Ficha Eyes of the Spider


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Críticas de Eyes of the Spider (2)




Mad Warrior

  • 19 Nov 2019

7



La senda de la venganza queda esbozada en lo más profundo de nuestro inconsciente, pero latente, a la espera...
¿Cuánto tiempo es necesario para que emerja?, ¿cuántos actos terribles son suficientes para perder la humanidad?

Es un camino plagado de monstruos, de seres abominables que nos dominan y manipulan a su antojo; si no podemos cambiar de dirección lo que se halle al final del camino ya está para nosotros escrito...y dar marcha atrás es imposible. Este es el tema fundamental de uno de los más inaccesibles títulos de ese maestro nipón del suspense y el terror psicológico que es Kiyoshi Kurosawa. ¨Los Ojos de la Araña¨ forma, junto con ¨La Senda de la Serpiente¨, un curioso proyecto que decidió acometer el cineasta para su lanzamiento directo al mercado del vídeo tras lograr el éxito internacional gracias al que sigue siendo su trabajo más redondo: ¨Cure¨.
La peculiaridad de dicho proyecto, creado en compañía de los guionistas Hiroshi Takahashi y Yoichi Nishiyama, es la de presentar el mismo escenario con una premisa y personajes similares pero enfocado desde un punto de vista distinto, tal como haría Takashi Ishii con su díptico ¨Kuro no Tenshi¨, por poner un ejemplo aproximado. Si alguien duda por un momento del grado de extrañeza al que desciende el cine de Kurosawa, el comienzo de este film es una perfecta muestra de ello. En una habitación vacía un individuo tortura a otro sin piedad por el asesinato de su hija cometido seis años atrás; la seguridad de si es o no el auténtico culpable es incierta, pero poco importa.

Con furia inusitada, casi vertiginosa, el director apalea nuestros sentidos presentándonos la situación tal como es: estamos ante la venganza de un hombre que ha esperado mucho tiempo para encontrar al asesino; no veremos el crimen ni a la pequeña viva. El film salta adelante y atrás en el tiempo para revelarnos la identidad del protagonista, Nijima, un hombre de oficina felizmente casado y padre de familia de carácter templado; la sucesión de secuencias es abrumadora y brutal hasta que la acción se detiene en seco, en un escenario situado entre el asesinato de la niña y la venganza del padre.
Pronto comprendemos la situación de éste, presa de un profundo hastío que embarga su existencia, la cual comparte en el recurrente silencio junto a su esposa Noriko; esta calma atravesada por una irreprimible sensación de sufrimiento en sordina se verá rota con la intromisión de un inquietante personaje, Iwamatsu, antiguo compañero de instituto de Nijima, a quien propone formar parte de su misteriosa compañía. Kurosawa visita así el reverso de ¨La Senda de la Serpiente¨ presentando a un protagonista similar pero con su venganza ya cumplida, lo que queda en segundo plano siendo su intención no la de contar la ejecución de la misma, sino qué lleva a su ejecutor a planearla y desarrollarla.

Es entonces cuando se nos arrastra al interior de un escenario extraño, tanto más cuanto que lo hace de forma natural, como le sucede a Nijima, quien se deja absorber sin el deseo de averiguar la verdad; se trata de un espacio orgánico, tan vacío de espíritu como los seres que lo habitan, presentados a menudo como objetos (sirva de ejemplo la comparación que hace Iwamatsu entre él mismo y Nijima con los dos vasos de cristal) o marionetas a las que no mueve la voluntad, sino el devenir de unas situaciones dominadas por el poder invasivo de la violencia y la apatía.
A este ambiente malsano, como si de un plano de existencia alternativo al margen del mundo real se tratase, queda subyugado el protagonista, a cuya paulatina insensibilización asistimos. La extrañeza ganará terreno en el encuentro entre Nijima y Hinuma (el ¨viejo buscador de piedras¨) en una escena de campo abierto que lleva al film a la cumbre de lo insólito; encuentro de gran significado para Nijima, a quien le llega la revelación de lo impensable: ¨¡el vacío no es sufrimiento, sino el comienzo de algo nuevo!¨. Entre tanto, Kurosawa zurce los principios de una intriga sobre los enfrentamientos, traiciones y manipulaciones producidos en el seno de una organización yakuza.

