense?
Risas, emoción, pelos como escarpias, y que probablemente como resultado creará una sensación de angustia que acabará por obligarnos a meter la mano en el bolsillo en busca del pañuelo perdido.

Títulos como ‘Diario de Noa’, ‘Un paseo para recordar’, ‘La última canción’… y la que ahora mismo más me interesa hablar, ‘Mensaje en una botella’.

No he tenido ocasión de leer la novela. Por ‘desgracia’, tenía la película dirigida por Luis Mandoki a mano y opté por pasar directamente a las imágenes y no esperarme unos días para ver las letras.

Pero he sacado un resultado ante todo esto:
Suele pasar, que las novelas superan notablemente a la película. Y si en este caso, la película me ha parecido una delicia, me puedo hacer una idea de como me hubiera quedado al leer de principio a fin la novela.

Quiero hacer un inciso ante esto anteriormente nombrado:
Si visualizamos la película ‘La última canción’ sin haberte leído anteriormente la novela de Sparks, es muy posible que no te quedes con un buen sabor de boca.
Personalmente, la película me pareció un bodorrio -malas actuaciones, mal plano de cámara…- en cambio, la novela la disfruté.

Como decía… delicia de película.
Sinceramente me esperaba una película del royo extremadamente romanticón y quizás un poco al estilo ‘Cuando te encuentre’ –la última película basada en la novela del señor Sparks estrenada en 2012 (o bueno, ‘Cuando te encuentre’ al estilo ‘Mensaje en una botella’)- y abusando de algún que otro tópico.

¡Pero qué equivocado que estaba!
El adjetivo que menos se merece la película es el de típico.
Nada de tópicos. Nada de que si el beso aparece a la escasa media hora. O de ex-maridos que tienen ganas de pelea con el nuevo acompañante de cama de su ex-mujer. O con escenas de sexo bajo la lluvia o en un terrado acompañados por una tranquilidad inusual. Ya saben.

La película se hace extremadamente rápida gracias a un buen transcurso de escenas con unos protagonistas con una vida con detalles muy usuales y cotidianos que nos hacen sentir en la piel de un soso de pueblo, y en la de alguien que el modificado refrán que mejor le pega es el de ‘la curiosidad salvó al gato’, momentáneamente…

Todo este buen transcurso de escenas añadidas a una banda sonora, bueno… correcta, punto; sumadas a un buen plano de cámara (destacar escenas de la costa) donde en ellos observaremos un reparto de actores de lujo.
Un Kevin Costner que no entiendo como pudo ser nominado a peor actor –opino que cuajó una buena actuación-.Una Robin Wright -que hace nada y menos estrenó su última película acompañada por Brad Pitt, Moneyball- bastante metida en su papel.
Y en un papel más de antagonista, quiero destacar al que protagoniza al padre de Kevin Costner, el gran Paul Newman, que opino que bordó su actuación.
Y estas buenas interpretaciones, agregadas a un diálogo impresionante, totalmente elaborado, con un ‘ZASCA’ cada dos frases.
Cómo se nota que el señor Sparks está detrás de todo esto.


En definitiva, una película muy recomendable para aquellos cinéfilos romanticones que quieran visualizar un film de su género favorito en que la clave en ella sea el hecho de que de típica no tenga nada, y además se haga muy entretenida y llevadera.
He aquí mi conclusión final.

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