Sin ser rematadamente desternillante, a fe que es conteniente de varias escenas realmente destacables, véase: la escena final en la cual Clouseau extrae un diente al enemigo Dreyfus enteramente, quien tras sufrir una crisis nerviosa que deriva a una megalomanía que lo conduce al querer destruir el mundo, estando ambos drogados, y otros cuantos gags que agilizan el desarrollo que sin ellos perdería lo entretenido que no es mucho y cunde lo suficiente. Tanto es así que esta secuela es la más destaca de las que llevo viendo.
Parnaso
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Sin ser rematadamente desternillante, a fe que es conteniente de varias escenas realmente destacables, véase: la escena final en la cual Clouseau extrae un diente al enemigo Dreyfus enteramente, quien tras sufrir una crisis nerviosa que deriva a una megalomanía que lo conduce al querer destruir el mundo, estando ambos drogados, y otros cuantos gags que agilizan el desarrollo que sin ellos perdería lo entretenido que no es mucho y cunde lo suficiente. Tanto es así que esta secuela es la más destaca de las que llevo viendo.
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