Ficha 007: El Hombre de la Pistola de Oro

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Críticas de 007: El Hombre de la Pistola de Oro (1)


bigladiesman

  • 15 Sep 2022

8


No muy popular entre los fans de Bond, aunque se ha ido reivindicando ligeramente con los años, es una de mis favoritas de la saga. Y no sé por qué. Quizá por ser también fan del cine de artes marciales se deba al aire de peli de Hong Kong que se gasta,a las trepidentes escenas de acción, al maravilloso villano, sus secuaces o su guarida o al aire despreocupado e incluso descuidado de todo el conjunto.

Roger Moore hace su peor actuación como James Bond y hay que remarcar que NO es su culpa: James Bond en esta película es tan cabrón como lo era el de Sean Connery en las dos primeras películas, e incluso hay fans que dicen que el malo es él porque hace acciones tan o más discutibles que las de Scaramanga. Claro está, con Connery eso funcionaba a la perfección, pero al osete de peluche que era Moore se lo ve francamente incómodo torturando y abofeteando a mujeres o provocando al malo sin sentido. No es su película, pero al menos está bien y seguro en los ratos en que le dejan ser ¨su¨ Bond afable, gracioso y sabihondo.
Britt Ekland y Soon-Tek Oh interpretan a los aliados más inútiles que ha tenido que soportar el pobre 007. Ekland era una actriz aseadita e hizo lo que le pedía el guion, por eso Mary Goodnight resulta tan competente en eso de ser incompetente y pavitonta. Una de las peores chicas Bond, pero creo que también se debe exculpar a Ekland. Oh, por su parte, lo lamento pero creo que no está nada inspirado y hace que su teniente Hip sea más incompetente de lo que parece.
En lo que respecta a los malos, en cambio, tenemos pura brillantez: Francisco Scaramanga fue el primer reverso tenebroso de Bond, mucho antes que Alec Trevelyan, Silva o el actual Blofeld. Christopher Lee, primo de Ian Fleming que estuvo en la criba para varios papeles de la saga incluído el de Bond, hace, y no creo exagerar, una de las mejores interpretaciones de su ilustre carrera. Scaramanga es siniestro pero encantador, caballeroso pero tramposo, elegante pero degenerado… Y cuenta con esa presencia física e ímpetu que solo Lee tenía. La película la lleva él a hombros, así de claro.
Maud Adams brilló en su primer papel como chica Bond. Su Andrea Anders es una mujer desesperada, una puta de lujo prisionera de un monstruo que hace lo que puede por salir de ese mundo de lujo pero de muerte. Se la ve cómoda en el único papel sin humor forzado de la película. Y Hervé Villechaize es la risa como Nick Nack: un enano sánguinario con la cara de Felipe González y acento francés que sabe jugar muy bien a dos bandas y es tan sarcástico como su jefe Scaramanga.
Clifton James vuelve como el facha del Sheriff Pepper, esta vez de vacaciones. Qué queréis que os diga, para mí es un placer culpable ver ese loco reaccionario armando bulla por Bangkok y esta vez intentando “ayudar” a Bond en lugar de perseguirlo. James jamás ha sido un mal actor, para mí.

El punto débil de la peli es el guion. Tom Mankiewicz, que creo que jamás supo encontrarle el punto a Bond, y en lugar de hacer bueno al reparto y al equipo, son éstos lo que lo hacen bueno a él, lo empezó y acabó, y un retornado Richard Maibaum trabajó en él entre medias. Poca cohesión, chistes malísimos, giros de guion cogidos por los pelos… Es Guy Hamilton y su excelencia en las pelis de acción el que enmienda la plana, creando un producto que no teniendo el buen respaldo de sus antecesoras, se alza como la que resulta para mí la peli más divertida de la saga hasta la fecha (pronto sería superada por “La espía que me amó”).

Aunque es una película de altísimo presupuesto, gracias a la ambientación se gasta un cierto aire – creo que deliberado – a serie B, pero es solo cosmético. Aquí hay momentos de puro espectáculo, no solo en las escenas de acción (ese coche dando sin trucos un tirabuzón completo en el aire aún quita el hipo), sino en como la fotografía de Ted Moore y Oswald Morris realza la belleza de los paisajes tailandeses hacia el final. Los decorados corren a cargo de un hombre con experiencia en la saga como asistente pero no como decorador principal: Peter Murton, que crea en la guarida de Scaramanga un decorado memorable para el clímax y en el semihundido Queen Elizabeth una sede estupenda para el MI6. Dos sets algo surrealistas pero que en una peli como esta incluso encajan. La música del retornado John Barry cumple el expediente, pero el compositor se cargó la mejor escena de la película queriendo ser graciosillo y poniendo un chiste sonoro donde no tocaba,

Con todos sus abundantes defectos, sigue siendo una película divertidísima y excitante que mata penas por un buen rato. El equipo, Guy Hamilton y el trío maloso no solo salvan la película, sino que la hacen muy buena, lo que es extremadamente meritorio con ese guion de chichinabo. No pudo tener el director anglofrancés una despedida mejor de la saga que lo consagró como uno de los mejores directores del cine de acción desde los 60 a los 80.



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