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A esta película sólo se la podría describir de: IMPRESIONANTE.
Por muy forzado que esté ya el guión, pues sacar más es complicado. Para ello nuevamente llega otro boxeador para demostrar que Rocky Balboa no es tan bueno como lo pintan.
Pero en una exibición, su nuevo amigo y compañero de entrenamiento, Apollo, acaba destrozado por la cantidad de golpes de su rival.
Rocky buscará vengarse para demostrar su valor y convencimiento, de que no se acobarda ante nadie.

Como ocurrió con la anterior secuela. Aqui el dramátismo queda en un segundo plano, se centra más en la acción.
Los combates, bueno, el combate, al igual que en la anterior es más típico del cine de acción y no tan realista, cruel y duro como el de las dos primeras partes.
Pero sólo por ver a Dolph Lundgren enfrentandose a Stallone en el creo, combate más largo de toda la saga, el resto de metraje deja de existir.
Una vez la ves, sólo esperas el momento del final.

Nuevamente una música popera y comercial de la época, para destacar en sus épicos entrenamientos.
Aunque el momento de recuerdo tras la muerte de Apollo, mientras Rocky conduce por la ciudad, es memorable.
Pero más memorable es la parte final, que peca en algunos momentos de patriótica y algunas escenas son un poco ¨estupidas¨, como el diálogo final, tratando de unir en lazos de amistad a la Unión Soviética con Estados Unidos. En fin... por lo menos Stallone no es como el resto de actores de acción, en el que Rusos y/o comunistas, enemigos mortales. (Ejem: Chuck Norris, Arnold Schwarzenegger ... ).

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