Ficha Mujer sin Pasado


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Críticas de Mujer sin Pasado (2)




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  • 9 Dec 2023

9


Excelente película dirigida por Ronal Neame y protagonizada por Deborah Kerr, Hayley Mills y John Mills.
El film tiene unos diálogos sumamente afilados los cuales son ingeniosos; no puede estar mejor escrito.
Las actuaciones son todas magníficas.
La historia entretiene desde que empieza hasta que termina sin aburrir en ningún momento.
Quizá es una cinta que quedaría mejor en blanco y negro ya que los colores no dicen mucho y la fotografía es muy plana.
Sumamente recomendable!



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Mad Warrior

  • 14 Oct 2022

7



Lo que los acusados oyen acerca de ellos no es su vida, es una sombra falseada de su vida, de lo que se deduce una verdad equivocada.
Una verdad oculta por miedo de descubrir un interior de pesar y tristeza; ¿de hacerse los sentimientos se desbordarían?

¿O sería más conveniente enterrarlos en un jardín marchito rodeado de un muro infranqueable de piedra caliza como los que rodean la bonita mansión solariega de la sra. St. Maugham? En ella tiene lugar un conflicto de emociones y secretos, convenientemente enclaustrados, en ella es donde toma forma y nace una de las obras más aplaudidas de la carrera de la inglesa Enid A. Bagnold, estrenada tras mucha dificultad a mediados de los 50 y aclamada por su retrato humano ingenioso, agudo y melancólico, en un marco de personajes compuesto en su mayoría por mujeres.
Tarda un tiempo en llegar su versión cinematográfica, después de ser cancelada por Paramount; el celebérrimo productor Ross Hunter se hará con los derechos y arma un casting de primer nivel que incluye a la prestigiosa Edith Evans (la primera opción, luego descartada, para encarnar a Maugham en la función teatral), John Mills, su hija Hayley (estrella rutilante del momento cuyo talento evidenció tanto para las comedias infantiles como para los dramas) y Deborah Kerr. Tras dirigir a Judy Garland en su último papel, el hábil artesano Ronald Neame se ocupa de trasladar el texto de la de Rochester, que, como de costumbre, mantiene algunas diferencias notables.

En la historia de ¨The Chalk Garden¨ entramos con los ojos de la srta. Madrigal, recién llegada a la casa, que de algún modo parece perder la madeja de desolación, la tristeza de DuMaurier y avivar su emoción de un modo distinto gracias a la suave fotografía en Technicolor de Arthur Ibbetson. No necesitamos de nuestros instintos; desde el primer momento los mismos individuos nos hablan de su atmósfera extraña, lo que acrecienta la sensación de agobio, reforzada por la gélida presencia de Maugham, la lucidez mordaz del mayordomo Maitland y sobre todo la fuerza arrolladora y despreciable que exhibe Hayley Mills como Laurel.
No para la invitada. Kerr revive a la Giddens de ¨Suspense¨, otra mujer a cargo de un misterio íntimo conducido por niños, aunque aquí se invierte su sentido y el que envolvía a Flora y Miles es transferido a la misma institutriz, mientras que la niña ocupa un drama definido por el odio y la tragedia familiar, cuya semilla está en unos referentes paternos ausentes, y regada con la áspera y falsa afección de una abuela cuya hija (Olivia) se decantó por la libertad y el amor verdadero en lugar de la castración y la obediencia abnegada, usando su poder para castigarla a través de su nieta (nada más que una ¨figurita de porcelana en una repisa con algunos defectos¨).

Neame maneja con sutileza la opresión que desprende este clima enrarecido, de malvada posesión disfrazada de amor benevolente, y figura esa incapacidad humana en un jardín exterior donde nada puede germinar, rodeado de muros, sin la presencia de abono ni luz solar; así, los aborrecibles actos de rebeldía, capricho y desdén de Laurel (Mills se esmera en lograr el nuestro desde que aparece en pantalla) esconden una soledad mucho más profunda, que sólo desea camuflar bajo el cinismo y la pretensión de dominio sobre todas las cosas. Maitland, otro ser torturado por el pasado traumático, tal vez intenta hallar en ella un sustitutivo de lo que perdió en un accidente de coche...
Pero alrededor de la institutriz, llegada de ninguna parte, sin pasado ni futuro, en apariencia transparente, se arremolina la auténtica intriga (que cual detective de novela barata intenta desentrañar Laurel y así nosotros, devorados por la incertidumbre). John M. Hayes, quien elaboró los guiones de ¨La Ventana Indiscreta¨ y ¨¿Pero quién Mató a Harry?¨, expone esos instantes de misterio con una absorbente sobriedad bien captada por el dominio de los elementos formales de Neame (claroscuros, movimientos de cámara, composición escénica (evidentemente teatral) ).

Con ello se elimina todo rastro del humor leve de la obra de Bagnold, y a su vez algunos personajes que aquí jamás aparecen (¿qué fue del extraño mayordomo del piso de arriba?) o ciertos detalles que caracterizan a los protagonistas y que cambian en función del enfoque melodramático de Hayes (por ejemplo, Kerr no logra captar la inmensa agonía de su institutriz como sí lo hizo Siobhán McKenna en su original papel teatral). Tampoco ayudan las (obligadas, por supuesto) tomas exteriores que salen de la mansión y rompen con el ambiente y el estilo.
A veces el director consigue, como en el encuentro de la anterior y Laurel a las orillas del acantilado tras su repentina huida, unas imágenes de sólido impacto dramático, si bien cuando de verdad pone de manifiesto su destreza es en otro instante de interiores: la revelación del atroz pasado de la institutriz (que debería de haberse retrasado hasta el final) o el duelo climático entre ésta y la abuela. Los ocasionales destellos de humor son meros añadidos torpes y fuera de lugar para rebajar la tensión psicológica y atmosférica (¿Mills enganchada a una rama por el cinturón de algodón de su vestido?, esto no es una de sus comedias de Disney, por favor...).

Tal vez el fallo más grande de Bagnold, y el mismo que comete Hayes, es dibujar una figura materna demasiado piadosa, postulándose como la única posibilidad de salvación para la niña desolada (esto, en opinión de un servidor, y dicho con conocimiento de causa, no es cierto de ningún modo).
Se persigue el alivio del público, típico del melodrama, pero jamás se revela el misterio sobre la niñera, un gran acierto. Sin ser un Sirk o un McCarey, el director de las futuras ¨Los Mejores años de miss Brodie¨ y ¨La Aventura del Poseidón¨ cumple otra vez y con creces su labor en el género.



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