En ella se cuenta la historia de cómo el ratero de negra suerte Basilio, hurta la gargantilla de Margarita, prima segunda de la reina de Inglaterra, y confúndela con baratija, de forma que siendo increpado por par de corchetes, viéndose en gran aprieto, lánzalo a maletero de bus lleno de pasajeros cuales no están en sus cabales. Más tarde acude al loquero en el que están aquellos y sugiérele al director dejarle entrar para pasar unos días y así apoderarse de la reliquia, mas aquel deniega su paso por lo que discurre treta de adentrarse en la casa de Dios y amenazar al cura con pincho moruno porque los corchetes lo atrapen y así suplíqueles a entrarle en el loquero. Lo que se cumple. Una vez allá, al primer momento de estar allá, sométenle a tratamiento severo que lo deja más allá que acá. Luego de eso entabla relación con un tal Rufino postrado en silla de ruedas al que encapríchasele la idea de que Basilio forme parte de la particular torapia que consiste en conectar con la bestia que llevan dentro. Por otro lado, aparece Amanda, moza que encontró en el maletero del bus con la gargantilla encajada e intenta apoderarse de esta, mas es interceptada por Rufino, que a cambio de que tome parte en la torapia va dándole piedra de la misma, mas en un descuido, el director al que llaman Fantomas, intercepta el resto involuntariamente. Entre unos y otros contratiempos Basilio insiste a Paca, encargada del loquero, que le dispense el alta, mas para que eso suceda, ha de aceptar el pase final al que acuden los grandes cargos del estado y cierta parte de la gleba. Una vez allá, ya encajado el traje de luces, el resto de perlas aparecen incrustadas allá mismo y al término de la delirante lidia, vase con la mente descolocada. Fin.
Parecía iba a ser deshecho, mas la comedia es de cierto agrado, pues la realización del propio Karra Elejalde que encarna a Rufino, entraña hilo coherente que en derechura discurre, escenas de gracia y un final grotesco en que aparece Rufino mordiendo palco que hízome reír a mandíbula batiente. A todo esto, cabe destacar la escena en la que “mono” aparece en la tirolina simulando ser lo que su mote.
Parnaso
6
El resumen...
En ella se cuenta la historia de cómo el ratero de negra suerte Basilio, hurta la gargantilla de Margarita, prima segunda de la reina de Inglaterra, y confúndela con baratija, de forma que siendo increpado por par de corchetes, viéndose en gran aprieto, lánzalo a maletero de bus lleno de pasajeros cuales no están en sus cabales. Más tarde acude al loquero en el que están aquellos y sugiérele al director dejarle entrar para pasar unos días y así apoderarse de la reliquia, mas aquel deniega su paso por lo que discurre treta de adentrarse en la casa de Dios y amenazar al cura con pincho moruno porque los corchetes lo atrapen y así suplíqueles a entrarle en el loquero. Lo que se cumple. Una vez allá, al primer momento de estar allá, sométenle a tratamiento severo que lo deja más allá que acá. Luego de eso entabla relación con un tal Rufino postrado en silla de ruedas al que encapríchasele la idea de que Basilio forme parte de la particular torapia que consiste en conectar con la bestia que llevan dentro. Por otro lado, aparece Amanda, moza que encontró en el maletero del bus con la gargantilla encajada e intenta apoderarse de esta, mas es interceptada por Rufino, que a cambio de que tome parte en la torapia va dándole piedra de la misma, mas en un descuido, el director al que llaman Fantomas, intercepta el resto involuntariamente. Entre unos y otros contratiempos Basilio insiste a Paca, encargada del loquero, que le dispense el alta, mas para que eso suceda, ha de aceptar el pase final al que acuden los grandes cargos del estado y cierta parte de la gleba. Una vez allá, ya encajado el traje de luces, el resto de perlas aparecen incrustadas allá mismo y al término de la delirante lidia, vase con la mente descolocada. Fin.
Parecía iba a ser deshecho, mas la comedia es de cierto agrado, pues la realización del propio Karra Elejalde que encarna a Rufino, entraña hilo coherente que en derechura discurre, escenas de gracia y un final grotesco en que aparece Rufino mordiendo palco que hízome reír a mandíbula batiente. A todo esto, cabe destacar la escena en la que “mono” aparece en la tirolina simulando ser lo que su mote.
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