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Un drama familiar que en lugar de hacernos llorar logra hacernos reír de lo tan mediocre que es, y es que la historia sin ser mala está llevada de un modo que no convence ni por asomo. Los problemas que se cuecen no se profundizan en demasía y queda todo un poco en el aire, después los personajes están dibujados de maner superficial y no cunden. Las interpretaciones son chapuceras, principalmente el del insoportable Juan Diego que se las da de seductor y déspota con esa voz de cazallero que no da credibilidad alguna, y el de Sergi Mateu que aparece en la mitad y quiere sorprender al personal con un cambio de movimiento final que de lo mal planteada que está no consigue su objetivo. El final es chusco, pero el doblaje también es pésimo. Un drama que no mide bien los tiempos y que por este motivo la intensidad y los sentimientos quedan sin espacio.

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