Ficha El Comienzo del Verano (Principios de Verano)


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Críticas de El Comienzo del Verano (Principios de Verano) (2)




Mad Warrior

  • 24 May 2020

8



El aroma de las cristalinas aguas de las playas de Kamakura se mezcla con el que despiden las flores de los cerezos salvajes de las montañas (yamazakura).
En verano el calor es sofocante pero los colores y olores de su naturaleza crean un contraste cautivador, y el espectáculo de fuegos artificiales en Yuigahama a principios de Agosto es digno de disfrutar.

¿Se podría observar este bello paisaje desde la tristeza o el pesar? Quizá sí para muchos, que aún vivían en un Japón ocupado por los americanos, orgullosos triunfadores de la guerra, y cuya invasión se había extendido a sus costumbres, su gente, su cultura entera; aunque ésta daba ya sus últimos suspiros y tras el Tratado de San Francisco las fuerzas americanas se retirarían reestableciéndose la soberanía nacional. En el cine la presión comienza a desaparecer y ya se pueden volver a tratar temas relacionados con el Japón feudal.
Es la edad de oro del cine nipón. Kurosawa ha estrenado ¨Rasho-mon¨, que pronto alcanza el aplauso internacional y dos importantes galardones: León de Oro y Oscar a Mejor Película Extranjera; Mizoguchi presenta ¨La Señorita Oyu¨ y Kinoshita realiza ¨Carmen vuelve a Casa¨, primera obra japonesa en color. Ozu, por su parte, se prepara para un nuevo trabajo junto a su guionista Kogo Noda donde decide recuperar los temas expresados en ¨Primavera Tardía¨, convirtiéndose así en la segunda entrega de la conocida Trilogía de Noriko, y cuya producción en Shochiku empieza poco después de haber estrenado ¨Las Hermanas Munekata¨.

¨El Comienzo del Verano¨ también significa el retorno del director a su serie de obras ¨estacionales¨, cuyo periodo del año se referirá a las emociones de los personajes y el enfoque de la historia; ésta se abre con un hermoso plano de la costa de Kamakura comenzando en un soleado día dentro del hogar de la familia Mamiya, compuesta de los padres (Shukichi y Shige), el hijo mayor (Koichi), la esposa (Fumiko) y los dos hijos pequeños de éste (Minoru e Isamu) y la hija menor, Noriko, secretaria en unas oficinas de la ciudad y de nuevo pieza central de todas las tensiones y acontecimientos que se irán desarrollando a lo largo del argumento.
Como en ¨Primavera Tardía¨, el tema a tratar es la necesidad de contraer matrimonio de la joven, que ya cuenta 28 años; será la visita de un anciano tío de la familia la iniciadora de toda esta vorágine de incertidumbre. Pero Noriko, como antes vimos, es una mujer perteneciente al Japón de la modernidad, ese que ha sido ocupado por lo extranjero, donde los carteles en inglés se acumulan en las calles, la coca-cola ha sustituido al té y las chicas tienen como modelos a las exhuberantes actrices de Hollywood. Traidición y modernidad colapsan causando la tristeza, la amargura y la contrariedad de la familia.

Mientras las madres miran a un pasado mejor y se sienten invadidas por la pena de haber perdido a un hijo en la guerra (en la que el mismo director ha tomado parte y ha vivido de cerca), los niños crecen sin la debida atención, volviéndose maleducados, codiciosos, exigentes y rebeldes, y la sociedad femenina se divide en dos grandes grupos: el de las solteras y el de las casadas. Ozu, soltero y en convivencia con su madre, critica con afilada mordacidad los inconvenientes del matrimonio (el recelo, la calumnia, el rechazo) y los perjuicios que éste acaba creando para la sociedad en general y la familia en particular, pese a la continua insistencia de sus miembros de mantener las nupcias tradicionales.
Noriko vive atada al conservadurismo cuando sus ideales son liberales; queda poco para que la mujer viva una liberación absoluta en la nación, pero la influencia americana ya ha cambiado su manera de pensar, hablar y vestir, y dicha influencia se considera desviada y degenerada por los fanáticos ultranacionalistas de los primeros tiempos de la era Showa. Las mujeres casadas, con el kimono tradicional, se separan de las solteras (literalmente mostrado en la cena de Noriko con sus tres amigas), quienes ya no pertenecen a su mismo mundo; el matrimonio se acepta con resignación pero en absoluto está relacionado con la felicidad.

Tras una primera hora de duda, se desata la tristeza y la atmósfera se acidula en el seno de los Mamiya, cuyo punto de inflexión será una barra de pan a la que Ozu, en un alarde técnico sorprendente dentro de su estilo, se acerca por medio de un suave travelling (a todas luces representando una lágrima por la ruptura inevitable entre una generación y otra, que es lo que simboliza ese pan partido por la mitad). Este movimiento fluido de cámara vuelve a introducirse entre las habituales tomas estáticas del cineasta mientras las conversaciones se desarrollan con auténtica naturalidad y se presta la más inmensa atención a los más mínimos detalles.
Una mirada a través de un ventanal, un gesto, una lágrima inesperada, todo ello formando parte del marco de sutiles emociones expresadas con gran intensidad por Ozu, quien vuelve a contar con la presencia de un Chishu Ryu aquí muy irritante, los correctos Ichiro Sugai y Hiroshi Nihonyanagi y esas maravillosas Haruko Sugimura, Chieko Higashiyama, Kuniko Miyake y Chikage Awashima. Y por encima de todos ellos una Setsuko Hara encantadora y de preciosa sonrisa que vuelve a ejemplificar a la fémina del Japón de la posguerra; la diferencia esencial con la Noriko Somiya de ¨Primavera Tardía¨ es que aquí su personaje tiene la oportunidad de elegir por su propia voluntad.

Sin abandonar los patrones del estilo ¨narusiano¨ al que se aferraría desde finales de los 40, Ozu factura sirviéndose de su habitual sensibilidad y pulso tras la cámara (con la que ejecuta más movimientos que nunca durante ésta, su segunda etapa), otro elegante, denso y trágico (el matrimonio como sinónimo de quiebra familiar) melodrama costumbrista dentro de la convulsa sociedad japonesa del momento.
La próxima vez que veamos a Noriko será en la magistral ¨Cuentos de Tokyo¨.



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  • 19 Jul 2017

6


Clásico japonés que a mí personalmente no me encantó pese a que no sea mala. Está bien pero dura 2 horas y parece que dura 4, le falta contenido dramático, es demasiado lenta sin que pase mucho con un guión un poco inorgánico. Así y todo se deja ver por el lugar que ocupa en la historia del cine y el director el cuál es uno de los directores japoneses mas famosos de la historia. Sí tiene sus cosas buenas como pueden ser la fotografía, los lugares, muestra la cultura japonesa, linda estética, está bien filmada pero no mucho más. Si hay algo por lo que se mantiene y no termina de aburrir es porque (además de las cosas que dije anteriormente) no paran de hablar entonces estás pendiente siempre de ver que dicen y por las japonesas lindas. En fin, aceptable, y si sos estudiante de cine o amante del cine recomendable por el simple hecho de lo que es en la historia del cine.



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