Invitado a trabajar a Francia, el danés Karl Theodor Dreyer armó la gorda con esta pieza.
Maria Falconetti, que hasta entonces era una conocida actriz cómica de teatro, es la estrella única de esta película. Sus expresiones son el culmen del sufrimiento humano y la resignación a ser un chivo expiatorio. La réplica se la da otro famoso actor de teatro cómico en aquí un papel dramático: Eugène Silvain como un baboso obispo Cauchon. También destaca la presencia del poeta, guionista y actor surrealista Antonin Artaud.
El guion está formado por una auténtica selección de líneas del sumario del juicio a Juana de Arco, el cual de conserva en la Biblioteca Nacional de París, adaptadas para darle un aire más cinematográfico.
A nivel técnico, lo mejor es la fotografía y el montaje: el uso de primeros planos y la trepidante sucesión de imágenes tiene un enorme efecto dramático. La claridad de los planos, con los actores sin maquillaje, mostrando todos los defectos de sus físicos, se adelantó unos cuantos años a su tiempo. Los decorados de aire expresionista son también bastante destacables.
Un drama histórico con impresionantes actuaciones y una curiosa puesta en escena, muchos la consideran la última obra maestra de la época del mudo.
bigladiesman
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Invitado a trabajar a Francia, el danés Karl Theodor Dreyer armó la gorda con esta pieza.
Maria Falconetti, que hasta entonces era una conocida actriz cómica de teatro, es la estrella única de esta película. Sus expresiones son el culmen del sufrimiento humano y la resignación a ser un chivo expiatorio. La réplica se la da otro famoso actor de teatro cómico en aquí un papel dramático: Eugène Silvain como un baboso obispo Cauchon. También destaca la presencia del poeta, guionista y actor surrealista Antonin Artaud.
El guion está formado por una auténtica selección de líneas del sumario del juicio a Juana de Arco, el cual de conserva en la Biblioteca Nacional de París, adaptadas para darle un aire más cinematográfico.
A nivel técnico, lo mejor es la fotografía y el montaje: el uso de primeros planos y la trepidante sucesión de imágenes tiene un enorme efecto dramático. La claridad de los planos, con los actores sin maquillaje, mostrando todos los defectos de sus físicos, se adelantó unos cuantos años a su tiempo. Los decorados de aire expresionista son también bastante destacables.
Un drama histórico con impresionantes actuaciones y una curiosa puesta en escena, muchos la consideran la última obra maestra de la época del mudo.
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