1983 fue un año prolífico para Jesús Franco. Estrenó “Cecilia”, “En busca del dragón dorado”, “El tesoro de la diosa blanca”, “Botas negras, látigo de cuero”, “Los blues de la calle Pop”, “Furia en el trópico”, “Sangre en mis zapatos”, y “La casa de las mujeres perdidas”, esta ultima, una especie de comedia negra perversa, muy perversa.
Una familia muy disfuncional conformada por el padre, (un ex actor acusado de violación de una menor de edad), la madrastra y dos hijas, una de ellas con discapacidad mental, viven aislados en una isla solitaria. Su idílico retiro se ve amenizado por momentos lúdicos como la hija masturbándose frente a su padre, la madrastra flagelando a la otra hija, juegos sadomaso, o una de las hijas enseñando a la otra a masturbarse. Si esto ya es extraño, las cosas se ponen peor cuando un cazador llega la isla.
Más allá del desfile de perversas parafilias de las que hace gala la película, la primera media hora me resultó sorprendente por su bizarrismo. Difícil de puntuar, y de digerir, como la mayoría de películas del tio Jess.
Buena peli de jess franco, como siempre y todos conocemos, este gran director se basa en películas de erotismo, sea el genero que sea, aca nos encontramos con una historia simpe familiar y plagada de sexo y desnudos, me gusto, un 7.
Miguel Arkangel
5
“Somos una familia feliz”
1983 fue un año prolífico para Jesús Franco. Estrenó “Cecilia”, “En busca del dragón dorado”, “El tesoro de la diosa blanca”, “Botas negras, látigo de cuero”, “Los blues de la calle Pop”, “Furia en el trópico”, “Sangre en mis zapatos”, y “La casa de las mujeres perdidas”, esta ultima, una especie de comedia negra perversa, muy perversa.
Una familia muy disfuncional conformada por el padre, (un ex actor acusado de violación de una menor de edad), la madrastra y dos hijas, una de ellas con discapacidad mental, viven aislados en una isla solitaria. Su idílico retiro se ve amenizado por momentos lúdicos como la hija masturbándose frente a su padre, la madrastra flagelando a la otra hija, juegos sadomaso, o una de las hijas enseñando a la otra a masturbarse. Si esto ya es extraño, las cosas se ponen peor cuando un cazador llega la isla.
Más allá del desfile de perversas parafilias de las que hace gala la película, la primera media hora me resultó sorprendente por su bizarrismo. Difícil de puntuar, y de digerir, como la mayoría de películas del tio Jess.
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