Todo ello quebrando los códigos del género, preocupándose menos por la trama y más por las anomalías del comportamiento humano y la atmósfera, seca y desasosegante, disparadora de la duda, claustrofóbica incluso en sus espacios más abiertos, filmada durante casi todo el metraje desde la lejanía, lo que intensifica la sensación de aislamiento de los personajes, la frontalidad más incómoda y la ausencia de banda sonora. Estilo propuesto por Kurosawa que bebe, tanto en forma como en esencia, del cine más hermético de Takeshi Kitano (y, más concretamente, de ¨Boiling Point¨).
Al mismo tiempo, aquél paga sus influencias con Sam Peckinpah y Don Siegel (lo vemos en secuencias tan escalofriantes como esa donde Nijima y sus compañeros acorralan al yakuza en la carretera) y deja entrever algo de ese terror psicológico que ha caracterizado sus obras con la fugaz aparición de algunos espectros y símbolos inexplicables. Por su parte, Sho Aikawa sorprende con una hierática y comedida actuación similar a la que ofreció en ¨La Senda de la Serpiente¨ o el díptico ¨Fukushu¨, también de Kurosawa, seguido de conocidos actores del cine nipón como Susumu Terajima, Ren Osugi, ¨Dankan¨ o Shun Sugata, cada uno en un papel de más repugnante catadura que el anterior.

Conducida hacia un final de violencia desmedida, autodestrucción moral y pérdida absoluta de humanidad que resuelve el enigma presentado en su abrupto inicio, ¨Los Ojos de la Araña¨ resulta tan interesante como difícil de digerir. A todas luces inclasificable.
Una obra inaudita que empieza en las entrañas y se desliza hasta el inconsciente a cuya torcida y perturbadora visión de la realidad acompaña la tácita intervención de un humor negro corrosivo; es el humor de Kiyoshi Kurosawa, el que descansa entre los pliegues del horror más tangible.



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EvilRaider

  • 21 Sep 2016

6


Uno de los muchos puntos que abordó hasta el extremo el personaje de Takabe en Cure (1997), fue el consumo que le provocó su trabajo. Lo ahogó en un mar de locura y desesperanza que, aunque no lo llegó a matar, sí que le marcó. Pues la misma filosofía se le puede aplicar al protagonista de esta historia, Niijima.


La película empieza de una forma bastante curiosa, de hecho, empieza como terminarían la gran mayoría, esto es con la ejecución del malo. En el caso del protagonista, tras una larga investigación personal da con el tipo que asesinó a su hija años atrás, se lo lleva a un edificio abandonado y se toma la justicia por su mano. Su mujer y él llevan una vida normal, el marido tiene un trabajo curioso como es el de clasificar los olores de diversos productos y a ambos les da para fin de mes. Todo va normalmente hasta que un buen día Niijima se sienta en un banco al salir del trabajo y un hombre se le acerca, alegando ser una antiguo amigo suyo de la infancia y proponiéndole “un mejor trabajo”. Y es aquí donde comienza la película en sí.

El trabajo para no hacer spoilers diré que es sorpresivo, pero más sus compañeros del curro. Digamos que el bueno de Niijima le coge el gusto a los “encargos” que les encomiendan, conoce gente nueva que le manda nueva tarea y así va conociendo una nueva faceta suya antes desconocida, de hecho el final (de libre entendimiento, como en los filmes de Kiyoshi) resulta una especie de reflexión del protagonista, de “¿qué he hecho?” o mejor dicho “¿qué he conseguido?”

La narrativa resulta muy del estilo de estos “primeros” trabajos del cineasta. En “Eyes of the Spider” estamos ante un desarrollo algo confuso y extraño donde el surrealismo y la extravagancia se cogen de la mano mezclándose con algún que otro toque de humor de vez en cuando, pero vamos, humor del bueno, nada del “Humor Amarillo style”. ¿Sirven de algo esas pinceladas de humor que mete de vez en cuando la película? Hmm... me atrevería a decir que no pero supongo que hace más llevadera la triste historia que tenemos entre manos. Quitando esto de lado, la ya comentada narrativa es buena pero para mi gusto la historia podría haberse mostrado mejor desde otro ángulo…digamos que no me llegó a convencer. Esto no quita que la peli sea buena por supuesto.

En cuanto a las actuaciones estamos ante un cast bastante potable, destacando a ¨Shô Aikawa¨ en su primera colaboración con Kurosawa, y por el cual, ganó varios premios (al mejor actor). La música es del estilo aquí te pillo, aquí te mato en el sentido que después de ver la cinta ni te acuerdas, le da un empuje a la obra y poco más.

Por lo demás citar que tiene un aire noventero muy acertado y que el artista sigue con esos mensajes escondidos y aparte de la historia original que tanto le gusta poner en sus trabajos. Ítems que le encanta colocar para hacer pensar al espectador durante todo el metraje y que, si se da el caso, el protagonista también intervendrá con ello. Considero que es una película difícil de entender, puesto que el tema que expone a pesar de ser único, se rueda con cierta, vamos a llamarlo “gracia personal” (lo antes comentado).

En lo que a mí respecta, se me queda como una curiosa producción que no va más allá de lo pasable, pues con el tiempo se va olvidando, al igual que los iniciales ideales del protagonista.

6/10



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