No es para despreciarla, mas no es tan entretenida ni divertida como su antecesora. La historia es esta, el koala Buster Moon anhela conseguir su sueño de realizar un musical y ponerlo en escena en el “Redshore” junto a sus colegas, por lo que ínstala a la cazatalentos Suki que hágale una audición, mas ante la negativa recibida, Buster Moon urde un plan para colarse en las audiciones en las cuales todos son tan bisoños que son eliminados. En eso Moon entabla conversación con el jefe Crystal que dícele si tiene trato con Cllay Calloway, que es cantante retirado que ha perdido su voz y a enviudado, a lo que asiente embelecando, por lo que ínstale a traerlo. En eso pónense a ensayar al tiempo que pónese a buscarlo la señorita Crawnley -el personaje a destacar- que pierde el ojo seco por ser tuerta siempre que se accidenta. Encaminándose hacia la retirada morada de Clay, descarrílase de tal forma que el ojo le sale volando y tróncase manzana por error. En entrando allá sufre cierto temor, que el lugar está alejado del mundanal ruido y es algo siniestro. En eso Big Daddy sale del recinto y dase de bruces con una gata a la que convierte en coach de baile al tiempo que Crystal hácese eco del embeleco de Moon e ínstale a que traiga a Clay para la semana que viene. Luego Crystal intenta lanzar al vacío a Moon, mas este escabúllese para poner en escena el musical de extranjis al cual acude veloz la masa que hácese eco del regreso de Clay, lo que evidencia que los clásicos son imperecederos y son el señuelo por antonomasia para imantar a la gentualla. El recinto llénase hasta la bandera, y Clay, pese a estar atemorizado por salir al tablado luego de mucho, sale triunfando, lo que hace inmensamente feliz a Crystal, de hecho, tanto es así, que regula el musical de forma seria y profesional.
Como dije líneas arriba, esta es más desaborida que su antecesora. El tiempo que dura la parte final del musical eternízase por culpa de toda la música monótona y repelente cantada con estridencia. ¡Pesia tal! ¡Estállanme los malditos tímpanos y altérame en gran cantidad la bilis!
Parnaso
6
No es para despreciarla, mas no es tan entretenida ni divertida como su antecesora. La historia es esta, el koala Buster Moon anhela conseguir su sueño de realizar un musical y ponerlo en escena en el “Redshore” junto a sus colegas, por lo que ínstala a la cazatalentos Suki que hágale una audición, mas ante la negativa recibida, Buster Moon urde un plan para colarse en las audiciones en las cuales todos son tan bisoños que son eliminados. En eso Moon entabla conversación con el jefe Crystal que dícele si tiene trato con Cllay Calloway, que es cantante retirado que ha perdido su voz y a enviudado, a lo que asiente embelecando, por lo que ínstale a traerlo. En eso pónense a ensayar al tiempo que pónese a buscarlo la señorita Crawnley -el personaje a destacar- que pierde el ojo seco por ser tuerta siempre que se accidenta. Encaminándose hacia la retirada morada de Clay, descarrílase de tal forma que el ojo le sale volando y tróncase manzana por error. En entrando allá sufre cierto temor, que el lugar está alejado del mundanal ruido y es algo siniestro. En eso Big Daddy sale del recinto y dase de bruces con una gata a la que convierte en coach de baile al tiempo que Crystal hácese eco del embeleco de Moon e ínstale a que traiga a Clay para la semana que viene. Luego Crystal intenta lanzar al vacío a Moon, mas este escabúllese para poner en escena el musical de extranjis al cual acude veloz la masa que hácese eco del regreso de Clay, lo que evidencia que los clásicos son imperecederos y son el señuelo por antonomasia para imantar a la gentualla. El recinto llénase hasta la bandera, y Clay, pese a estar atemorizado por salir al tablado luego de mucho, sale triunfando, lo que hace inmensamente feliz a Crystal, de hecho, tanto es así, que regula el musical de forma seria y profesional.
Como dije líneas arriba, esta es más desaborida que su antecesora. El tiempo que dura la parte final del musical eternízase por culpa de toda la música monótona y repelente cantada con estridencia. ¡Pesia tal! ¡Estállanme los malditos tímpanos y altérame en gran cantidad la bilis!
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