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Historia sencilla sobre una enemistad fraternal que se extiende en el tiempo ocultándose la razón hasta que la bomba estalla. Las interpretaciones principales son convincentes y no siendo tanto así la de Inma Cuesta, cuyo encanto, que no era un mucho ha ido evaporándose con el tiempo, hasta tal punto que ya no la tengo en cuenta, es actriz venida a menos. El desarrollo discurre ágil y sin perdición, conteniendo momentos aún divertidos, como aquel en el bingo.

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