Ficha Un Tranvía Llamado Deseo

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Críticas de Un Tranvía Llamado Deseo (1)


bigladiesman

  • 19 Jul 2014

10


El exitazo teatral de Tenessee Williams llevado al cine por un atrevido Elia Kazan pre-traición y que ya había dirigido la obra en Broadway protagonizado por la gran Vivian Leigh,en un papel aún más chiflado que el de Scarlett O¨Hara, y el actor que representó la obra en Broadway a las órdenes de Kazan, un muchachote llamado Marlon Brando que, desde luego, hizo carrera a partir de esta peli, nunto a un gran elenco de secudarios.

A la británica Vivian Leigh siempre se la recordará como la radiante y cabeza chota Scarlett, pero aquí supera su actuación en ¨Lo que el viento se llevó¨ deconstruyendo - mejor dicho, pulverizando y cagándose sobre lo que queda de él - el mito de la ¨Southern Belle¨ que popularizó 12 años antes. El papel de Blanche DuBois parece hecho a su medida - de hecho, al igual que Brando en Broadway, lo había estado haciendo en la versión de la obra en el West End londinense - ya que en algunos aspectos la vida privada de Leigh discurría paralela a la de Blanche. Blanche y Vivian eran bipolares, alcohólicas y tenían problemas familiares (tormentoso matromonio con Sir Laurence Olivier). Leigh pone toda la carne en el asador e interpreta con la teatralidad y la pasión adecuadas, además de aportar la belleza algo apagada de la desdichada (bueno, según como se mire) protagonista, lo cual le reportó un segundo Oscar. Su adversario, al igual que ella tanto víctima como verdugo es su cuñado Stanley Kowalski, un indivíduo listo y medio psicópata. Marlon Brando marcó al varón los años 50 en una sola peli: la estética descuidada, marcando músculo, su chulería y carácter también bipolar, con su ora pasota ora amenazadora voz y gestualidad... Brando no era un icono porque sí: estamos ante un chaval que aspiraba a ser el mejor actor de la Historia del Cine, el tío se lo creía y en esta peli ya muestra su poderío interpretativo: lenguaraz, prepotente, machote y rudo. De la fama en Broadway al estrellato en Hollywood en cuestión de pocos meses gracias a talento puro, camisetas sudadas y marcos de puerta. Perdió el Oscar, pero es inolvidable. Se dice que su actuación fue la tarjeta de visita del Actor¨s Studio en el mundo del cine. Esta pareja protagonista está tan chiflada y son tan despreciables cada uno a su manera que dan más miedo que muchísimas pelis de terror o de cine negro.

Los dos secundarios principales habían trabajado en la versión de Broadway de la obra junto a Brando: Kim Hunter (a la que vimos en la aburrida ¨La séprima víctima¨ y a la que recordamos con cariño por ¨El planeta de los simios¨) funciona perfectamente como la sufrida hermana y esposa Stella obligada a aguantar a su monstruoso marido y a su pobre hermana a medio camino de manicomio, haciendo que nos preguntemos si ella no perderá también la razón. Era una mujer muy bella y al igual que Leigh aporta la necesaria teatralidad que hace que no olvidemos que estamos ante la adaptación de una obra escénica. El gran secundario Karl Malden interpreta al amiguete cursilón, apocado y buenote de Stanley, Harold ¨Mitch¨ Mitchell, que intenta alejarse de los problemas pero se enamora de Blanche. Bastante memorable su actuación, sobretodo hacia el final. Malden encontró la fama y la fortuna con este personaje. Hunter y Malden se llevaron sendos Oscars por sus respectivos trabajos.

Es una película tensa, puramente de intérpretes, que son magistralmente dirigidos por Kazan bajo un guion adaptado por el mismo Tennesee Williams con la colaboración del menos conocido Oscar Saul. Suavizando algunas partes de la obra de teatro y haciendo alguna modificación al final, logran una adaptación fiel, con un argumento que desnuda progresivamente a los personajes, que van más allá de la dicotomía héroe-villano.

Los decorados son muy parcos y se limitan a mostrar con mayor realismo los escenarios en que discurre la obra. Buena ambientación en una falsa Nueva Orleans que mereció el cuarto Oscar para este trabajo.

La banda sonora de Alex North es considerada la primera que abrazó el jazz como auténtico recurso dramático más que como música de acompañamiento.

Una adaptación lo más fiel posible y además espléndida de una de las grandes obras teatrales de S.XX, que encima sirvió de plataforma de lanzamiento para Marlon Brando, que irónicamente fue el único intérprete de la peli que se quedó sin Oscar. Casi nada.



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